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Coronavirus

La reapertura de las piscinas comunitarias, en el aire

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Las piscinas comunitarias se plantean si abrirán este verano debido a las restricciones

La reapertura de numerosas piscinas comunitarias está en el aire. Podrían hacerlo cuando los municipios en los que se ubiquen pasen a la Fase 2 de la desescalada, pero los requisitos que establece el Ministerio de Sanidad podrían ser "inviables" para la mayor parte de las comunidades de vecinos porque implicarían un coste económico en personal y recursos "difícil de asumir".

Sobre este hecho ha advertido al Ministerio de Sanidad el Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas (CGCAF), que considera que la orden publicada la pasada semana en el BOE es poco "realista" con las posibilidades que tienen las comunidades de vecinos para controlar y gestionar el cumplimiento de las normas.

Con esta visión coincide la Asociación Nacional de Administradores de Fincas (AAFF) e incluso va un paso más alla. Lo que ha recomendado a sus asociados es que no reabran las piscinas comunitarias porque creen que ni siquiera en el caso de que pudieran cumplirse todas las medidas "técnicas" se podría garantizar que la salud de los vecinos no corre riesgo.

En cambio, la postura de la Asociación de Presidentes de Comunidades y Administradores de Fincas (APAF) es totalmente opuesta. Consideran que si la ley permite la reapertura será necesario adaptarse a la normativa y además lo ven "factible".

No hay, por tanto, un criterio común entre los administradores de fincas y de ellos dependerá en gran medida la decisión final.

"¿Quién puede garantizar que no sean un foco de contagio?"

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) hizo público a comienzos de mayo un estudio sobre la transmisión del COVID-19 en playas y piscinas en el que sostiene que es "muy poco probable" infectarse por estar en contacto con el agua durante las actividades recreativas. El informe señala que el uso de desinfectantes en las piscinas para evitar la contaminación microbiana de las aguas debería ser suficiente para la inactivación del virus, pero no lo afirma con rotundidad.

Esa falta de "certezas" no ha tranquilizado a la AAFF y por eso su recomendación es que no se reabran las piscinas hasta que no sea posible garantizar que no habrá riesgo de contagio.

"No recomendamos para nada la apertura de las piscinas porque no hay ninguna base científica que garantice que no va a haber contagio. El informe del CSIC es ambiguo y vemos imposible que las piscinas puedan depurar y garantizar con productos químicos la nulidad del virus. ¿Quién puede garantizar una higiene total en una dependencia que es de uso común y asegurar que el vaso no será un foco de contagio?", señala a RTVE.es el presidente de AAFF, David Gallego.

Desde CGCAF se han mostrado más tranquilos en lo relativo al comportamiento del virus en el agua, porque confían en que el "poder agresivo del agua" clorada sea suficiente para "matar al virus", pero también ven poco factible que la mayoría de las comunidades puedan cumplir con los requisitos técnicos que demanda la orden ministerial.

Por su parte, Antonio Martínez, directivo de APAF y administrador de fincas, admite que no tienen claro que quienes hagan uso de la piscina puedan estar libres de contagio, pero cree los vecinos tienen "derecho" a usarla si la ley lo permite y cree que los administradores de fincas no deben "echar balones fuera".

Controlar el aforo máximo será del 30%

Entre los requisitos de Sanidad para el uso de estas instalaciones, se encuentra la restricción del aforo hasta el 30%, “siempre que sea posible respetar la distancia de seguridad entre usuarios de dos metros”.

“Es lógico que haya que reducir el aforo, pero ¿quién lo va a controlar? Imputar a la comunidad la responsabilidad de ese control cuando no tienen personal ni recursos es difícil, y más aún cuando tampoco tiene la capacidad de convocar una junta porque no se pueden reunir durante el estado de alarma”, asegura Salvador Díez, presidente de CGCAF.

En las comunidades en las que sí hay personal contratado durante el verano, lo más frecuente es que se trate de un socorrista cuya competencia, en teoría, se limita al control de la piscina.

