Bancos de Alimentos: ante la necesidad, solidaridad
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El día 13 de marzo, la junta directiva del Banco de Alimentos de Guipúzcoa decidió cerrar sus instalaciones. Sin fecha para volver a abrir la persiana. Han pasado ya 55 días. Eso sí, casi dos meses en los que no han dejado de atender a quien, en este ya tan largo período, ha necesitado ayuda para comer.
Cada vez han sido más las personas que han pedido ayuda. El Banco de Alimentos de Guipúzcoa tiene más de doscientos voluntarios, la mayoría, mayores de 65 años; así que han sido los voluntarios más jóvenes los que han estado en los almacenes, atendiendo y preparando los pedidos. Todos los demás, sin dejar de colaborar, sin descanso, desde sus hogares.
En todo este tiempo han trabajado sobre pedido, después de haber solicitado a las asociaciones con las que trabajan que detectaran los casos más extremos, los de extrema necesidad. Y todas, según nos confirma el vicepresidente Carlos Martínez, se han visto obligadas a incrementar sus pedidos.
El Banco de Alimentos ha realizado un primer estudio de la situación de crisis que vivimos y estima que el porcentaje de beneficiarios a los que va atender durante lo que resta de año se va a incrementar en un 30%. En 2019, atendieron a cerca de 18.000 personas. Ahora, asegura Carlos Martínez, pueden pasar la barrera de las 25.000.
“Supondría superar el pico más alto de atención al que llegó el Banco de Alimentos de Guipúzcoa en 2014”, añade. “Que el 3% de la población guipuzcoana tenga que depender del Banco de Alimentos dice mucho de lo que estamos viviendo”, subraya.
Las donaciones de empresas y particulares, más necesarias que nunca
Sin campaña de primavera, sin colectas, sin recogidas en tiendas ni en grandes establecimientos, los 100.000 kilos de alimentos que han repartido en este tiempo de confinamiento, han salido de las existencias que ya tenía el Banco de Alimentos. Ahora su saldo ha bajado de forma notable. Faltan productos higiénicos y alimentos infantiles, como leche de continuación por ejemplo; las galletas y la repostería se acabaron pronto. De azúcar, pasta, legumbres o de macarrones, nos dice Martínez, aún quedan existencias.
Pero siempre hay alguien que ayuda. Mucha gente que lo hace. Mucha gente solidaria. Y más, en situaciones tan complicadas como ésta que parece no querer abandonarnos. Como no se han podido realizar recogidas en supermercados, tiendas o grandes cadenas, han sido ellas mismas quienes han puesto en marcha, por ejemplo, bonos de alimentos.
Esta misma semana el Banco de Alimentos de Guipúzcoa va a recibir entre 15.000 y 18.000 kilos de alimentos procedentes de unos grandes almacenes. Otra gran marca va a organizar una campaña propia en sus instalaciones, y el beneficio también será para quien más lo necesita en estos momentos.
“No somos una asociación que pida dinero; nunca lo hace”, relata el vicepresidente, pero añade, “de alguna forma hay que suplir todos esos alimentos que no han entrado en primavera, sobre todo, ante el incremento de demanda que esperamos a corto plazo”.
Como la solidaridad se multiplica en tiempos de crisis, lo que sí han notado ha sido un importante aumento de donativos procedentes de empresas, instituciones y particulares, “más que en la propia gran recogida”, señala el vicepresidente del Banco de Alimentos de Guipúzcoa.
Nuestra conversación con Carlos Martínez finaliza con un llamamiento y con un ánimo: el de perder la vergüenza y los complejos, dice. Conscientes de la dificultad que entraña dar el paso, quieren animar a quien necesita ayuda a que la solicite. “Nosotros estamos en medio, entre aquellas personas que tienen que recibir y entre quienes pueden donar”. Y, sentencia, “estamos aquí, para ayudar a quien lo necesita”.