'Llamarada', la importancia de la herencia familiar
- Partiendo de su abuelo, Jorge González indaga en el pasado, presente y futuro de su familia
- Un cómic en el que vuelve a destacar el virtuosismo plástico del autor
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El argentino Jorge González (Buenos Aires, 1970) es uno de los ilustradores y autores de cómic más originales de la actualidad, con obras tan destacables como Dear Patagonia o ¡Maldito Allende!, en las que combina interesantes historias ancladas en la realidad (que siempre nos hacen pensar), con un virtuosismo artístico pocas veces visto en el mundo del cómic. En su último trabajo, Llamarada (ECC Comics) cuenta la historia de su familia.
Una historia que comienza con su abuelo, que fue un famoso jugador de fútbol argentino, y concluye con su hijo recién nacido. “La historia –nos comenta Jorge- son preguntas que le hago a mi abuelo, a mi padre, a mis hijos y a mí. Son preguntas a los hombres de mi vida ¿Qué es ser padre y qué es ser hijo?”
El dibujante confiesa que está obsesionado con el legado: “Me parece que siempre estamos dando y recibiendo, esa es la inercia humana y me hago preguntas sobre esta situación de la que no podemos ponernos a un costado ¿Qué doy? ¿qué me dan? ¿qué hago con lo tengo?”.
Su abuelo fue un famoso jugador de fútbol argentino
El fútbol también es uno de los ejes de esta historia familiar porque comienza con su abuelo, que fue un famoso jugador de fútbol argentino, José María González, al que apodaban “Llamarada”, por su pelo pelirrojo.
“Mi abuelo fue muy amoroso conmigo –confiesa Jorge-. Fue muy compañero durante mi infancia y adolescencia. Entre muchas cosas me dejó la idea del amateurismo en la vida, de que él jugaba por amor al juego del fútbol y por la camiseta de su barrio, no por dinero. No entendía la sociedad entre hacer algo desde el corazón y el capitalismo”.
“Lo recuerdo como un muy buen tipo. Se movía entre el fútbol, los amigos y el trabajo. Según mi padre, a su pesar, fueron sus prioridades. Jugó en el Racing Club de Avellaneda muchos años, también en ligas internacionales representando a Argentina. Jugaba de Nº 2 y en esa época no se movían de la defensa. Los recortes del periódico hablaban de tu tenacidad y elegancia en el quite de la pelota”.
Por cierto que el fútbol y los cómics nunca han tenido rdeasiada relación pero este es un caso excepcional por su valor documental, narrativo y plástico.
“Tuve que entrar sin piedad a mi historia personal”
El dibujante confiesa que hablar de uno mismo y su familia: “Es complicado, porque tuve que entrar sin piedad a mi propia historia personal. De todas maneras me pareció hermoso el proceso, fueron unos siete años de trabajo bestial. Lo disfruté mucho, lo lloré y el viaje pasado-presente sucedió infinidad de veces, intenté ponerme en cada zapato y de alguna manera revivir mi vida”.
“Pero sabía desde un comienzo –añade- que tenía que desapegarme de la historia, intentar contarla como si no fuera mía, verla desde una zona más ficcional. Ese fue el verdadero trabajo y sobre todo dejar muchos huecos en blanco para que el lector pudiese entrar”.
Casi podemos decir que ha sido un cómic familiar porque todos han colaborado en su elaboración: “Mi padre colaboró contándome sus vivencias y también aportando material gráfico –asegura Jorge-. También en el comienzo, Hernán González, mi amigo y personaje en el libro. Con él nos reuníamos una vez por semana a pensar las diferentes historias”.
Además, recordar la historia familiar suele despertar muchos recuerdos, lo que no siempre es fácil: “Mi padre vive en Argentina y tardó varios días en decirme que lo había tocado y emocionado mucho –confiesa Jorge-. Mi hijo mayor Mateo, otro personaje clave, lo leerá en estos días, espero le guste y Leo, el pequeño, dentro de unos años lo abrirá por primera vez y verá que el último capítulo habla sobre él”.
“Indagar sobre la propia familia requiere mucha valentía creo yo, no es fácil, hay límites que se vuelven insoportables y otros no tanto. Imagino que a todo el mundo le pasará” –concluye el autor-.
Una gran documentación
La historia comienza en 1903, en Avellaneda, y concluye en Barcelona, en la actualidad. Más de cien años que han exigido a Jorge una gran documentación: “Te voy a decir lo primero que me venga en mente porque la documentación es muy amplia y diversa: material gráfico (recortes, fotos, etc.) que me dio mi padre, recortes de periódicos que tenía reunidos en un cuaderno que él armó”.
“Leí muchos libros de historia futbolística y ficciones sobre este deporte –añade-. El de jugadores como Roberto Perfumo y Omar Corbata. Otros más teóricos, sobre sociología del fútbol argentino y el de Dante Panzeri Dinámica de lo impensando. Muchas películas argentinas de la época como Riachuelo, Dock Sud, etc…”
“Es tan importante lo que se cuenta como la forma de contarlo”
Jorge confiesa que, para él: “Es tan importante lo que se cuenta como la forma de contarlo. En mi caso creo que las dos cosas van de la mano”.
Por eso su arte cambia tanto a medida que avanza la historia, de forma que cada una de sus páginas es un descubrimiento artístico: “El pasado lo interpreto como algo más quieto y cristalizado. Me gusta su atmósfera, lo vivo de otra manera, como si quisiese habitar ese tiempo. El presente lo siento más urgente, más veloz y me pide otra plasticidad”.
En cuanto a las conclusiones que ha sacado del futuro al estudiar el pasado, Jorge confiesa que: “Me surgen más preguntas y sigo sin entender mucho, lo cual me parece bien”.
Por último Jorge nos avanza sus proyectos: “Estoy acabando Cauchemar Nº2 para Dargaud con guion de Thierry Smolderen y luego del verano comenzaré Antonias para Dupuis. Es un libro que haré junto a mi pareja, Katia Klein, y contará la historia de las mujeres de su vida. Un libro que pienso se complementará muy bien con Llamarada".