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Ecologistas en Acción reclama "desmontar" los restos del vertedero de Zaldibar para garantizar la salud

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¿Pudo evitarse el derrumbe en el vertedero de Zaldibar?

La asociación Ecologistas en Acción ha instado este miércoles a "desmontar" los restos del vertedero de Zaldibar (Bizkaia), que se derrumbó el pasado 6 de febrero provocando una crisis medioambiental y política, así como la desaparición de dos trabajadores. Consideran que esta intervención es prioritaria para "garantizar la salud de la población y los ecosistemas".

[Derrumbe en Zaldibar: de accidente laboral a crisis medioambiental y política]

Los ecologistas apuntan que el accidente es una muestra de "cómo no deben gestionarse los residuos" en un vertedero. Tenía una capacidad de 2,74 millones de metros cúbicos, para "un vertido de unas 118.000 toneladas anuales", pero lo cierto es que acumulaba "entre tres y cuatro veces" lo autorizado anualmente. De hecho, en solo nueve años desde su puesta en marcha, "ya había ocupado más de la mitad del volumen total del vertedero", concluyen los ecologistas en el comunicado.

Además, entre otros tipos de desperdicios, el vertedero estaba dedicado a residuos de la construcción con amianto, "que son enormemente peligrosos". Por ello, la asociación medioambiental denuncia que no se cumplía con la normativa estatal. Estos restos tienen que depositarse "en una celda especial y estanca, que no contenga otro tipo de residuos que se cubra diariamente y que no produzcan dispersiones de las fibras de amianto", han detallado.

Cuando se produjo el derrumbe, "no se sabía dónde se había depositado el amianto", por lo que se interrumpieron las labores de búsqueda de los dos trabajadores desaparecidos y posteriormente se conoció que el material peligroso "no estaba recluido en una celda especial", sino que estaba mezclado con otro tipo de residuos.

Dos excavadoras buscan a los dos sepultados en el derrumbe

Dos excavadores trabajan este miércoles en diversas zonas del vertedero, en la búsqueda de los cuerpos de los dos trabajadores que quedaron sepultados por el desprendimiento.

Poco antes del derrumbe, varios testigos sitúan a Joaquín Beltrán y Alberto Sololuce en los alrededores de una caseta en la parte alta del vertedero, pero desde allí se pudieron desplazar hasta 30 o 70 metros por los movimientos de tierras registrados, según ha informado este miércoles un técnico del departamento vasco de Seguridad en la comparecencia habitual tras la reunión de la mesa de crisis.

Dos excavadoras buscan a los dos sepultados en el derrumbe

El problema, según ha dicho, radica en que no se puede acceder a la parte alta por la inestabilidad del terreno, por lo que se está trabajando desde los laterales para llegar a la zona de búsqueda y se ha fijado un área "donde es casi seguro" que se encuentre uno de los desaparecidos y, "con grandes posibilidades", el segundo operario.

Aún existe riesgo de un nuevo derrumbe

"Aún existe ese riesgo" de un nuevo derrumbe, ha explicado el viceconsejero de Seguridad, Josu Zubiaga, por lo que la búsqueda se debe desarrollar midiendo en todo momento la evolución del terreno y calibrando el riesgo para los operarios en el terreno y también para las personas que circulan por la autopista y los vecinos de la zona. La comisión técnica detallará mañana las medidas preventivas que se van a adoptar.

Ha puntualizado que a la inestabilidad del terreno se suma la dificultad para entrar en la zona de búsqueda de los desaparecidos, ya que primero hay que retirar residuos y depositarlos en otro lugar. Por ello, se ha comenzado a construir en las proximidades una celda con las máximas garantías de seguridad, que albergará unas 100.000 toneladas de tierras con la consideración de residuos peligrosos por contener placas de fibrocemento con amianto.

Ese material obliga el equipo de rescatadores, bomberos, ertzainas y personal de emergencia que trabajan sobre el terreno, a cumplir los requisitos en materia de seguridad y salud, por lo que deben emplear buzos desechables y máscaras. No obstante, el Gobierno vasco ha tratado de tranquilizar al aclarar que "solo un 0,16 % de los residuos" correspondían al material que contenía amianto.

Ecologistas: "No se debía haber concedido" la autorización para construir

Zaldibar es el principal vertedero de residuos industriales del País Vasco y está situado en la ladera de una montaña con pendientes de 45 grados, lo que Ecologistas en Acción califica como "una auténtica locura", ya que para sujetar los residuos fue necesario construir un dique de 230 metros de longitud y 100 metros de altura. Por ello, la asociación ambiental cree que la autorización para esta construcción, otorgada en 2007, "no se debía haber concedido por la autoridad ambiental".

14 horas - Los vecinos de Zaldibar siguen preocupados por el aire que respiran - Escuchar ahora

Los ecologistas advierten de que el desastre ambiental en la zona pone en riesgo la salud de las poblaciones próximas -Ermua, Zaldíbar y Eibar- así como la de sus ecosistemas, por lo que exigen medidas inmediatas aun provisionales como cubrir toda la superficie con una lámina impermeable para evitar la entrada del agua de lluvia y la generación de lixiviados.

También reclaman controles ambientales "severos" de la calidad del aire, de las aguas superficiales y de las subterráneas, así como su vaciado y la planificación de una restauración ambiental de la vaguada y del entorno.

Los costes de todas estas operaciones, en su opinión, deberían ser sufragados por la empresa titular del vertedero, Verter Recycling 2000, o bien ser ejecutados subsidiariamente por el ejecutivo autonómico, pero giradas al titular de la instalación.

El portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, ha acudido esta mañana a la localidad vizcaína y ha realizado un recorrido por las proximidades del vertedero para observar cómo se están efectuando las labores de búsqueda de los desaparecidos y de estabilización de la ladera.

Así se desarrolló la operación de rescate tras el accidente

Un técnico de la unidad de rescate de la Ertzaintza ha resumido las actuaciones realizadas desde el 6 de febrero cuando ocurrió el derrumbe hacia las 16:20 horas y llegó a sepultar la autopista A-8, una de las principales vías de comunicación de Euskadi, por lo que además de acudir a intentar rescatar a siete personas que inicialmente se comunicaron como desaparecidas, había que barajar la posibilidad de que la tierra sobre la carretera hubiera atrapado a más personas.

Superados esos primeros momentos "de información confusa y que llegaba con cuentagotas", los helicópteros y los drones buscaron a los dos operarios por si hubieran quedado "semisepultados en toda esa lengua de tierra". Se recurrió también a "tecnología vanguardista y de tomografía" para analizar la estabilidad del terreno.

"Todos los trabajos de búsqueda dependían de que los ertzainas pudieran colocar sensores en la ladera" para medir su movimiento, en una operación muy difícil ya que se movían en "un escenario dantesco", ha explicado.