Toni Fejzula adapta al cómic 'Patria', de Fernando Aramburu
- Un emocionante retrato de la fractura social provocada por ETA en el País Vasco
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Ganadora del Premio Nacional de Narrativa 2016 Patria, de Fernando Aramburu, también fue un éxito de público por su acertado retrato de la fractura social provocada por ETA en el País Vasco durante sus últimos 30 años de actividad a través de dos familias de una localidad rural de Guipúzcoa. Una historia que este mismo año veremos en una serie de televisión, pero que antes nos llega en forma de cómic en una original y espectacular adaptación de Toni Fejzula: Patria (Planeta Cómic)
Toni nació en la antigua Yugoslavia y, aunque lleva 27 años viviendo en Barcelona, confiesa que los temas del libro le tocaban muy de cerca: “Me pareció una historia muy emocionante porque me sentí identificado por el tema de los nacionalismos y pensé que podía aportar cosas en ese sentido, porque mi familia tuvo que huir de Yugoslavia por la guerra”.
El cómic cuenta la historia de dos familias que fueron muy amigas pero a las que la violencia terminó enfrentando. El día que ETA anuncia el abandono de las armas una anciana volverá al pueblo del que se marchó para intentar descubrir quién fue el encapuchado que asesinó a su marido hace treinta años, lo que volverá a reabrir viejas heridas entre los habitantes de la localidad.
“Todos son víctimas en esta historia”
Un apasionante relato sobre el perdón, el diálogo, la redención o el miedo. “Creo que todos son víctimas en esta historia -asegura Toni-, aunque no se reconozcan como tales. Todos son víctimas por el sinsentido de la violencia. Incluso la gente que ejerce esa violencia es víctima de unas ideas erróneas. Es gente que sufre el peso de su entorno desde su nacimiento y que, aunque se sienten dueños de sí mismos, hay circunstancias que no les permiten esa libertad. Sus vidas están condicionadas por esa violencia”
El cómic retrata los dos bandos del conflicto. “Me ceñí a las opiniones de Aramburu porque estaba de acuerdo con ellas, porque si no, no hubiera hecho el libro –confiesa Toni-. Porque no hace hincapié en las ideas de nadie, sino en el sinsentido de la violencia. No hay justificación para la violencia”.
“Por eso el libro pone el foco en las víctimas –añade el dibujante-. Aramburu no quiso hacer una crónica del terrorismo, sino que se centró en cómo la violencia afectaba a las personas normales. Por eso en el libro no hay resúmenes de datos o cronologías, porque está contado a través de las vivencias de los personajes, de su dolor y su drama”.
“No quería hacer una historia fría”
Toni confiesa que esos sentimientos que viven los personajes fue lo que más le atrajo de la novela: “Para mí, como dibujante, esto era muy tentador porque no quería hacer una historia fría, sino con el intimismo que usa Fernando y que yo busqué a través del tratamiento narrativo y estilístico. Por eso construyo la historia a través de las diferentes vivencias y estados emocionales de los protagonistas”.
Pero resumir esa historia que abarca 30 años no fue nada fácil: “Tuve la tentación de reconstruir la historia de forma cronológica, incluso hice un esquema seleccionando los diálogos, haciendo el storyboard… hasta convertirlo en nueve capítulos distintos, cada uno dedicado a cada personaje. Pero al final me decidí por seguir el sistema de saltos temporales de Fernando, aunque cambiando la colocación de ciertos capítulos, para que la narración del cómic fuese más fluida”.
“Creo que el que lea la novela gráfica conociendo el libro no se sentirá decepcionado porque encontrará el mismo material, pero también encontrará algo distinto y original. Pienso que ambos libros son complementarios” –añade-.
“Lo más difícil ha sido que los personajes sean reconocibles durante 30 años”
Toni Fejzula ha hecho un esfuerzo titánico para adaptar la novela: “Tuve que hacer una gran síntesis de la historia porque cada capítulo de la novela corresponde a dos páginas del cómic. El libro tiene 650 páginas, más de 125 capítulos, mientras que el cómics son menos de 300, por lo que son dos páginas por cada capítulo. Por eso tenía que reducir la narrativa pero de forma que el lector no notara la brusquedad del paso de una acción a la otra y sin dejar fuera nada fundamental. También he dejado guiños en las viñetas para que los pueda identificar la gente que haya leído la obra original”.
