La CDU tolerará un gobierno de izquierdas en Turingia para aislar a la ultraderecha pero no cierra la crisis interna
- Los conservadores llegan a un acuerdo para facilitar que el líder de La Izquierda presida temporalmente el 'Land' oriental
- El pacto, que ha levantado críticas internas, se produce en medio de la conmoción por el ataque ultraderechista de Hanau
La Unión Cristianodemócrata (CDU) de Turingia ha alcanzado este sábado un pacto para permitir un gobierno de izquierdas en minoría en el 'Land' oriental, manteniendo así el cordón sanitario a la ultraderecha pero generando críticas internas en plena crisis política de los conservadores alemanes.
El acuerdo, además, se ha logrado en medio de la conmoción que vive el país tras el ataque ultraderechista del pasado miércoles, el mayor en suelo alemán en 40 años, en el que murieron diez personas tras el tiroteo perpetrado por un racista declarado en dos locales de Hanau, en el centro de Alemania.
Los conservadores se han comprometido ante La Izquierda, el Partido Socialdemócrata (PSD) y Los Verdes a facilitar la elección en Turingia de un representante de la primera formación -la más votada de las tres- como jefe de Ejecutivo de este 'Land' de la antigua Alemania comunista hasta la celebración de nuevas elecciones en abril de 2021. El procedimiento por el cual se llevará a cabo este "pacto de estabilidad" aún no se ha explicado.
La nueva votación se celebrará el próximo 4 de marzo y La Izquierda ya ha avanzado que presentará a Bodo Ramelow, el mismo candidato de la últimavez y anterior presidente del estado federado.
Críticas internas
Se trata de un hecho histórico, ya que la CDU había establecido desde 1989, tras la caída del Muro de Berlín, no cooperar ni con La Izquierda ni con el ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD), pero la necesidad de desbloquear Turingia ha motivado esta decisión, recibida con críticas internas dentro de la formación conservadora.
Así, voces relevantes del partido, como el presidente del Bundestag, Wolfgang Schäuble, o el ministro de Sanidad, Jens Spahn, han mostrado su rechazo al acuerdo, que de forma no explícita debe contar con el respaldo de Merkel. "Estamos atravesando una crisis de confianza", ha asegurado Spahn, estrella en ascenso dentro de la CDU y uno de los favoritos para reemplazar a la todavía canciller.
Fue la propia Merkel quien denunció con mayor contundencia entre los conservadores la ruptura del cordón sanitario al hablar de un movimiento "imperdonable" y exigió dar marcha atrás.
El cordón sanitario a la AfD se había mantenido sin fisuras desde su despegue en las encuestas en 2015, pero saltó por los aires el 5 de febrero. Ese día, en la tercera votación en el Parlamento regional de Turingia para elegir jefe del Ejecutivo, el liberal Thomas Kemmerich obtuvo el apoyo de los conservadores y, por sorpresa, también el de los ultraderechistas -pese a que tenían su propio candidato- superando en votos a Ramelow.
Aunque Kemmerich finalmente se vio forzado a dimitir, el terremoto político provocó la renuncia de la nueva líder de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer, quien se manifestó "estrictamente en contra" de cualquier tido de colaboración de su formación con AfD y La Izquierda.
Pero el freno de los demócratacristianos alemanes a ambos partidos se hace cada vez más complicado de mantener, habida cuenta de la creciente fragmentación del panorama político, lo que complica la formación de mayorías en todos los niveles. Además, los dirigentes de La Izquierda consideran que se está "difamando" a su partido al situarles al mismo nivel que la AfD, sobre todo tras los ataques racistas de Hanau.