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Coronavirus

El teletrabajo, la mejor solución también en la desescalada pero con límites: "Hay cierta autoesclavitud"

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14 horas - El teletrabajo, única solución posible en la desescalada

Es previsible que las personas que durante esta crisis están teletrabajando lo sigan haciendo como mínimo hasta finales de junio, durante las cuatro fases de desescalada. Así lo recomendó el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuando presentó el plan. Antes de la pandemia, trabajar a distancia era cosa solo del 7% de los empleados, pero ahora lo hace la mayoría de los que conservan su empleo. Y algunos echan más horas de las que les corresponde.

La socióloga Alicia Aradilla, en una entrevista en RNE, explica que "hemos aterrizado como hemos podido" en esta situación anómala y que con el teletrabajo estamos en un proceso de "ensayo - error". La experta nos ayuda a entender el teletrabajo, una experiencia insólita para la gran mayoría de los empleados y trabajadores por cuenta ajena. Estamos explorando un terreno hasta ahora desconocido y, en consecuencia, cometiendo errores que considera normales pero no inevitables. Por ejemplo, hacer muchas más horas de las que corresponden por horario personal o no hacer los descansos necesarios.

¿Una ganga para las empresas?

Esto es lo que piensan los sindicatos que, aprovechando el Día Internacional de Trabajo, han denunciado que el teletrabajo está siendo un chollo para las empresas al proporcionar, entre otras cosas, una dedicación de tiempo extra por parte de los trabajadores que no tiene compensación. Por este motivo, piden que se establezcan nuevas reglas que garanticen el derecho a la desconexión de los trabajadores.

La urgencia sanitaria impuesta por el coronavirus obligó a las empresas a improvisar unas condiciones de mínimos para mantener la operatividad. Esto ha dado lugar a la situación en la que se encuentra la mayoría: una especie de "trabaja como puedas", en un espacio que no ha sido concebido expresamente para el trabajo sino pensado para la vida familiar y la intimidad y con límites horarios borrosos.

Ansiedad, problemas de gestión y horas extras no retribuidas... Aradilla habla de "cierta autoesclavitud" para referirse a cuando el trabajador desde casa cae en la cuenta de que ha estado delante del ordenador muchas más horas de las que establece su jornada laboral.

Marta, enóloga y trabajadora autónoma atiende telemáticamente a sus clientes

Marta, enóloga y trabajadora autónoma atiende telemáticamente a sus clientes EFE/ Enric Fontcuberta

No es lo mismo teletrabajo que trabajar desde casa

Por estos motivos, según Aradilla, autora del libro Teletrabajar pero bien, se debe diferenciar entre teletrabajo y trabajar desde casa. Trabajar desde casa equivale a, no sólo trabajar en un espacio inadecuado, sino también a costes que asume el trabajador y benefician a la empresa como el alquiler, la electricidad, la luz, e incluso el agua o la conexión wifi, cuya calidad no es equiparable a la de una empresa, explica.

Mejorar estas condiciones es requisito para convertir el trabajo desde casa en teletrabajo. Esto supondrá para las empresas, según la socióloga, recortar gastos por una parte pero, por otra, aumentarlos. Lo que no puede admitirse es que el teletrabajo sea sinónimo de "precariedad" o de costes más bajos a expensas del trabajador.

¿Ha venido el teletrabajo para quedarse?

El teletrabajo ha pasado de ser una tendencia a ser una realidad. En tiempos de normalidad, se creía que podría implementarse en unos plazos más largos pero el coronavirus ha acelerado estos plazos y lo ha convertido en un aquí y ahora.

Después de los momentos críticos, llega la atenuación del confinamiento, la llamada "desescalada". Con sus imperfecciones, el teletrabajo se ve aquí como la mejor, si no la única, alternativa para conciliar la vida laboral con la familiar con niños sin colegios y ancianos que no pueden ser atendidos por familiares que no viven con ellos.