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Coronavirus | País Vasco

Los perros guía no entienden de distancia de seguridad

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La donostiarra Begoña Manterola paseando con su perra Jewua
La donostiarra Begoña Manterola paseando con su perra Jewua

Linik, Niro, Roche o Siona también se están teniendo que adaptar a la situación actual que vivimos. Son solo cuatro de los 36 perros guía que la Fundación ONCE tiene en el País Vasco; hay tres en Alaba, 16 en Bizkaia y 17 en Gipuzkoa.

Aprovechando el Día Internacional del Perro Guía, que se celebra cada 29 de abril, desde la fundación han querido lanzar un mensaje a la sociedad: que ayude a las personas ciegas y a sus inseparables amigos en este interminable período de confinamiento.

Begoña Manterola es una donostiarra a quien su perra Jewua le lleva acompañando desde hace siete años y medio. Su labrador cumplirá nueve años a finales del mes de mayo. Como le ha sucedido a otras tantas personas ciegas, Begoña ha perdido sensibilidad y reflejos al tener que llevar, también, mascarilla y guantes cada vez que sale a la calle a pasear a su perro guía. O cada vez que tiene que ir a la panadería o a la farmacia.

Yo con la distancia ando peleada

Por eso, Begoña ha querido poner voz a esa petición de SOS de la ONCE. Ni ella ni su perro tienen capacidad para conocer la distancia de seguridad recomendada por las autoridades para evitar posibles contagios. “Yo con la distancia ando peleada”, nos cuenta. Por eso, dice, “necesito voces”. Voces de la gente. Solo voces, nada de tacto. Voces que les indiquen las zonas correctas para poder cumplir con la normativa vigente. Porque Begoña lo que siente, muchas veces, es que la gente pasa muy cerca de ella y de Jewua y eso, asegura “me inquieta; ese tema es el que más me estresa”.

Esta donostiarra activa, sonriente, actriz a ratos, ha tenido que dejar de hacer la compra en el supermercado. Hasta marzo, era una dependienta quien le acompañaba pasillo por pasillo, del brazo; quien le ayudaba a elegir lo que Begoña quería o lo que necesitaba. Desde la orden de confinamiento, es una amiga quien acude al súper en su lugar.

El encierro se les está haciendo largo. Porque las dos, señala Begoña, son muy callejeras. Quizás sea a Jewua a quien más le está costando salir menos de casa, pasear menos… “Cuando salimos para que haga sus necesidades, y pasamos por el portal de vuelta a casa”, relata Begoña, “Jewua pasa de largo, no quiere volver a entrar en el portal”. Pero admite con resignación que es lo que toca ahora y esperar a que todo pase cuanto antes.

Nosotros también podríamos contagiar

Juan Carlos Andueza es el delegado de la ONCE en Euskadi y se pronuncia en el mismo sentido. “Nosotros también podríamos contagiar”, señala. Sin referencias, con sus problemas de agudeza visual, es imposible saber si alguien está demasiado cerca. “Pedimos que la gente nos marque dónde tenemos que esperar o si nos tenemos que separar de alguien”, añade Andueza.

“La sociedad siempre nos ayuda”, asegura el delegado de la ONCE, “con sus donaciones y la compra de nuestros servicios, pero ahora necesitamos que nos indiquen y nos asesoren en las distintas situaciones diarias”. Porque la colaboración ciudadana es, ahora, más necesaria que nunca.

Y mientras, ajenos al encierro, al confinamiento y a las limitaciones que todos debemos de cumplir y respetar, están los cachorros de la escuela de perros guía de la ONCE de Boadilla del Monte.

La escuela de perros guía de la ONCE

Allí están siendo instruidos, porque un día serán como Jewua, Linik, Niro, Roche o Siona, y ayudarán a que las personas ciegas se sientan más seguras y libres. Allí, siguen trabajando con su rutina diaria, para que los perros no noten el confinamiento, y con la esperanza de que esta situación, acabe lo antes posible.