De la peste negra al coronavirus: los dos cierres insólitos en la historia del Santo Sepulcro
- Los custodios del Santo Sepulcro de Jerusalén, cerrado por el confinamiento, abren sus puertas a las cámaras de RTVE
- Solo otra pandemia, la peste negra, en 1348, mantuvo la Basílica clausurada
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Impacta que lo único que se escucha es el gorjear de los pájaros; el maullido de un gato hambriento o unos pasos a lo lejos. Esta Semana Santa es inusual, extraordinaria, rara, muy rara, en la Ciudad Vieja de Jerusalén. El coronavirus ha impuesto el confinamiento de sus 40.000 habitantes y ha terminado con el bullicio habitual de miles de peregrinos y turistas.
Con iglesias cerradas, al igual que mezquitas y sinagogas, los creyentes rezan de puertas a dentro. “Es una Semana Santa en tono menor, distinta ante la tragedia por la pandemia”, asegura a RTVE fray Francesco Patton, el custodio de Tierra Santa.
Él y algunos monjes franciscanos son los únicos que han recorrido la Vía Dolorosa, ahora desierta, por las tortuosas calles de la ciudad milenaria. Nada que ver con un Viernes Santo normal, cuando al amanecer, una multitudinaria procesión suele recrear el vía crucis de Jesús hasta su destino, la crucifixión, sepultura y resurrección en el Gólgota o Calvario, donde hoy está la basílica del Santo Sepulcro.
Rezos para combatir el sufrimiento por coronavirus
A las puertas del lugar más sagrado para el cristianismo quedamos con Adeed Judeh, miembro de una de las tres familias musulmanas que custodian la llave de la iglesia desde hace casi mil años. Nos explica que “es la llave original que ha ido pasando de generación en generación. Estos días solo abrimos la basílica para que un reducido grupo de curas y monjas recen dentro”.
Le preguntamos si este cierre del Santo Sepulcro tiene algún precedente. Y lo hay, solo uno. Fue en 1348 y por culpa de otra pandemia, la llamada peste negra o bubónica que se propagó por Europa, Asia y África matando a millones de personas. “Entonces el Santo Sepulcro estuvo cerrado durante varios meses. Veremos qué pasa ahora. Rezamos para que termine cuanto antes”, añade Adeed Judeh.
En este caso, rezos musulmanes a las puertas de un templo cristiano como el Santo Sepulcro. Rezos para aliviar el inmenso sufrimiento provocado por el coronavirus en todo el mundo y que se repiten entre los judíos, que estos días celebran también su Pascua, el Pésaj. Porque las disputas religiosas entre musulmanes, judíos y cristianos han quedado en un segundo plano debido a la pandemia. “La salud –sentencia Adeed- es lo primero”.