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Coronavirus

Los negocios se reinventan: ¿cómo disfrutar de los placeres de antes en tiempos de coronavirus?

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Un camarero sirve una paella en una terraza de un restaurante de la playa de la Malvarrosa de Valencia
Un camarero sirve una paella en una terraza de un restaurante de la playa de la Malvarrosa de Valencia

Ir a tomar algo a un bar o a un restaurante y viajar por España es lo que más han echado de menos los españoles durante el confinamiento, según el último barómetro del CIS, que también considera que nuestros hábitos de consumo no han variado mucho durante este tiempo.

El consumo es nuestra forma de vida y no es tan fácil que una sociedad esté dispuesta a renunciar a su manera de ser, después de haberla naturalizado como nuestra forma de vida ‘para siempre’", asegura a RTVE el doctor en Sociología y profesor de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), Mariano Urraco.

Durante estos más de 50 días aislados en nuestros domicilios hemos sido mucho más conscientes de las pequeñas cosas a las que no dábamos demasiada importancia antes de la llegada de la pandemia. Y, tal como asegura el experto, estamos deseando recuperarlas.

“La gente está deseando olvidar esta situación y retomar su vida en el mismo punto que la dejaron cuando empezó la crisis”, recalca.

14 horas - Ir al bar, viajar por España y salir de compras, los tres deseos de los españoles tras el confinamiento - Escuchar ahora

Miedo a salir

Sin embargo, de acuerdo a los resultados de un estudio de investigadores de la Universidad Europea, en base a un sondeo realizado a más de 16.000 personas de Madrid, Cantabria y Canarias, el 70 % tiene miedo a contagiarse y el 50 % siente temor o ansiedad al salir de casa.

Es lo que se conoce por agorafobia: “Hay personas que tienen temor a salir a la calle por miedo a contagiarse ellos mismos o poder contagiar a otros familiares y esto está generando un aumento de ansiedad añadido”, nos cuenta la psicóloga de Clínicas Origen, Pilar Conde, quien asegura que a estos síntomas también pueden añadirse otros como depresión, irritabilidad o problemas de sueño.

Para estas personas, el volver a su anterior rutina y el retomar su vida social puede suponer un problema en lugar de un momento de placer. Por ello, es importante, nos explica, salir de manera progresiva, sin forzarse, tanto en el tiempo como en la distancia, y tomando las necesarias precauciones.

El 'síndrome de la cabaña' tras el confinamiento

Retomar el ocio con la mayor seguridad

Ante este contexto, y con el objetivo de minimizar el riesgo de contagio, los negocios se han visto obligados a reinventarse para atraer de nuevo a su clientela.

Por ejemplo, en el mundo de la hostelería, uno de los más afectados durante el confinamiento y cuya patronal estima que el coronavirus podría provocar el cierre de hasta el 30 % establecimientos, unos 85.000 locales.

En la cafetería Cappuccino de Tarragona, además del uso obligatorio de mascarilla y guantes para sus trabajadores o la distancia de dos metros entre mesas, también han instalado un sistema en el móvil que permite ver la carta a través de un código QR. "Todo lo que sea necesario para dar seguridad a nuestros clientes", nos cuenta uno de sus encargados, Oriol Ferrer.

Otros negocios como El Cónclave, en Madrid, ofrece la posibilidad de alquilar un espacio para celebrar reuniones o encuentros de forma privada y para un máximo de 10 personas, debido a las restricciones en la Fase 1.

El local cuenta con cocina con utensilios y menaje para la mesa, aunque también ofrece la posibilidad de contratar un catering. “Es una alternativa distinta a estar en un restaurante donde hay más tráfico de gente. Aquí tienes un único espacio para ti y tus acompañantes, por lo que es bastante más seguro”, nos explica la responsable de comunicación, Belén Sánchez.

Vista del espacio El Cónclave, en Madrid

Vista del espacio El Cónclave, en Madrid RTVE

Y para aquellos que tengan la posibilidad de reunirse en una vivienda, restaurantes como el peruano Chifa, en Madrid, han puesto en marcha una nueva carta con platos pensados para tomar en casa durante esta fase de desescalada.

El objetivo, aseguran sus creadores, los hermanos Gil, es que los productos no pierdan calidad en el transporte y que se puedan consumir en cualquier momento e incluso para terminar de hacer uno mismo en su propia casa.

