El coronavirus deja a las farmacias sin mascarillas, geles desinfectantes y guantes
La demanda de mascarillas ha crecido un 20.000 % con respecto a la misma fecha de 2019
Los fabricantes no dan abasto: "Cada 5 minutos tenemos que decir que no a un cliente"
La semana pasada era casi más difícil comprar una mascarilla en una farmacia que conseguir una entrada para ver el Real Madrid – Barcelona. Es la sensación que trasladan los distribuidores y los fabricantes de este tipo de productos de protección que coinciden en que, aunque muchas farmacias colgaron el cartel de “No hay mascarillas” hace un mes, la semana pasada supuso un punto de inflexión por el crecimiento de los casos en España y en Italia y la decisión de la OMS de elevar el riesgo de expansión del virus.
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En la última semana de febrero las farmacias hicieron 130.000 pedidos de mascarillas al día, según la Federación de Distribuidores Farmacéuticos. “Si tenemos como referencia la misma semana de 2019 se ha producido un incremento del 20.000 %”, asegura Juan Nieto, director de comunicación de FEDIFAR. "El crecimiento de los pedidos es tan grande que es imposible abastecer el mercado. "Solo podemos atender un 10 % de las demandas que nos llegan", explica Nieto.
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Los problemas de suministro también los sufren productos como los geles desinfectantes o los guantes, pero en niveles mucho más bajos. "En estos casos hay muchas más posibilidades de suministrar al mercado porque son productos que se fabrican de forma más habitual en España”, subrayan desde FEDIFAR.
Los distribuidores no se pronuncian sobre si el Gobierno tendría que adoptar medidas para garantizar el suministro como ha hecho Francia, donde el Ejecutivo de Macron ha requisado la producción de mascarillas y solo las administrará con receta médica, pero sí piden a los ciudadanos que actúen con responsabilidad y sigan los consejos de las autoridades sanitarias que recuerdan que la mejor medida de prevención es lavarse las manos con agua y jabón. “Es muy importante usar de manera racional los productos de protección personal disponibles para que puedan usarlos las personas que realmente los necesitan”, concluye Juan Nieto.
Los fabricantes están sobrepasados
El coronavirus ha obligado a cambiar las rutinas de trabajo en Sibol, una empresa vizcaína especializada en productos de protección que vende a países de todo el mundo. “Hace unas semanas, cuando empezaron a parar las fábricas en China, el flujo de pedido comenzó a crecer”, explica su gerente, Iñaki Munoyerro. “Nos reunimos de urgencia para hacer un plan de contingencia y decidimos poner tres turnos de producción para poder fabricar las 24 horas del día”. Pese a eso, siguen sin poder atender todos los pedidos que les llegan. “Tenemos que decir que no a todos los clientes que no son habituales porque no damos abasto. Cada cinco minutos suena el teléfono o recibimos un mail con un nuevo pedido”, asegura Munoyerro.
Los fabricantes de este tipo de productos son la cara de una situación que, sin embargo, está poniendo en apuros a otros sectores económicos como el textil. Los beneficios de Sibol se están disparando, pero Munoyerro es consciente del arma de doble filo que tienen entre manos. “Recibir pedidos siempre es bueno, pero sabemos que esto no va a durar siempre. Somos una pyme y estamos asumiendo ciertos riesgos, estamos contratando más personal y no podemos descuidar nuestras otras líneas de producción”.
En Sibol aseguran que no van aprovechar la coyuntura para subir precios. “Nuestra política habitual es no vender por encima del PVP, y más en este caso en que lo que está en juego es la salud de las personas”, subraya su gerente. Sin embargo, no es lo habitual. La prueba es que en Internet se venden geles desinfectantes un 600 % más caros de lo normal.