Unas normas de calidad del aire más estrictas evitarían más de 6.200 muertes al año
- Un equipo con participación española ha estudiado la mortalidad de más de 400 ciudades en 20 países en tres décadas
- Los resultados revelan que la exposición diaria a la contaminación por ozono causa el 0,2% de las muertes
Más de 6.200 muertes podrían evitarse cada año en todo el mundo si los países aprobasen normas de calidad del aire más estrictas, acordes con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según un macroestudio publicado este martes en la revista The BMJ (British Medical Journal).
La investigación, liderada por el London School of Hygiene and Tropical Medicine (Reino Unido), es una colaboración internacional con científicos de Sudáfrica, China, Australia, Japón, Europa y Estados Unidos, en la que han participado también investigadores del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudio del Agua (IDAEA) de Barcelona, del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología Salud Pública (Ciberesp) y de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
Estudios anteriores ya habían relacionado ozono a nivel del suelo y mortalidad, pero las diferencias en el diseño y la calidad de los estudios hacían difícil sacar conclusiones coherentes de cada región.
Gas altamente reactivo
El ozono a nivel del suelo es un gas altamente reactivo que se encuentra comúnmente en los ambientes urbanos y suburbanos y que se forma cuando los contaminantes reaccionan a la luz del sol. El hecho de respirarlo se asocia a un mayor riesgo de muerte.
Los umbrales actuales de calidad del aire (en microgramos por metro cúbico de aire ambiente, µg/m3) oscilan entre los 100 µg/m3 de la OMS, los 120 de la Unión Europea, los 140 de Estados Unidos y los 160 de China.
El estudio ha demostrado que el 80% de la población mundial en las zonas urbanas está expuesta a niveles de contaminación del aire superiores a los límites aconsejados por la OMS.
“6.262 muertes podrían haberse evitado si se hubiesen aplicado normas de calidad del aire más estrictas“
Los científicos han analizado las muertes y la información ambiental (meteorología y niveles de contaminantes atmosféricos) de 406 ciudades de 20 países de todo el mundo entre 1985 y 2015, incluyendo datos de 48 capitales de provincia de España. Utilizando datos de la red de colaboración internacional MCC (Multi-City Multi-Country Collaborative Research Network), han extraído los niveles medios diarios de ozono, la temperatura y la humedad relativa de cada lugar para estimar el número diario de muertes atribuibles a la contaminación por ozono.
La calidad del aire, relacionada con el 0,2% de las muertes
Tras analizar 45.165.171 muertes en esas 406 ciudades y el nivel promedio de ozono diario, observaron un aumento del 0,18% en el riesgo de muerte por asociación directa (causal). El estudio calcula que 6.262 muertes (el 0,2% de la mortalidad total) en las 406 ciudades podrían haberse evitado potencialmente si los países hubiesen aplicado normas de calidad del aire más estrictas, tal y como aconseja la OMS.
Es más, el impacto del ozono sobre la mortalidad es evidente incluso con concentraciones "por debajo" de los niveles de referencia marcados por la OMS, según advierte el estudio.
Los investigadores han reconocido que este es un estudio de observación y, como tal, tiene sus limitaciones, ya que no todos los países ofrecieron datos homogéneos y zonas como América del Sur, África y el Oriente Medio no están representadas o no han sido evaluadas.
No obstante, los investigadores han advertido de que aunque los resultados no sean exactos, el estudio prueba que la mortalidad relacionada con el ozono "podría reducirse potencialmente con normas de calidad del aire más estrictas" y aplicar medidas para reducir la contaminación por esta sustancia tendría "beneficios adicionales para la salud, incluso en las regiones que cumplen las normas y directrices reglamentarias actuales".
"Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para el diseño de futuras acciones de salud pública. En particular, por ejemplo, en relación con la implementación de estrategias de mitigación para reducir los impactos del cambio climático", ha añadido Aurelio Tobías, investigador del CSIC en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua.