El gobierno libanés anuncia medidas en medio de una nueva ola de cólera y protestas populares
- El país vive tres días consecutivos de protestas tras la fuerte depreciación de la libra libanesa frente al dólar
- El gobierno intenta aplacar a los manifestantes anunciando nuevas medidas económicas
El Líbano ha vivido tres días de protestas consecutivas en diversos puntos del país, tanto durante el día como en las dos últimas noches. En algunos casos con enfrentamientos, violencia y actos de vandalismo. En algunos puntos, el ejército disparó con balas de goma para dispersar a los manifestantes que bloqueaban el paso de camiones con productos alimenticios destinados a la vecina Siria. "No estoy dispuesto a morir de hambre para que otros sean alimentados" protestaba un manifestante de 51 años.
Los ciudadanos han vuelto a las calles para expresar su ira creciente por la incapacidad del gobierno de contener una crisis económica que continúa deteriorando las condiciones de vida de los libaneses. En Beirut, la capital, los manifestantes quemaron neumáticos y cortaron carreteras, además de protagonizar enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. Incidentes que causaron al menos once heridos.
En la ciudad norteña de Trípoli, los enfrentamientos entre manifestantes y ejército dejarón más de 120 heridos, según distintos informes de la Cruz Roja libanesa en su cuenta de Twitter y servicios locales de asistencia.
Desempleo, corrupción y mucha frustración
En la capitalina Plaza de los Mártires, entre un fuerte dispositivo de seguridad, los manifestantes ondearon banderas del Líbano y portaron pancartas en las que se podían leer lemas antigubernamentales que expresaban su cólera contra una clase política acusada de corrupción e incompetencia.
Las protestas estallaron el jueves 11 de junio, después de que la libra libanesa cayera a nuevos mínimos. El tipo de cambio en el mercado negro subía por encima de las 5.000 libras libanesas por dólar. "Estamos aquí para exigir la formación de un nuevo gobierno de transición, dotado de prerrogativas legislativas excepcionales que establezcan una ley electoral justa, exige Neemat Badreddine, un manifestante cerca del Gran Serrallo, la sede del gobierno libanés.
"Somos un pueblo sin trabajo, no hay ninguna razón para que nos quedemos en casa, estamos sufriendo de hambre, el precio de todo es el triple, el dólar está subiendo, no hay ni Gobierno ni Estado (...) Todos están durmiendo y no sienten nada", denuncia Zainab, de 23 años.
Los manifestantes exigieron también la dimisión del gobernador del Banco Central, Riad Salemé, acusándole de confabulación con el poder político y de inercia ante el colapso de la libra libanesa. El pasado octubre dieron comienzo meses de manifestaciones diarias motivadas por la grave crisis económica y que acabaron con el Gobierno de Saad Hariri, antes de perder fuelle coincidiendo con el confinamiento frente a la pandemia mundial del coronavirus.
Promesas en medio de las protestas populares
El primer ministro del Líbano, Hasan Diab, en un intento de calmar las aguas mientras continuaban las protestas en varios puntos por la depreciación de la libra, prometió el sábado 13 de junio proteger el dinero de los ciudadanos y afirmó que el país atraviesa "dificultades económicas" pero no está en "bancarrota".
"Vuestros derechos están garantizados por los bancos y por el Banco Central y el Estado, por eso tenemos que proteger al Estado para que sea el garantizador de todos sus hijos, sus pertenencias, su dinero y su futuro", sentenció el mandatario en un discurso televisado.
El Gobierno "tecnócrata" de Diab se formó el pasado enero tres meses después del inicio de las protestas que tumbaron al anterior Ejecutivo y llegó al poder con la promesa de atajar la grave crisis económica que sufre el país, incapaz de garantizar el suministro de agua y electricidad durante todo el día.
La culpa es de la oposición
El primer ministro culpó a los anteriores gobiernos de empobrecer a la nación árabe y denunció una "manipulación de la libra" y una "campaña orquestada por partidos conocidos". Diab acusó también a la oposición de esta última ola de disturbios callejeros y habló de un "golpe de estado contra el levantamiento popular del 17 de octubre" y del gobierno y prometió "una lucha feroz" contra la corrupción.
Diab, que llegó al poder tras la dimisión en octubre de Saad Hariri en medio de una oleada de protestas contra la corrupción, la clase dirigente y la crisis económica, denunció que su gobierno ha estado sufriendo constantes "mentiras, rumores, venganzas personales y políticas", algo que ha enfrentado con "silencio y más trabajo".
La reunión urgente del gobierno, hizo que el sábado 13 de junio se recuperase y se cambiase a 4.000 libras por dólar. El lunes 15, el Banco Central inyectará dólares al mercado de divisas para rebajar la paridad por debajo de las 4.000 libras por cada unidad de la moneda estadounidense y se contribuya a frenar el aumento de precios.,
El naufragio económico libanés
Líbano vive su peor crisis económica desde el final de la guerra civil (1975-1990), con una depreciación sin precedentes de la libra libanesa. La moneda nacional, indexada al dólar estadunidense desde 1997, se acercó este jueves a las 6.000 libras por dólar.
También se ha acordado la formación de una célula de crisis de alto nivel para seguir los desarrollos financieros y monetarios y tomar decisiones al respecto. Las autoridades esperan una inflación de más del 50% para 2020 en un país donde el 45% de la población vive ya por debajo del umbral de pobreza y más del 35% de la población activa está desempleada.
Con el nacimiento de las protestas de octubre, las entidades bancarias comenzaron a restringir la retirada de dólares en el país, donde desde 1997 se mantiene el tipo de cambio oficial y principal con el billete verde en un rango casi fijo de entre 1.507,5 y 1.515. Sin embargo, la libra libanesa no ha hecho más que depreciarse más y más desde entonces, en una economía fuertemente dolarizada.
El pasado 7 de marzo, Líbano declaró por primera vez en su historia que entraba en suspensión de pagos de la deuda exterior al no poder satisfacer un vencimiento en eurobonos de 1.200 millones de dólares.