Martínez propone que, igual que "vigilan que no se cuelen personas ajenas a la comunidad" quizá podrían ayudar a controlar el aforo. Aunque lo que él plantea como solución de base es optar por la tecnología: "En muchas comunidades se utilizan aplicaciones para gestionar las reservas de las pistas de pádel y podría hacerse igual con las piscinas".

Lo que sí que no ve viable Gallego es optar por soluciones que aumenten el gasto, como contratar a una persona que se dedique a estas tareas de vigilancia y gestión.

"La carga económica que podría suponer a las comunidades para hacer un uso tan reducido de las instalaciones no compensaría", afirma Gallego.

¿Quién gestiona la cita previa?

De acuerdo con la orden, también se requerirá la concertación de cita previa con la entidad gestora de la instalación para utilizar la piscina, por lo que deberán organizarse horarios por turnos, "fuera de los cuales no se podrá permanecer en la instalación".

“La norma parece pensada como para un club deportivo que tiene un explotador detrás. No nos parece lógico establecer una cita previa en comunidades de propietarios donde hay piscinas familiares porque no es un sitio al que puedas programar ir con antelación”, opina Díez.

Gallego, por su parte, añade que esta gestión podría provocar un conflicto entre algunos vecinos porque, después de la carga económica que tendrían que asumir, verían que no pueden disfrutar de la piscina con la frecuencia que querrían.

Martínez vuelve a proponer la tecnología como solución aunque reconoce que podrían llegar a producirse algunos problemas.

Vigilar que se cumplen las distancias de seguridad

A esto hay que sumar que el aforo podría ser aún menor que el fijado cuando se apliquen las medidas relacionadas con la distancia de seguridad. Hay que garantizar que, al menos, habrá dos metros entre usuarios en las zonas que rodean la piscina para tomar el sol y que se establecerá un espacio de uso reservado "para cada persona" que estará limitado "mediante señales en el suelo".

Si hay que delimitar esas zonas para cada persona y además dejar un mayor espacio en los lugares de paso, muy pocos podrán acceder a la piscina y esto, nuevamente, podría causar problemas entre los vecinos.

Desinfectar algunas superficies tres veces al día

Por otro lado, la orden del Ministerio de Sanidad sobre el uso de piscinas recreativas señala la necesidad de limpiar y desinfectar la instalación y lo que esta incluya: desde el vaso de la piscina hasta los baños que sean de uso compartido.

Además, las superficies que estén en contacto frecuente con las manos de los usuarios, como las barandillas de la piscina, se deberán limpiar y desinfectar al menos tres veces al día.

Para este fin se podrán utilizar unos biocidas concretos especificados en el BOE, así como diluciones de lejía 1:50 recién preparada o cualquiera de los desinfectantes con actividad virucida que se encuentran en el mercado y que han sido autorizados y registrados por el Ministerio de Sanidad.

"Habría que tener a una persona contratada nada más que para las medidas de higiene y es inasumible"

"Esto implica que habría que tener a una persona contratada nada más que para las medidas de higiene y es inasumible. Pero es que incluso siguiendo todas las medidas tampoco se puede garantizar que las piscinas no vayan a ser un foco de contagio y podríamos poner en riesgo a la población", subraya Gallego.

Un debate abierto entre los administradores de fincas

Por su parte, desde CGCAF lo que piden al Gobierno es que rebajen los requisitos con el objetivo de que las piscinas comunitarias puedan reabrir sin que suponga "un problema" económico o de convivencia.

“Lo que nosotros hemos trasladado al Gobierno es un mensaje sobre las dificultades con las que nos vamos a encontrar sí o sí. Creemos que hay que ser un poco menos exigentes con estos requisitos como por ejemplo ocurre con las playas”, subraya Díez, quien incide en que el Consejo que él preside está "a disposición" del Ministerio de Sanidad para establecer unas medidas más viables.

En APAF son más optimistas y no entienden por qué otras asociaciones ponen tantas "trabas". "Lo único que hace falta es organizarse. No es que no estén preparadas las comunidades, es que los administradores tenemos que dar soluciones para que sea posible", concluye Martínez.