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Coronavirus

El dilema de millones de personas en Colombia: "Si no te mata el coronavirus, te mata el hambre"

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Una niña quita una trapo rojo de su ventana, símbolo con el que se identifican las familias que necesitan comida durante la cuarentena en Soacha (Colombia)
Una niña quita una trapo rojo de su ventana, símbolo con el que se identifican las familias que necesitan comida durante la cuarentena en Soacha (Colombia)

Con apenas treinta años María sostiene a su bebé en brazos mientras sus otras dos niñas pequeñas le tiran del vestido para llamar su atención. Quieren que abra el paquete con comida que le acaba de entregar la Fundación El banquete del Bronx. Esta familia monomarental venezolana lleva ocho meses malviviendo en un bajo en la ciudad de Bogotá, donde por dos euros al día María comparte una cama con sus tres hijas.

Sin embargo, en este espacio de unos diez metros de largo por cuatro de ancho no viven solas, sino que conviven con otros treinta migrantes venezolanos en una situación prácticamente de hacinamiento. Ninguno tiene trabajo estable, antes de la crisis sanitaria del coronavirus vivían de pedir en la calle y de la venta ambulante, pero con el aislamiento no pueden salir a buscarse la vida. “A veces se me hace muy difícil porque no podemos salir a la calle y nos acostamos sin comer. Yo un día que salgo gano lo de la cama y para comer, no me ayudan así casi. Pero ahora no gano nada” confiesa María resignada a aceptar la nueva situación.

Mientras María nos cuenta su situación nos tenemos que apartar a un lado, Moisés, compañero de habitáculo, nos pide permiso para acceder a su litera. Con gorra, el pecho al descubierto, pantalón de pijama y sin perder la sonrisa nos dice que lleva poco tiempo en Colombia. "Si nos dejamos atrapar por la crisis no comemos nada, entonces tenemos que salir y buscar la manera de ganar algo. Yo desde que he venido es lo que hago, porque no he podido conseguir un empleo estable", señala Moisés.

Los migrantes venezolanos en Bogotá

Unos tres millones de personas en Bogotá, la ciudad tiene más de siete millones de habitantes, podrían estar viviendo con dificultades la crisis sanitaria. A los migrantes venezolanos hay que sumar también la situación de los vendedores ambulantes y los indígenas desplazados que se trasladaron a la capital. La cifra de personas vulnerables nos la da Orlando Beltrán, director de la Fundación el banquete del Bronx. Orlando sale unos tres días a la semana de su propio aislamiento para llevar mascarillas y comida a los más necesitados “Ellos necesitan ayuda humanitaria urgente, porque nadie se está haciendo cargo de ellos y tienen niños que tienen los mismos derechos que otros niños en el mundo. Estos tres millones de personas vulnerables no van a respetar la cuarentena. Ellos van a salir, no por el coronavirus sino por el 'coronahambre' como ellos lo llaman. Porque o los va a matar el hambre o los va a matar el coronavirus”, argumenta Orlando.

El impago de alquileres en tiempos de crisis sanitaria ha llevado a que muchos propietarios que alquilan camas a migrantes estén desalojando a los venezolanos. Iovani lleva un año coordinando el espacio de uno de estos camarotes “El dueño del local está presionando para que se le pague el alquiler y nadie está pagando porque apenas podemos salir a la calle. Vivimos con la incertidumbre de saber qué va a pasar y si acabará echándonos a la calle”, dice.

Regreso a su país

La situación es insostenible para muchos venezolanos que viendo que nadie les ayuda han decidido coger la mochila y emprender camino de regreso a su país. Tienen que andar 600 kilómetros para llegar a Táchira, la frontera venezolana más accesible. Embarazada de seis meses Carla nos cuenta que quiere regresar pero en su estado no puede hacer el trayecto caminando. "Estoy aquí sola y embarazada. Vengo de Ecuador con ganas de regresar a Venezuela. Pero tal y como está la situación no tengo los pasajes, no tengo dinero suficiente para poder volver. Aquí la situación está muy difícil por la enfermedad y por todo. Yo estoy cansada de pasar trabajos, en Venezuela tengo mi casa, mis cosas y no quiero seguir más así", se lamenta Carla.

El Gobierno de Colombia ha puesto a disposición de algunos migrantes varios autobuses para llevarlos a la frontera del país vecino. Según migración han salido de la ciudad unas seiscientas personas, pero otros muchos no han podido hacerlo porque no se han enterado de este servicio. Mientras, desde el otro lado de la frontera, el ejecutivo de Nicolás Maduro calcula que 1.600 personas ya han llegado a Venezuela procedentes de Perú, Ecuador y Colombia.