La reforma de los mercados de animales salvajes, entre la prohibición y la regulación
- En muchos países estas especies son necesarias para la seguridad alimentaria porque son su fuente principal de proteínas
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La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) está trabajando en una reforma para regular o prohibir en el futuro los mercados de animales silvestres. Desde hace tiempo la OIE viene advirtiendo sobre las interacciones entre salud humana y salud animal. Ahora, en plena pandemia del coronavirus, cobra fuerza la relación entre el consumo de animales salvajes por el hombre y ciertas enfermedades infecciosas como la Covid-19.
Se cree que el origen de la pandemia de la Covid-19 se produjo por la transmisión del SARS-CoV-2 de murciélagos al hombre a través de una especie exótica "intermedia" posiblemente procedente del mercado húmedo de la ciudad china de Wuhan.
Los mercados húmedos son aquellos en los que se venden animales vivos o que se sacrifican in situ para el consumo. Su nombre procede de la presencia de vísceras, sangre y orina, entre otros, productos del hacinamiento y las ejecuciones y que van a parar al suelo creando unas condiciones de insalubridad.
Regulación o prohibición según países
El responsable de la OIE, Mark Schipp, ha afirmado en una entrevista a la agencia EFE que este estudio de reforma no será de hoy para mañana y podría tardar unos dos años. Según Schipp, la reforma tiene en cuenta la situación de los diferentes países porque, en muchos de ellos, el consumo de especies salvajes o silvestres es necesario para poblaciones que de otro modo tendrían difícil acceso a un aporte de proteínas.
Una alternativa sería que los animales se vendan ya muertos en los mercados, evitando así que su manipulación y sacrificio in situ den lugar a condiciones para la transmisión de virus zoonóticos como la Covid-19. Así, la carne ofrecida tanto de granja como de variedades cinegéticas como ciervos o conejos, llegaría en condiciones higiénicas suficientes para su venta.
En entrevista a EFE, Schipp afirma que cuando se mezclan especies de distinto hábitat en el mismo punto de venta, las condiciones de propagación de virus aumentan. "Cuando se juntan animales hacinados y estresados, estos comparten más virus. Dichos lugares son perjudiciales para mantener los estándares de salud ambiental. En un lugar húmedo, las heces, la orina, la sangre, se esparcen por doquier y se transmiten los virus de una especie animal a otra, especialmente cuando las jaulas están apiladas una encima de otra".
El virus puede circular así entre todas las especies presentes, incluidos sus guardianes y visitantes a los mercados.
Medidas de China sobre el mercado de animales silvestres
China ha empezado a tomar medidas para regularizar la caza, transporte y consumo de animales silvestres. Para el director de la Organización Mundial de Seguridad Animal, se necesita un "cambio de gran magnitud" y todas las medidas que, a título individual, tomen los estados miembros de la OIE son importantes.
Sin embargo, "muchos países en vías de desarrollo necesitarán asistencia por parte de las organizaciones que fijan los estándares internacionales. En la OMS, la FAO, la OIE, estamos instando -dice Mark Schipp- intentamos establecer estándares que ayuden a estos países en su transición".
Para el responsable de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), es necesario distinguir entre países. "En muchos de estos países -precisa- estos mercados son importantes en términos de seguridad alimentaria, de su cultura. En otros países ya no es el caso y no es necesaria la presencia de los animales silvestres vivos para su seguridad alimentaria".
Colaboración antes que imposición
Sobre el carácter vinculante de los patrones elaborados por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), su responsable confía en que el hecho de que se hagan "por consenso y una ve que son adoptados serían reconocidos por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como un patrón comercial y los países se comprometerían a implementarlos".
"Lo que proponemos -añade Schipp- necesita que todos los países están implicados en el diseño de los estándares que adoptarán, que tengan voz en aquello que se debe regular o proponer como una regulación formal internacional".
Una vez adoptadas, las regulaciones también incluirán sanciones que las respectivas legislaciones nacionales deberán reflejar y que van dirigidas a quienes consuman ilegalmente animales silvestres o participen en el comercio ilegal de los mismos Según Schipp, el tráfico ilegal de animales silvestres mueve entre 5.000 y 26.000 millones de dólares, entre 4.582 y 24.000 millones de euros.
Una necesidad global en un clima de pandemia
"El trabajo -asegura Schipp- está ya en marcha desde hace un mes y en él participan expertos "para recoger la información disponible e identificar las áreas que necesitan una mayor investigación y las que puedan ser sujeto de regulaciones". Las directrices elaboradas se someterán a los estados miembros para que las voten antes de ser adoptadas. Un proceso que puede demorar uno o dos años.
El responsable de la OIE, Mark Schipp, no descarta que en las regulaciones se produzcan vacíos que haya que corregir. Como ejemplo, el aprovechado por Japón para encubrir la caza de ballenas bajo fines científicos que luego son vendidas como carne en los mercados.
"Lo importante -subraya- es que empecemos el proceso con todos los países discutiendo la importancia del asunto en términos de la pandemia, el bienestar de los animales, la seguridad alimentaria y la biodiversidad para así ponernos de acuerdo en el enfoque necesario para que se adecúe a las situaciones nacionales y para que puedan suscribirlo, implementarlo y hacerlo cumplir".