Ramadán bajo confinamiento
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Cuando se vea la luna nueva en el firmamento, en muchos países posiblemente este jueves, comenzará el mes de Ramadán, noveno mes del calendario lunar y el viernes al amanecer se iniciará el ayuno, uno de los cinco pilares del Islam.
Millones de musulmanes de todo el mundo se abstendrán, desde la salida del Sol, de tomar ningún alimento ni beber o fumar ni mantener relaciones sexuales hasta la puesta del Sol. Un mes dedicado además a cultivar el espíritu, meditar, ser paciente, leer el Corán y orar. Pero el confinamiento debido al coronavirus y este año el Ramadán va a ser muy diferente.
La ruptura del ayuno con el Iftar, la primera comida del día, es toda una celebración y participar de ella en comunidad una de sus normas que, ahora habrá que cambiar, como otras basadas en la generosidad y la empatía propias del mes de Ramadán tales como llevar alimentos a los más necesitados, compartir comidas en las mezquitas o visitar a aquellos que están solos o enfermos.
Otras formas de cumplir los preceptos
Normas que este año serán sustituidas por otra forma de cumplir con esos preceptos manteniendo la distancia física como por ejemplo, rezar en las casas, solo o con la familia, encargar alimentos a tiendas que dispongan de servicio a domicilio para hacérselo llegar a quien lo necesite o hacer llegar los alimentos a asociaciones que se ocupen de eso, comunicarse a través de las pantallas de ordenador o teléfonos móviles con familiares y amigos que estén esos días solos. La oración del Tarawih, que se realiza sólo en Ramadán, y que se lleva a cabo después del Iftar en grupo, se hará también individualmente en casa.
Ingenio y voluntad sustituyen muchas de las normas y costumbres de este mes tan especial y único para los musulmanes en el que este año se rezará especialmente por las víctimas del Covid 19 y sus familiares. También los cambios se notarán en las calles de muchos países musulmanes, acostumbradas a engalanarse y celebrar espectáculos de música, recitación del Corán, conversaciones interminables, noches de Ramadán que aliviaban la tensión de muchas horas de ayuno y que son tan esperadas durante todo el año por niños y mayores. Tampoco los puestos y tiendas donde abundan todo tipo de dulces típicos de Ramadán que debido al confinamiento permanecen cerrados.
A pesar de las dificultades por el confinamiento, las autoridades religiosas y la mayoría de los fieles han decidido que no había impedimento para celebrar este año el ayuno y que como siempre están exentos de hacerlo aquellos que estén enfermos, gente que esté de viaje, embarazadas, niños.
Una fiesta del Aid muy diferente
Aunque nunca la comunidad musulmana se vio afectada en tantos países por medidas de confinamiento durante el mes de Ramadán, si ha tenido experiencias en el pasado en lugares concretos debido a epidemias como la peste. El profeta Mahoma ya recomendaba como enfrentarse a una pandemia hace 1.300 años “Las personas con enfermedades contagiosas deben mantenerse alejadas de las personas sanas”, “la limpieza es parte de la fe”. También dejó claro el sentido común para prevenir el mal y mantener el bien común frente a los fanatismos con este ejemplo.
Un día el profeta vio como un beduino dejaba su camello sin atar y le preguntó ¿por qué no atas tu camello? “Confié en Dios” respondió. Entonces el profeta le dijo: “Ata primero a tu camello y luego confía en Dios”.
El Ramadán finalizará cuando salga la nueva luna, probablemente el 23 de mayo, la fiesta del Aid o final de Ramadán también será muy diferente porque aunque se alivie el confinamiento todavía habrá que mantener las distancias. “Ramadán Mubarak” o “ Ramadán Karim” (“Ramadán bendito” o “Ramadán generoso”) es el saludo común entre los musulmanes durante este periodo. Los abrazos con la familia o los apretones de mano habrá que dejarlos para después.