Enlaces accesibilidad

Sánchez se reúne con Torra con pocas expectativas y bajo la mirada atenta de ERC

  • Los presidentes del Gobierno y la Generalitat comparecerán ante los medios tras su encuentro
  • Para el Gobierno será una primera toma de contacto y Torra espera que Sánchez acepte hablar de autodeterminación

Por
Sánchez se reúne con Torra con pocas expectativas

Por primera vez en más de un año de desencuentros, Pedro Sánchez y Quim Torra se verán las caras en una reunión que se producirá bajo la atenta mirada de todo el espectro político, especialmente la de ERC. El presidente del Gobierno acude a la reunión con el presidente autonómico con bajas expectativas de que haya grandes avances en aras de resolver “conflicto político” en Cataluña, pero el encuentro entre ambos puede tener otras consecuencias.

La reunión está prevista a las 12:00 en el Palau de la Generalitat. A pesar de que en un primer momento Sánchez y Torra no tenían previsto comparecer tras su encuentro, a última hora de este miércoles y por sorpresa, desde Moncloa y la Generalitat anunciaron que sí hablarían ante los medios después de la reunión.

Torra no cejará en su empeño de hablar sobre autodeterminación y la “represión” del Estado español respecto a Cataluña y no se irá tampoco sin pedir la amnistía de los líderes presos del procés.

El 30 de enero llegó a advertir a Sánchez de que, de su voluntad de diálogo al respecto, dependía que se constituyera o no la mesa entre el Ejecutivo central y la Generalitat. Una mesa entre gobiernos que el PSOE pactó con ERC para la investidura y de la que depende el apoyo de la formación republicana a los Presupuestos y a la continuidad del Gobierno.

Torra exigirá la autodeterminación

Pero para el Gobierno, la autodeterminación supone una línea roja que no está dispuesto a cruzar. Espera que el encuentro sirva como una primera toma de contacto. En sus previsiones, según Moncloa, está hablar de la regeneración institucional, la financiación autonómica, la mejora de la cooperación entre el Ejecutivo y la Generalitat, la política social y el apoyo a los servicios públicos, el impulso a las infraestructuras y el apoyo ante catástrofes naturales como la borrasca Gloria, que afectó gravemente algunas zonas del litoral catalán.

El Gobierno reconoce que será “difícil” que la reunión dé frutos a corto plazo en un clima de incertidumbre sobre el futuro de Cataluña y de su actual ‘president’, que se emborrona entre las distintas decisiones judiciales y el adelanto electoral anunciado para esta comunidad autónoma.

Tras aquella rueda de prensa que dio el 'president' desde el Palau de la Generalitat el 29 de enero para anunciar unas elecciones que podrían llegar dentro de varios meses, el Gobierno decidió provisionalmente posponer la mesa de diálogo hasta que hubiera un nuevo Govern, probablemente sin Torra, con quien Sánchez mantiene una relación espinosa que le ha valido ya las amenazas de la oposición con distintas querellas.

No hay que olvidar que, tras el acuerdo de Pedralbes en diciembre de 2018 -que valió a Sánchez la acusación de “traidor” por parte del líder de la oposición-, la relación se enfrió hasta el punto de que el presidente del Gobierno no descolgaba las llamadas de Torra y se negó a reunirse con él en Barcelona durante una visita a los policías heridos tras las protestas violentas en Cataluña por la sentencia del ‘procés’.

La mesa entre gobiernos sigue sin fecha

Sánchez posponía la mesa pero mantenía su reunión con el presidente catalán, aunque rebajando el peso político a un carácter simbólico. Pero el movimiento le salió mal.

El enfado de ERC fue tal, que el presidente del grupo parlamentario en el Congreso, Sergi Sabriá, lo calificó como un “incumplimiento flagrante” de su acuerdo con el PSOE y una “irresponsabilidad absoluta”. Pidió entonces a Sánchez que pusiera fecha a una mesa “urgente” que debía haberse conformado en los 15 primeros días tras la conformación de su nuevo Ejecutivo y que no se hizo porque Torra pidió reunirse antes con Sánchez.

Moncloa rectificó. Tras una reunión entre Sánchez y el portavoz parlamentario republicano, Gabriel Rufián, el Gobierno accedió a conformar la mesa entre gobiernos antes de las elecciones autonómicas, aunque sin fecha prevista.

Con ello, el Gobierno vuelve a estar entre las cuerdas para avanzar en la resolución del conflicto catalán sin pasar por la autodeterminación, mantener de aliado a ERC y afrontar las amenazas de la oposición, algunas de ellas con llevarle a los tribunales.

PP, Vox y Ciudadanos, a pie de guerra en los tribunales

PP, Ciudadanos y Vox no reconocen a Torra como presidente de la Generalitat y mantienen contra él toda una guerra en los tribunales. El ‘president’ fue condenado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña a un año y medio de inhabilitación y después fue inhabilitado por la Junta Electoral Central tras una denuncia de las tres formaciones.

Torra, pese a haber recurrido estas decisiones ante el Tribunal Supremo, ya ha perdido en el Parlament su acta de diputado con la aprobación de ERC, lo que le ha llevado a anunciar la disolución del Govern y a entrar en una campaña preelectoral con la que pretende disputar el liderazgo del independentismo a los republicanos, que también están entre las cuerdas de dialogar y favorecer la continuidad del Gobierno de Sánchez y no perder votantes respecto a JxCat.

El líder popular, Pablo Casado, ya advirtió en el debate de investidura que llevaría a Sánchez a los tribunales si desiste de cesar a Torra con la aplicación del artículo 155 en Cataluña. Y pese a que no lo ha hecho, este miércoles ha presentado una querella contra el ‘president’ por “usurpación de funciones”. Mientras, Torra se enfrenta también a un nuevo caso abierto por el TSJC acusado de desobediencia por no retirar a tiempo una pancarta y un lazo amarillo de la Generalitat.