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La era Trump

Los gestos de Trump y Pelosi ahondan la polarización de la política de EE.UU.

  • Ambos líderes han protagonizado, con sus gestos, el discurso del Estado de la Unión
  • Según los analistas, los fallos de recuento en el caucus de Iowa podrían pasar factura a los demócratas

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Estado de la 'desunión' entre demócratas y republicanos

El presidente de EE.UU., Donald Trump, evitó esta madrugada saludar a la presidenta del Congreso, la demócrata Nancy Pelosi, que se quedó sin respuesta a su mano tendida. Ochenta minutos después, Pelosi le devolvía el gesto rompiendo lo que parecía ser una copia del texto del presidente. Dos actitudes, desplegadas en el discurso del Estado de la Unión, que reflejan según los analistas consultados por RTVE.es la polarización de los líderes políticos de Estados Unidos, país que este año celebra elecciones presidenciales y en las que Trump se juega la reelección.

Mientras tanto, y tras 21 horas de desconcierto, los demócratas daban a conocer también esta madrugada los resultados, aún provisionales, de los caucus de Iowa, su pistoletazo de salida para elegir al candidato demócrata a las elecciones. Una carta de presentación, señalan los analistas, que ha comenzado con mal pie y que ha conseguido lo peor que podía ocurrir: que en vez de sobre los candidatos se hable sobre conspiraciones o errores.

Trump y su discurso del Estado de la Unión más electoralista

Donald Trump ha evitado aludir directamente sobre el impeachment que este miércoles llegará a su desenlace. En cambio ha optado por destacar los logros de su mandato. Así ha hablado sobre sus acuerdos comerciales con China, México y Canadá. Igualmente ha sacado pecho sobre la lucha contra la inmigración o el terrorismo yihadista. "Se trata del discurso del Estado de la Unión más político y electoral. El menos institucional", señala Gustavo Palomares, experto en política de Estados Unidos y decano de la facultad de ciencias Políticas de la UNED.

Una afirmación en la que viene a coincidir José Fernández Albertos, del instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC. Para Fernández Albertos Trump ahora no se presenta como en 2016 como un candidato rupturista. Ahora, dice, es un "candidato republicano más y el partido republicano no tiene ningún problema con su discurso extremista en algunos aspectos. Los republicanos han comprado los argumentos de Trump", señala el politólogo.

"La apuesta de Trump es hablar mucho de economía, apelar a los votantes blancos, sin educación superior, y a temas culturales que excitan a las bases republicanas. Ganó las elecciones en 2016 con esa estrategia y desde la Casa Blanca ejecutar esa estrategia es más fácil. Ha sido un discurso de republicano bastante ortodoxo. En cuanto a la forma en que lo ha dado", señala el editor de Politikon Roger Senserrich, que añade: "ha sido un discurso funcional. Lo ha dado con cierta desgana. Las zonas de retórica y de épica han estado repletas de clichés de la historia de Estados Unidos, pero dicho sin demasiado convicción y hablando lentísimo. Largos en duración, pero cortos en palabras", apunta Senserrich.

Pelosi y su gesto en la era de las redes sociales

Todos los analistas consultados por RTVE.es coinciden en señalar que ningún gesto fue improvisado o movido por la visceralidad. Aseguran que la imagen de la presidenta demócrata del Congreso de EE.UU., rompiendo lo que parece ser el discurso de Trump al término de su intervención, es un gesto dirigido a sus bases. "Pelosi lo ha hecho a propósito. No es un error. Sabía lo que hacía y sabía la respuesta que iba a generar", señala el editor de Politikon Roger Senserrich. "Lo que va a conseguir es que en vez de hablarse de la lista de logros de Trump, se hable de este hecho, de la falta de decoros, de la anécdota. Que se hable sobre la anécdota y no de los temas de fondo", apunta.

Nancy Pelosi rompe el discurso de Trump nada más acabarlo

Tampoco sorprende esta imagen a Pedro Rodríguez, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas. Rodríguez considera que este gesto, al igual que el de Trump negándole previamente el saludo a Pelosi, "no es espontáneo. Refleja, dice, la transformación hacia lo soez y la pérdida de los buenos modales" en la política estadounidense.

Estas imágenes, señala Gustavo Palomares, son una muestra más de la "polarización de ambos partidos. Son fruto del enconamiento de ambos políticos. Muy probablemente, concluye, vamos a vivir unas elecciones en las que el enfrentamiento personal va a primar sobre los discursos. Las de este año van a ser las elecciones de mayor polarización en Estados Unidos".

Caucus de Iowa o el fallido pistoletazo de salida de los demócratas

En 2008 un casi desconocido Barack Obama consiguió ganar en el caucus de Iowa. Tras esa victoria pronunció un recordado discurso, en horario de máxima audiencia, que supuso un punto de inflexión en su campaña. Tras ello consiguió aglutinar en su figura el voto demócrata que terminaría reportándole, meses después, la presidencia de Estados Unidos.

La importancia, por tanto, de esos caucus, es enorme en términos de imagen para el partido demócrata. Sirve para promocionar y dar impulso al candidato ganador de esas primarias en la carrera de las presidenciales de su partido. Pero lo vivido en esta ocasión, según los analistas, ha terminado teniendo el efecto contrario. Los resultados se anunciaron con casi 21 horas de retraso tras las "incongruencias" producidas en el recuento por un "error de código" en una aplicación nueva que se implantó en esta edición y el cambio en el método de recuento.

Para Roger Senserrich lo ocurrido en Iowa es un error que los demócratas pueden pagar caro a corto plazo. "Solo se habla de la pifia. En esta ocasión el resultado no ha tenido ningún efecto mediático. Su efecto se ha perdido enseguida ya que solo tres horas después se produjo el discurso de Trump. La pifia de ayer, insiste Senserrich, no es solo un desastre técnico, un ridículo organizativo descomunal. Es, además, algo que puede alterar a largo plazo el equilibrio de estas elecciones. Ha hecho que un resultado como el de Pete Buttigieg haya quedado relegado informativamente. Veremos a ver como prosigue la campaña, pero si yo fuera Buttigieg estaría fuertemente irritado por lo ocurrido", dice.

Por su parte José Fernández Albertos, del instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC, considera que esto puede "suponer un problema para los demócratas. Son ellos los responsables de este proceso y los que van a sufrir las consecuencias de este coste reputacional", señala.

En cambio, el decano de la facultad de ciencias Políticas de la UNED Gustavo Palomares incide en señalar la importancia de estos resultados, aún provisionales. "La primera lectura es que evidentemente la aristocracia demócrata ha perdido una batalla interna que estaba abierta desde la derrota de Hillary Clinton. Los candidatos vencedores (Pete Buttigieg y Bernie Sanders) suponen una reforma y una visión nueva del partido demócrata y la pérdida de la visión que representa el exvicepresidente Joe Biden". Una afirmación en la que coincide plenamente con el profesor de Relaciones Internacionales de la universidad Pontificia Comillas, Pedro Rodríguez. "Biden es antiguo. La forma en desarrollar su inicio de campaña ha dejado mucho que desear. Biden es percibido como alguien con más pasado que futuro, sin capacidad para entusiasmar. Ha fracasado, concluye, antes de que se empezara a votar"