La otra carrera a contra reloj: encontrar un antiviral efectivo contra la COVID-19
- En paralelo a la carrera por conseguir una vacuna, las esperanzas a corto plazo están depositadas en estos medicamentos
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Mientras llega la vacuna, algo que en el mejor de los casos aún tardará muchos meses, las esperanzas a corto plazo en la lucha contra el coronavirus están depositadas en los fármacos antivirales. Sus tiempos de desarrollo son más cortos, y en muchos casos se emplea lo que se conoce como "reposicionamiento de medicamentos", una estrategia que consiste en utilizar fármacos que funcionan con otras enfermedades. La seguridad de estos medicamentos ya está probada, por lo que los investigadores pueden pasar directamente a fases clínicas, ahorrando una parte importante del proceso.
Los posibles tratamientos, utilizando los fármacos de manera individual o combinados unos con otros, se han multiplicado en las últimas semanas, aunque todos en fase experimental. En el portal estadounidense clinicaltrials.gov, donde se lleva la cuenta de los ensayos clínicos sobre COVID-19 a nivel mundial, hay ya registrados más de 1.700, de los que 80 se estarían desarrollando en España.
Además, se calcula que a nivel internacional hay alrededor de 200 nuevos fármacos en vías de investigación para combatir el nuevo coronavirus, la mayoría de los cuales son antivirales.
Antiviral del CSIC centrado en los microtúbulos de las células
Uno de estos proyectos es el que acaba de dar a conocer un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que persigue desarrollar antivirales que impidan el transporte del coronavirus SARS-CoV-2 dentro de las células. El estudio se centra en los microtúbulos, una estructura intracelular que podría impedir este transporte.
Además, otro de sus grandes objetivos es prevenir la hiperactivación del sistema inmunológico que desencadena la denominada "tormenta de citoquinas", un proceso inflamatorio potencialmente mortal característico de los cuadros clínicos más graves de la COVID-19.
El proyecto está dirigido por el investigador Fernando Díaz, del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC), en colaboración con la investigadora Covadonga Alonso, del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA).
Durante la infección, los virus se aprovechan de una parte de la estructura interior de las células, los llamados microtúbulos, que son parte de la arquitectura interior de la célula y fundamentales para su tráfico interno. Los virus usan los microtúbulos para acceder al interior de las células y salir al exterior para propagar la infección.
El nuevo proyecto busca determinar si el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 también depende de esta estructura para propagarse en el interior de las células. “De confirmarse esta hipótesis, los microtúbulos serían una diana efectiva para detener la replicación vírica”, según explica Fernando Díaz.
Prevención de la "tormenta de citoquinas"
Los microtúbulos también son fundamentales para el tráfico intracelular de citoquinas, por lo que el estudio de los microtúbulos puede ser clave para prevenir la hiperactivación del sistema inmunológico que desencadena la llamada "tormenta de citoquinas" durante el agravamiento de la COVID-19, según explica el investigador, cuyo grupo dispone de la mayor colección mundial de fármacos dirigidos contra la tubulina.
El proyecto realizará un cribado de esta biblioteca utilizando herramientas que permiten visualizar el movimiento de los transportadores microtubulares unidos a péptidos víricos para evaluar su respuesta a concentraciones minúsculas de fármacos, buscando aquellos que inhiban el transporte y la replicación viral.
Fármacos basados en el genoma del SARS-Cov-2
Otro proyecto que se está llevando a cabo en España y que busca un fármaco antiviral efectivo es el que está desarrollando un grupo de investigación de la Universidad Católica de València (UCV) que investiga el genoma del coronavirus con el fin de hallar partes de su ARN que se puedan convertir en dianas farmacológicas sobre las que aplicar antivirales para inhibir el SARS-Cov-2.
El equipo está liderado por José Gallego, y sus investigadores trabajan habitualmente con otro tipo de virus como VIH o los virus de la hepatitis o el chikungunya. La experiencia con la búsqueda de fármacos y el estudio de las estructuras de ARN de otros virus similares les llevó a ampliar su investigación al genoma del SARS-Cov-2, con el objetivo de identificar moléculas pequeñas que sean eficaces contra este nuevo virus.
"Nosotros, como diana para el descubrimiento de estos antivirales hemos elegido el ARN del virus, es decir, el material genético o ácido nucleico del virus", explica José Gallego a los micrófonos de RNE, y detalla que este componente del virus "es muy importante porque es lo que le permite generar copias de sí mismo, es decir, multiplicarse dentro de la célula infectada, y luego infectar nuevas células y producir la enfermedad".
Interferir en la biogénesis del virus
Su proyecto, en el que colaboran investigadores del hospital Mount Sinai de Nueva York y de la Universidad de Barcelona, se centra en encontrar pequeñas moléculas que interfieren en el ciclo de vida del virus: la biogénesis.
En este proceso son fundamentales las interacciones entre el genoma y sus proteínas, y por ello estas últimas podrían convertirse en dianas farmacológicas. Inhibir estos procesos, esto es, impedir que las dos partes entren en contacto podría ser crucial para eliminar el virus.
Para lograrlo su investigación se basa en pequeñas moléculas farmacológicas. Si un compuesto logra impedir la biogénesis del virus, puede ser utilizado posteriormente para desarrollar antivirales. De este modo, el objetivo consiste en averiguar cuáles son aquellos que interactúan con las proteínas o el genoma tipo ARN precisamente en las interacciones que le permiten continuar con su ciclo de vida y cuáles no.
"Este ARN tiene la peculiaridad de que forma estructuras, como pequeñas bolitas y bastoncitos que tienen huecos donde se puede alojar una pequeña molécula orgánica, que sería uno de nuestros candidatos a fármaco antiviral", manifiesta Gallego, que añade que estas estructuras "son vitales para el ciclo de vida del virus", y por tanto "si encontramos un fármaco que bloquee una de estas estructuras, le costará mucho mutar y desarrollar resistencias al tratamiento".