'Covidiotas', conspiranoicos y otras amenazas para la democracia
- La crisis del coronavirus pone a prueba las democracias frente a los bulos y teorías de la conspiración
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Vivimos en la era del Covid-19, pero también en tiempos de grandes convulsiones políticas, de críticas duras a los gobiernos, a menudo superados por la pandemia, y de nuevos movimientos sociales que amenazan nuestras democracias.
Esto era previsible, ante el creciente temor e inseguridad de los ciudadanos, pero va a camino de convertirse en un fenómeno global y europeo preocupante. De un lado vemos a gobernantes muy preocupados por sus bajos niveles de popularidad (excepto Angela Merkel) y que se ven acusados de inútiles, incapaces y mentirosos.
De otro, la extensión de los bulos y las fake news, con voces que acusan a los gobiernos de no decir toda la verdad, de ocultarla, de estar perdidos y desorientados y de estar pisando las libertades democráticas con las reglas de confinamiento. Es lo que algunos han llamado ya la “infodemia”, que se expande como el virus y que hace la competencia a los medios “serios”. Y quienes siguen estas abstrusas teorías serían los Covidiotas, un término que ya se usa en Alemania y en los países anglosajones.
Esos líderes están contemplando, con más o menos inquietud, los intentos de dividir más todavía a nuestras sociedades por parte de conspiranoicos, como en los Estados Unidos, donde algunos -incluido el presidente- señalan con el dedo a China, o a Bill Gates o a George Soros como los culpables de todos los males... También están en este nuevo frente de rechazo los negacionistas, los antivacunas, extremistas varios que ponen en duda las decisiones de los gobiernos legítimos. Llaman a la desobediencia civil, deslegitiman a los políticos y advierten ante una crisis económica inminente que volverá a ahondar las diferencias sociales. Acuden a viejos argumentos de la extrema derecha, como que estamos dominados por unas élites egoístas, alejadas del pueblo, y que los gobernantes ya no gestionan por el bien de sus ciudadanos. Se trata de cuestionar la democracia en momentos en que todo está en cuestión.
Hacia una nueva polarización social
Si la crisis del Covid-19 se mantiene en el tiempo, las sociedades se van a dividir ahora entre los “obedientes” y los “rebeldes”. Se sumarán a los descontentos, los desclasados y los excluidos de las periferias ya salieron a la calle en Francia con los chalecos amarillos o contra la supuesta invasión de refugiados en Europa, como ocurrió en Alemania y en la Europa del Este.
Los “rebeldes”, de hecho, están ya en las calles de Alemania. El pasado fin de semana hubo ya manifestaciones en tres ciudades, acumulando ese descontento popular, ese miedo a la recesión. Lo estamos viendo también en España, con esas concentraciones ilegales que se están produciendo ignorando las normas de distancia, o con Vox convocando a manifestaciones en coche el próximo 23 de mayo en todo el país.
Lo vemos igualmente en Francia, con una extraña alianza de la ultraderechista Marine Le Pen y el izquierdista Jean Luc Melenchon, criticando al alimón cualquier decisión de Macron y su gobierno, aplaudiendo cualquier protesta y denunciando la falta de medios, de mascarillas y de protección para personal sanitario y ciudadanos
"Resistencia 2020", el nuevo partido alemán
Al calor de esta crisis, ha nacido un partido nuevo en la República Federal Alemana, llamado Wiederstand 2020, "Resistencia 2020". Ha sido creado, entre otros, por un médico, Bodo Schiffman, quien afirma, en la línea de Trump, que el Covid-19 no es tan malo como se dice. Denuncia que el gobierno pretende esclavizar a la gente con el “estado de sitio” y que hay que oponer resistencia.
Es una competencia, o un clon, de Alternativa para Alemania, el partido de extrema derecha que es, además, la principal fuerza de la oposición en el Parlamento. Pero tiene un componente peligroso: el cuestionamiento de la ciencia. De hecho, los virólogos alemanes han expresado ya su preocupación por las amenazas a su libertad de divulgación científica.
Christian Drosten, el más conocido, toda una autoridad sobre los diferentes tipos de Covid, ya ha denunciado que recibe amenazas de muerte. Algunos le ven como la persona que solo da malas noticias y que advierte contra la vuelta a la normalidad de manera precipitada. De hecho, quienes se manifestaban en las calles de Stuttgart, Mannheim o Berlín este fin de semana, pero también ciudadanos corrientes, no siempre bien informados, o saturados por la sobreinformación contradictoria, siguen poniendo en duda la distancia de seguridad, el peligro del contagio y el no poder moverse libremente.
A más “resistencia” no cabe más que oponer más información y más democracia. Si no, solo habrá dos ganadores: los extremismos iletrados y los nuevos Mesías.