El coronavirus amenaza la situación de adolescentes y mujeres africanas
La pandemia del coronavirus está acaparando a nivel mundial titulares periodísticos, atención política y actividad humanitaria y sanitaria. También respecto a África, donde la COVID-19 no se ha cebado hasta ahora, pero donde se están redoblando los esfuerzos para frenar su expansión que podría ser terrible en unas sociedades con estructuras sanitarias débiles. Y, sin embargo, sigue habiendo otras emergencias que caen ahora fuera del foco mediático, como las lluvias torrenciales que han arrasado parte de Kenia, República Democrática del Congo o Mozambique. Y la situación de precariedad y dificultades de todo tipo podrían acrecentarse para amplios sectores de la población de un continente con 54 países y realidades muy distintas. La COVID-19 está empeorando ya la situación de muchas mujeres y niñas, agravando sus problemas específicos.
Chicas que ya no volverán a la escuela
A nivel mundial, las niñas y las jóvenes son tratadas como ciudadanas de segunda en muchos países. El cierre de las escuelas por la COVID-19 puede suponer para millones de niñas y adolescentes, también en África, el fin de la oportunidad de tener una formación. PLAN Internacional ha elaborado el informe "Vivir en confinamiento", con la experiencia de niñas y adolescentes y el análisis de lo ocurrido en emergencias pasadas como la epidemia del Ébola o el conflicto en Sudán del Sur. El cierre de los centros educativos "unido a la presión de algunas familias para que ayuden en el hogar o generen ingresos económicos puede significar que muchas adolescentes no continúen con sus estudios y pierdan toda oportunidad de recibir educación. Si no se da prioridad a las necesidades educativas, corremos el riesgo de retroceder 20 años de logros en la educación de las niñas, así como de dejar atrás a las niñas más vulnerables", advierte Concha López, directora general de Plan Internacional en España.
“Corremos el riesgo de retroceder 20 años en la educación de las niñas y dejar atrás a las niñas más vulnerables“
Jeanette Aguirre, misionera en la región de Koulikono en Malí confirma lo que es ya una realidad: "Aquí tradicionalmente eran los chicos los que iban a la escuela. Hace unos años la educación se extendió a las chicas, pero los varones son los primeros destinatarios de las oportunidades escolares. Ahora ellos están en casa esperando a que vuelvan las clases y mientras tanto han puesto a las chicas a trabajar. Por ejemplo, sacando arena de las orillas de los ríos pueden ganar entre mil y mil quinientos francos al día. Muchas familias van a preferir que sigan trayendo dinero a casa y no volverán a enviarlas a la escuela". Y sin educación, se limitarán las posibilidades de las niñas de obtener un trabajo digno y ser autónomas económicamente en el futuro.
Riesgos en aumento para las adolescentes
Aguirre, responsable de proyectos de desarrollo de Manos Unidas en Mali, cree que esto puede aumentar los casos de abusos sexuales sobre las jóvenes, los embarazos no deseados y los matrimonios tempranos. El estudio de PLAN Internacional confirma este temor: "Enfrentamos un enorme riesgo de aumento del matrimonio infantil y de embarazos no deseados. En Sierra Leona hubo un aumento del 65% en el embarazo de adolescentes debido a que las niñas no asistían a la escuela durante la crisis del ébola".
En una crisis sanitaria, quedarse en los hogares puede suponer un riesgo para la salud de las menores, porque tradicionalmente las encargan de los cuidados, también de personas enfermas. A esto se le une la falta de acceso a las campañas de divulgación y formación y a los servicios de asistencia, por ejemplo, sobre la mutilación genital femenina, que en general se han detenido por la pandemia. PLAN Internacional alerta de la situación en Somalia, donde es legal y se practica a niñas entre 5 y 11 años. El confinamiento está haciendo que la ablación se realice "puerta a puerta": “Muchas familias están percibiendo el confinamiento como un momento oportuno para llevar a cabo este procedimiento en los hogares, ya que se cuenta con tiempo suficiente para la curación", explica Concha López.
Sin asistencia sanitaria para mujeres embarazadas y niños
Con unos servicios sanitarios que no llegan normalmente a toda la población, la concentración de recursos en el coronavirus hace que queden desasistida la atención a mujeres embarazadas y niños. Si bien el virus parece afectar menos a las criaturas, estas pueden ser "víctimas colaterales" y caer por otras enfermedades agravadas debido a esa falta de atención. Médicos Sin Fronteras advierte del peligro que supone la cancelación de campañas de vacunación y el cierre de servicios pediátricos: "Desde el año 2000, las vacunas contra el sarampión han evitado más de 20 millones de muertes infantiles. Si deja de vacunarse y aumenta la desnutrición, que exacerba las muertes por sarampión, la reversión de este progreso podría ser devastadora", alertan desde la organización.
La ONU advierte del incremento de las dificultad de las mujeres para acceder a servicios de salud y reproductiva. La falta de cuidados en el embarazo y el parto pueden causar complicaciones graves e incluso la muerte tanto a las madres como a las criaturas. Janeth Aguirre relata un caso estremecedor ocurrido hace dos semanas: "Acompañamos a una mujer a la clínica a dar a luz, pero no había ningún médico; todos estaban en formación o destinados a otros servicios por el Coronavirus. Sólo pudo atenderla una partera. El parto tuvo complicaciones y la mujer murió. Sólo sobrevivió el bebé".
“Acompañamos a una mujer a dar a luz y no había ningún médico para atenderla. El parto tuvo complicaciones y ella murió“
También hay proyectos de prevención o intervención en salud que se han visto cancelados, como el que desarrolla Mujeres por África sobre la fístula obstétrica. Se trata de una de las secuelas más graves de los partos largos y sin atención médica, que arruina la vida de las mujeres porque les genera incontinencia y se puede solucionar con una intervención. Mujeres por África ha desarrolladao ya una misión quirúrgica en Liberia y debía haberla puesto en marcha en el hospital universitario de Tamale, en el norte de Ghana. Ha tenido que cancelar este programa de momento. Hasta que pueda realizarse, se están centrando en la sensibilización a través de una campaña informativa.
Repercusiones económicas
La crisis económica que está generando ya la pandemia a nivel mundial se ceba especialmente con los países más pobres y los sectores más precarizados de la sociedad. En el caso de las mujeres, sus empleos suelen ser peor pagados y más inestables, por lo que es más fácil que se queden sin recursos. A esto se le uen que suelen tener hijos y familiares a cargo a los que mantener a menudo sin otra ayuda.
Las mujeres también son mayoría en los sectores informales de la economía: el trabajo doméstico y de cuidados no regulado, la limpieza, la venta ambulante de comida o el pequeño comercio de alimentos en un nivel de subsistencia. "Estan subiendo muchos los precios de los alimentos y también del combustible y muchas mujeres que tienen tienditas en pueblos o que intercambian sus productos se ven ahora con las manos vacías", advierte Janeth Aguirre. Una tormenta perfecta de la que pocas personas saldrán indemnes.