Elisabeth Moss: "Series y películas ya tienen mujeres protagonistas, pero detrás de la cámara no hay tantas oportunidades"
- RTVE.es entrevista a la actriz, que estrena El hombre invisible
Pocos iconos audiovisuales del siglo XXI como Elisabeth Moss. Aunque –como ella se encarga en recordar- llegó a la industria como actriz infantil a comienzo de los 90, la actriz californiana (Los Ángeles, 1982) ha puesto rostro a algunos de los personajes más complejos de su tiempo, especialmente en televisión.
Símbolo feminista, sus ojos azules han reflejado más el sometimiento que la emancipación. Nadie ha sufrido más el patriarcado que June, la protagonista de El cuento de la criada. Ahora, en la misma línea pero en un tono más convencional, se estrena El hombre invisible, revisión tan libre de la idea de H.G. Wells que solo toma la idea de la invisibilidad para centrarse en una mujer acosada por su expareja.
“No me levanto por las mañanas y me digo: soy un icono”, dice entre risas en una entrevista para RTVE.es. “Pero sí me siento orgullosa y afortunada de interpretar protagonistas. Centrar El hombre invisible en una mujer es muy inteligente, agresivo y único. Se han dado cuenta de que las películas con mujeres dan dinero, ya sea El cuento de la criada o Wonder Woman”.
El hombre invisible es un giro de 180 grados en la estrategia de Universal de desempolvar sus viejos monstruos de los años 30. En 2017 estrenaron La momia con la intención de situar a Tom Cruise como un aventurero-saqueador de antigüedades. El plan incluía a Johnny Depp como El hombre invisible, en una actualización del clásico de H.G. Wells sobre los peligros y límites de la ciencia.
Pero el fracaso en taquilla de La momia sepultó el proyecto (que también incluía una versión de Frankenstein con Javier Bardem). El hombre invisible es ahora casi una excusa para una película sobre el acoso y el abuso. A los mandos, dos referentes del terror: el director Leigh Whannell, creador de la saga Saw, y el productor Jason Blum (Paranormal activity, La purga, La purgaDéjame salir).
“No hay magia, no hay supervillano ni superpoderes. Es un hombre real, una mujer real y una relación real. Y eso hace que dé más miedo”, sostiene la intérprete, que tiene ya una mochila de documentación sobre el acoso.
“He interpretado ya a personas que han sufrido acosos en los últimos cuatro años, también a una detective que investigaba casos así (en Top of the lake)”, resume. “Así que me sentía documentada, pero lo más importante para mí era que el guion dibujase los diferentes tipos de abusos: el mental, el emocional, el físico. Todos son tóxicos y dañinos. Y eso era lo distinto del guion: atacar la idea de la manipulación y el abuso psicológico”.
Dada la invisibilidad de su acosador, nadie cree a su personaje, dibujando una metáfora obvia sobre el vacío a los testimonios de las víctimas. “Tanto para mujeres, hombres y generaciones más jóvenes es importante que se les escuche y no se les silencie. Lo que provoca el miedo a hablar es pensar que no nos van a escuchar no creer, así que es clave crear ese espacio para las personas”.
Pero la nueva complejidad de los personajes femeninos todavía no esté acompañada de más mujeres en la industria. “Mad Men empezó a cambiar la televisión con buenos papeles para las mujeres. Ahora es normal que series y películas graviten sobre una o varias mujeres, pero detrás de las cámara no hay tantas oportunidades. Ni en dirección, ni en fotografía, montaje y una larga lista. Hay mucho por hacer”, lamenta.