La ciudad de Wuhan, epicentro de la epidemia, recupera la libertad tras el fin de la cuarentena
Wuhan, la ciudad china epicentro de la pandemia de coronavirus, comienza poco a poco a recuperar la libertad tras casi once semanas sellada.
Miles de personas han salido este miércoles de la ciudad tras el levantamiento de las medidas de cuarentena que la han mantenido prácticamente desierta con el objetivo de controlar el brote de COVID-19.
Los ciudadadanos ya han comenzado a abandonar la ciudad. El ferrocarril ha sido uno de los medios de transporte más usados para marcharse de la urbe, aunque no el único: más de un millar de vehículos han comenzado a dejar atrás Wuhan por carretera tras levantarse la mayoría de los controles de tráfico impuestos desde enero.
Desde el 23 de enero se habían restringido todas las salidas desde esta urbe, capital de la provincia centro-oriental de Hubei, que durante muchas semanas fue el epicentro de la enfermedad no solo en China sino a nivel mundial.
Ahora que las autoridades han afirmado tener bajo control el brote, se han reanudado los servicios ferroviarios en las tres estaciones de Wuhan, desde donde han partido los primeros trenes, algunos con destino a ciudades como Jingzhou, en la misma Hubei, y otros con destino a grandes urbes como Cantón o Shanghái.
Según el diario oficial Global Times, más de 55.000 pasajeros han adquirido ya billetes para viajar en ferrocarril, de los que el 40 % tienen destino en la zona del delta del Río de las Perlas (sureste), donde miles de fábricas emplean a trabajadores migrantes del resto de China.
"Muy contenta, muy contenta. Me voy a casa", ha comentado a Efe una pasajera apresurada por emprender su viaje.
Los aviones comienzan a despegar
El transporte aéreo, aunque lejos de la actividad normal, también se ha retomado y el aeropuerto de la ciudad registra bastante ajetreo. Muchos de los viajeros visten monos blancos de protección, incluso los niños, en un ambiente de alegría contenida tras 76 días de estancia obligatoria en Wuhan.
Allí, un hombre que se identifica como Zhang espera a su vuelo para su ciudad natal, Qingdao, en el este del país: "Tengo ganas de volver. La epidemia me sorprendió estando en Wuhan, no he podido regresar desde entonces", ha explicado.
Por su lado, una mujer enfundada de pies a la cabeza en un traje blanco de protección dice que se siente aliviada al ver el movimiento que hay en la terminal.
"Voy a Tianjin (en el noreste) primero. No las tenía todas conmigo sobre este viaje, pero de momento todo va bien", ha contado la mujer, que espera llegar pronto a Pekín, la ciudad en la que trabaja.
Códigos identificativos
Sin embargo, los vuelos no podrán realizarse directos a la capital china y como medida de prevención de posibles contagios la ocupación de los aparatos podrá rondar solo el 50 por ciento. Sólo podrán optar a adquirir uno de estos billetes quienes acrediten su buen estado de salud mediante códigos QR generados a través de aplicaciones móviles, quienes, no obstante, deberán seguir pasando por controles de temperatura y de identidad, han explicado a los medios los empleados del aeropuerto.
Los sistemas desarrollados por las autoridades chinas establecen tres categorías -verde, amarilla y roja- para esos códigos; un código verde supuestamente garantiza que la persona no está infectada y que no ha estado en contacto cercano con casos confirmados o sospechosos de estar contagiados.
Wuhan, el kilómetro cero del coronavirus recupera poco a poco la libertad tras once semanas sellada.