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Coronavirus

Descubren que la dexametasona reduce un 33% la mortalidad de los pacientes más graves de COVID-19

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La dexametasona reduce un 33% la mortalidad de los pacientes más graves de COVID-19

Un fármaco barato y de fácil acceso en todo el mundo llamado dexametasona puede ayudar a salvar vidas de pacientes que sufren complicaciones respiratorias severas a causa del coronavirus, según un estudio de la Universidad de Oxford. El equipo investigador cree que el tratamiento a base de dosis bajas de esteroides supone un gran avance en la lucha contra la COVID-19, al reducir en un tercio el riesgo de muerte de los pacientes más graves, los que se encuentran conectados a ventiladores mecánicos.

Según el ensayo clínico realizado por la prestigiosa universidad inglesa, en el que se ha administrado el medicamento a más de 2.100 pacientes ingresados en diferentes hospitales británicos, la dexametasona redujo en un 33% las muertes de aquellos pacientes ventilados mediante respiradores, y en un 20% la de otros pacientes que únicamente recibieron oxígeno. No se ha encontrado beneficio para aquellos pacientes que no requirieron de asistencia respiratoria.

Los investigadores escogieron al azar a un total de 2.104 pacientes para que recibieran una dosis diaria de 6 mg de dexametasona (por vía oral y por inyección intravenosa), durante diez días, y se comparó con 4.321 pacientes asignados al azar que recibieron únicamente la atención habitual. Entre estos últimos pacientes, la mortalidad a los 28 días fue mayor en los que necesitaron ventilación (41%), intermedia en los pacientes que solo necesitaron oxígeno (25%) y menor entre los que no necesitaron ninguna intervención respiratoria (13%).

En base a estos resultados, que aún son preliminares, con este tratamiento se evitaría una muerte por cada ocho pacientes ventilados o por cada 25 pacientes que únicamente necesitan oxígeno.

Capaz de evitar la "tormenta de citoquinas"

Ese fármaco se emplea ya para reducir inflamaciones en el caso de otras patologías, y parte de su efectividad se basa también en su carácter inmunosupresor. Así, sería capaz de atenuar el daño causado por el sistema inmunológico cuando este se sobreactiva y alcanza niveles devastadores para el propio organismo al que intenta defender del coronavirus. Es lo que se conoce como "tormenta de citoquinas", un proceso que se desarrolla en los cuadros más graves de la enfermedad y que es potencialmente mortal.

La dexametasona es uno de los dos tratamientos terapéuticos coadyuvantes -junto con el el tocilizumab- que se están probando en el que está considerado como el mayor ensayo clínico del mundo, RECOVERY, donde se experimenta con tratamientos existentes para otras patologías con el objetivo de comprobar si también funcionan para el coronavirus. También se está analizando el efecto de diferentes fármacos antivirales. Es lo que se conoce como "reposicionamiento de medicamentos", que presentan la ventaja de que la seguridad clínica ya está probada en ellos.

Un fármaco de bajo coste

Según estimaciones de los investigadores, si ese fármaco hubiera estado disponible en el Reino Unido desde el principio de la pandemia, se habrían podido salvar hasta 5.000 vidas. Además, debido a su bajo coste, consideran que podría ser muy beneficioso en los países pobres que afrontan un gran volumen de enfermos de COVID-19.

"Hay un claro beneficio. El tratamiento consta de diez días de dexametasona y cuesta unas 5 libras (5,5 euros/6,2 dólares) por paciente. Así que el precio total de salvar una vida es de 35 libras (38 euros/43 dólares)", remarca Martin Landray, uno de los científicos que participan en el estudio, quien añade otra ventaja importante: "Se trata de un fármaco que está disponible en todo el mundo".

Aproximadamente 19 de cada 20 pacientes que se infectan de coronavirus mejoran sin tener que ser hospitalizados, recuerda el estudio. De aquellos que han de ser ingresados en un hospital, la mayoría también experimenta una mejoría, si bien algunos podrían necesitar oxígeno o ventilación mecánica. Estos últimos, según el estudio, son los considerados pacientes de alto riesgo a los que la dexametasona parece ayudar en mayor grado.

"El único que reduce la mortalidad"

Para aquellos pacientes conectados a ventiladores mecánicos, la dexametasona redujo el riesgo de muerte de un 40% a un 28%, al tiempo que en el caso de los enfermos que precisaron de oxígeno, el tratamiento redujo el riesgo mortal de un 25% a un 20%. "Este es el único fármaco hasta la fecha que ha mostrado que reduce la mortalidad y lo hace de manera significativa. Es un gran avance", ha valorado el investigador principal del estudio, Peter Horby.

Daniel Prieto, catedrático de Oxford: "El estudio sobre dexametasona es básicamente definitivo"

Daniel Prieto, catedrático de Farmacoepidemiología de la Universidad de Oxford, ha declarado en una entrevista concedida al Canal 24 Horas que, aunque los resultados sean preliminares, se trata de "un estudio básicamente definitivo", debido a la amplitud de la muestra de pacientes.

"Estamos pendientes de ver el resultado de forma extensa en un manuscrito completo, y en un informe más detallado, pero en el momento en el que esos resultados sean publicados y diseminados de forma completa, creo que este fármaco se empezará a usar de forma sostenida para cualquier paciente de COVID-19 que necesite soporte respiratorio", ha valorado.

Sobre la aprobación por parte de las autoridades reguladoras de medicamentos de los diferentes países, Prieto opina que "con el estudio que se ha hecho, es probable que tenga una aprobación bastante rápida".

Simón asegura que los estudios sobre la dexametasona "incitan a emplearla más" pero que "hay que ser prudentes"

Sin embargo, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, ha pedido prudencia ante los datos arrojados por este trabajo científico de la Universidad de Oxford. "Son muy sólidos, pero los resultados de un único estudio no suelen ser suficientes para garantizar resultados", ha indicado.

Simón, que ha explicado que la dexametasona ya se ha utiliza de forma compasiva para enfermos de COVID-19, ha valorado como "importante" la realización de un ensayo clínico que prueba que tiene un efecto beneficioso. "Ya se había utilizado en muchos pacientes y en todo caso este estudio incita a hacerlo más", ha opinado, al mismo tiempo que ha adelantado que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios "tendrá que avalar los resultados y proponerlo o no para el tratamiento de coronavirus".

Un glucocorticoide muy conocido

La dexametasona es un glucocorticoide muy conocido que actúa como antiinflamatorio e inmunosupresor, y se utiliza frecuentemente para tratar ataques de asma y distintas enfermedades de tipo respiratorio. Se emplea con muchas inflamaciones, como por ejemplo reacciones alérgicas intensas; y también, para enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide. También se le suministra a los pacientes de cáncer que están sometidos a quimioterapia para contrarrestar ciertos efectos secundarios de su tratamiento antitumoral.

Tal y como ha explicado Daniel Prieto, catedrático de Farmacoepidemiología de la Universidad de Oxford, la dexametasona es lo que la gente suele llamar una "cortisona". Al ser un medicamento muy antiguo, que existe desde "hace muchísimos años", es "muy barato y está disponible en cualquier lugar del mundo".