Cine y espectáculos durante la desescalada

Otra de las alternativas que ha vuelto a cobrar fuerza estos días después de haber caído en el olvido tras décadas de apogeo es el autocine. La modalidad de asistir desde tu propio vehículo a la proyección de una película se ha convertido en una de las opciones preferidas por los municipios este verano.

"Al ser un espacio abierto e ir cada persona en su propio vehículo hace que las medidas sean más fáciles de asimilar que en un espacio cerrado", asegura el delegado municipal de Juventud del Ayuntamiento de Chiclana de la Frontera (Cádiz), José Alberto Cruz.

El autocine, una de las mejores alternativas para cinéfilos

Según explica, “en la búsqueda de ofrecer algo novedoso este año a la ciudadanía en la temporada estival, veníamos trabajando desde hace un tiempo en esta iniciativa. Ahora, ante la situación tan complicada que estamos viviendo en los dos últimos meses, este autocine se puede plantear como la mejor opción para que todas las personas puedan seguir disfrutando del cine y hacerlo de una forma segura”.

Y para los amantes de la música, además de los conciertos online que ofrecen multitud de artistas en sus redes sociales, muchos festivales han decidido continuar con su programación en formato digital.

Por ejemplo, la iniciativa ‘Música en Segura en casa’ es una propuesta en línea del reconocido festival jaenés que debido al coronavirus se ha visto obligado a reconvertirse. En este caso, los conciertos se realizan con un equipo profesional de tres cámaras y las entradas tienen un valor simbólico de 3 euros para contribuir a la supervivencia del festival y de los artistas.

Apuesta por el turismo de naturaleza

En el ámbito de los viajes, los campings y las autocaravanas serán este verano los preferidos por aquellos turistas más reacios al contacto personal. El sector recibió durante el año pasado 8,23 millones de viajeros y es el tercer segmento que eligen los turistas tras los hoteles y los apartamentos turísticos.

Además, han sido los primeros en despegar tras el confinamiento. Más de 1.000 cámpines reabrieron el pasado lunes 11 de mayo una vez que el Ministerio de Sanidad aprobó el protocolo elaborado para el sector por el Instituto de Calidad Turística de España (ICTE), que rige para todos los establecimientos del país independientemente de su tipología, categoría o tamaño.

Según señalan desde el sector, las nuevas preocupaciones de seguridad sanitaria de los turistas han llegado para quedarse, por lo que deberán trabajar con este nuevo factor y desarrollar protocolos para que los clientes perciban que se alojan en lugares seguros.

En este sentido, la Federación Española de Campings (FEEC) ha pedido al Gobierno que lance una campaña de promoción hacia el turismo nacional y de proximidad a través de Turespaña y que refuerce la idea de estos establecimientos como una oferta "saludable y segura".

Y es que según un estudio elaborado entre sus clientes por el portal de intercambio de viviendas vacacionales HomeExchange, la inmensa mayoría de los viajeros se moverán a destinos nacionales, en los que puedan realizar actividades al aire libre y donde tengan garantía de cancelación de la reserva.

¿Seremos menos sociables?

Todas estas propuestas, enfocadas a maximizar la seguridad en detrimento del contacto social, confluyen en un mismo punto: nuestro círculo social se reduce. ¿Nos llevará el coronavirus a ser menos sociales por miedo al contagio?

“No lo creo. A nivel social la crisis de la COVID-19 ha sido vista como una especie de paréntesis dentro de nuestras vidas y así ha sido entendida por las personas también a la hora de considerar todo lo relativo a su forma de relacionarse con los demás”, asegura el doctor en Sociología y profesor de UDIMA.

Según Urraco, es necesario entender que todo lo relativo a las relaciones sociales, al igual que ocurre con nuestras formas de ocio o de consumo, son parte de nuestra cultura y, en ese sentido, son bastante resistentes al cambio.

El doctor reconoce que sí puede darse un auge de ciertas tendencias como el consumo doméstico o el ocio sin salir de casa –como el uso de plataformas como Netflix- pero, explica, que eso “ya existía antes del coronavirus y es posible que para muchas personas haya sido un aliciente más para seguir haciéndolo”.

Sin embargo, considera que, si el confinamiento no se prolonga más en el tiempo, no traerá consecuencias en la forma de relacionarnos ni una reducción en nuestro círculo social. “De hecho, aquí podríamos hablar de lo que entendemos por círculo social: si es amigos cercanos a los que ver en persona y tocar, el confinamiento es cierto que nos limita; pero si es hablar o tener contacto, por ejemplo por videollamada, esta situación ha ampliado en muchos casos las relaciones”, concluye.