Toni confiesa que lo más difícil del libro ha sido: “Hacer que los personajes envejezcan durante esos treinta años y conseguir que sigan siendo reconocibles. Sobre todo porque saltábamos constantemente de una época a otra. Uno de los trucos que he usado ha sido utilizar constantemente referencias temporales en las imágenes: dibujando grupos musicales, carteles, películas, lo que vemos en las televisiones, fechas en calendarios. Son guiños que lanzo habitualmente para que el lector no tenga problema para ubicarse”.
Una de las ideas más originales es que cada personaje tiene un color, como el azul de Bittori o el rojo de Miren, que representan la tristeza y el odio. “Cuando pensé en presentar a los personajes la primera idea fue usar un narrador, pero lo deseché al darme cuenta de que todo se podía contar a través de las imágenes. Por eso decidí poner un color a cada personaje, que está vinculado a su estado emocional y a su función en la novela: la tristeza, la ira, la confusión, la cobardía, la alegría…”
“Además -añade-, los personajes tienen un color similar a otros con los que comparten cercanía o sentimientos… o tienen colores opuestos justamente por lo contrario, porque no tienen empatía. Y esos colores terminan dominando las escenas- La única excepción en ese tratamiento del color es “El Txato” (la víctima del atentado), que es un personaje fantasma pero también sobre el que versa la historia”.
“No he visto salir nada bueno de los nacionalismos”
Toni Fejzula cree que: “Actualmente hay un rebrote de los nacionalismos y lo tenemos que controlar. Repasando la historia no he visto salir nada bueno de los nacionalismos, porque son un concepto decimonónico y no aceptan la modernidad. Son como un lobo herido que se vuelve más agresivo. Creo que la única forma de combatirlos es viajar más y conocer otra gente que nos hará darnos cuenta de que, en el fondo, todos somos muy parecidos”.
“Decir que los que son diferentes son nuestros enemigos es una proyección de nuestras propias frustraciones –añade-. Por eso los nacionalismos resurgen en tiempos de crisis, porque es cuando la gente se siente menos protegida”.
En el prólogo del libro, Toni comenta que una de sus razones para adaptar esta novela son los paralelismos que ve con la guerra de la antigua Yugoslavia que obligó a su familia a emigrar a Barcelona “Literalmente vi el desguace de un país en diferentes etapas –asegura-. Y fui testigo de ese auge de los nacionalismos, tanto por parte croata como serbia o kosovar, porque tenía familia en los tres bandos. Obviamente cada país es distinto, pero siempre hay ese sentimiento nacional tras el que cobijarse y proyectar que el otro es el enemigo”.
Por eso Toni defiende que la violencia nunca es la solución y que siempre hay que dialogar: “En Yugoslavia el declive empezó en los años 80 y las primeras manifestaciones ciudadanas fueron en Kosovo. Yo estoy convencido de que si no hubiera sido por esa crisis económica que exaspero a la gente, no hubiera pasado nada de lo que sucedió. Siempre hay que hablar, resolver la economía y seguir adelante. Solo hablando dejaremos de ver a los otros como enemigos y de echarles la culpa de nuestros males”.
“Obviamente si nos atacan con tanques nos tendremos que proteger. Pero los que justifican la violencia excusándose en el sentimiento nacionalista, normalmente lo están usando como excusa para enmascarar alguna carencia propia distinta” -concluye-.
En cuanto a sus proyectos, Toni asegura que: “Estoy trabajando para el mercado americano. Actualmente realizo una serie de fantasía épica para la editorial TKO, y acabaré en septiembre. Tengo otros proyectos, pero como no los tengo cerrados prefiero no hablar de ellos”.
Si queréis saber más sobre esta novela gráfica o sobre sus autores este miércoles 17, a las 18:30, ambos participarán en un encuentro online moderado por Juan Royo, que se difundirá en simultáneo en los Instagram Live de Planeta Cómic, Planetadelibros y Tusquets.