'Los últimos de Filipinas', una gesta humana más que una hazaña militar
- Fernando Llor, Raúl Orte y Jorge Hov trasladan la historia a las viñetas
- Más noticias sobre cómic en 'El Cómic en RTVE.es'
Todos conocemos la historia: En 1898, tras la derrota de España a manos de Estados Unidos, perdimos las tres últimas colonias que nos quedaban: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Pero ajenos al final de la contienda, un grupo de 54 militares y 3 religiosos resistieron casi un año (337 días) en la iglesia de Baler, donde fueron asediados día y noche por centenares de fifilipinos pero también por el hambre y el beriberi. Ahora el guionista Fernando Llor, del dibujante Raúl Orte y el colorista Jorge Hov, narran esta apasionante historia en el cómic Los últimos de filipinas, un nuevo título de la imprescindible colección de cómic historico de Cascaborra Ediciones.
Pero... ¿por qué es tan apasionante este episodio histórico? "Sinceramente creo que nos resulta apasionante porque tiene muy poco de leyenda y mucho de historia -asegura Fernando llor. Es cierto que luego ha habido quien se ha querido aprovechar del relato y utilizarlo políticamente en un sentido u otro, pero los hechos están documentados y estudiados hasta la saciedad, con sus luces y con sus sombras. La pena es que ese aprovechamiento siempre acaba por enturbiarlo todo y se llega a situaciones ridículas, cuando todo sería mucho más enriquecedor si hablásemos de todas las partes del relato sin reparos, de lo bueno, lo heroico, pero también de lo malo, que lo hubo y mucho".
Todos nos preguntamos cómo fue posible que medio centenar de soldados resisitieran casi un año el asedio de centenares de filipinos."Es difícil de saber en última instancia por qué resistió cada uno de ellos de manera individual -nos comenta el guionista-. Y no me refiero a los ataques solamente sino a la situación en el interior de la iglesia con la disentería ganando terreno, el hambre, la oscuridad, la desnudez… Se me ocurren pocos escenarios tan extremos o situaciones similares, por eso me cuesta mucho entender por qué o de dónde sacaron las fuerzas para aguantar".
"Uno puede llegar a comprender la posición de los oficiales -continúa Llor-, a fin de cuentas tienen una mayor formación, una mayor disciplina y una mayor responsabilidad, pero con los soldados es muy difícil comprender su motivación. Hablamos de gente que en algunos casos acabó en el ejército casi de rebote o por obligación y, aún así, estuvieron aguantando durante todo el encierro".
El hambre, la enfermedad y la presión psicológica
Durante todo el asedio los españoles solo sufrieron dos bajas por herida de bala, mientras que los filipinos perdieron a más de 700 hombres. "El ejército filipino era un auténtico caos -afirma Fernando-. Los mandos iban cambiando, las estrategias eran vagas y por momentos casi surrealistas, no es de extrañar que terminasen por aceptar la heroicidad de los sitiados".
Pero peor aún que los continuos ataques fueron el hambre, la enfermedad y la presión psicológica. "Hay dos temas fundamentales en los que me apetecía meterme a la hora de contar esta historia y que además creo que son los que más me motivaron a la hora de aceptar el trabajo -asegura el escritor-. Por un lado está la resistencia, el cómo un grupo de soldados fue capaz de sobrevivir a lo que había fuera y, sobre todo, a lo que había dentro donde se mezclaba el beriberi con el hambre, la falta de información, el desconcierto o incluso intentos de motín o deserciones. Era una situación completamente extrema y es en esos momentos cuando creo que aflora la verdadera personalidad de cada uno".
"Por otro lado - continúa Fernando- me interesaba mucho hablar de la fuerte presión psicológica a la que estaban sometidos dentro de la iglesia. Era muy complicado saber en qué creer con tantas versiones contradictorias y en un ambiente tan hostil. Visto con perspectiva se puede llegar a pensar que era muy fácil llegar a tomar determinadas situaciones o, desde la comodidad de nuestro sofá, podemos determinar quién se equivocaba y quién tenía razón, pero sería completamente injusto".
El protagonista del cómic es Martín Cerezo, el militar que estaba al mando de los españoles. "Desde el primer momento me interesó la figura de Martín Cerezo precisamente para hablar de esa presión psicológica -añade Fernando-. Hoy en día está considerado un héroe por unos y un villano por otros, pero lo que está claro, lo que demuestran los hechos, es que es cierto que obró de manera ilegal en el momento de los fusilamientos y en la inscripción de estos en el registro de bajas como caídos por culpa de la disentería, como también es cierto que él tuvo una gran responsabilidad a la hora de aguantar durante el asedio hasta el punto de que se podría considerar que muchos de los que salieron vivos de allí le deben la vida".
Realmente no fueron "los últimos de Filipinas"
A pesar de ese título, que debemos a la película de 1945, estos soldados no fueron "los últimos de Filipinas", como ons recuerda fernando Llor: "Según el informe del historiador Juan Jiménez Mancha (Los verdaderos últimos de Filipinas, SEECI, 2000) quedaron cerca de 13000 españoles en Filipinas entre prisioneros, colonos , soldados, sacerdotes, funcionarios…). Su situación era muy complicada por partida doble, por un lado, algunos filipinos aprovecharon para tomar todo tipo de represalias por los siglos de ocupación, por otro lado, el Gobierno español se desentendió de la gran mayoría y los abandonó a su suerte. Eso provocó que un montón de gente no pudiese salir del país hasta finales de 1900 e incluso de 1901".
Destacar la excelente documentación, tanto de guionista como de los artistas. "La fuente principal de documentación -asegura Fernando- fue el libro de Miguel Ángel, Los últimos de Filipinas (Miguel Leiva y Miguel Ángel López de la Asunción, Editorial ACTAS), varias llamadas telefónicas con el propio Miguel Ángel, algunos documentales y también la documentación oficial sobre el expediente de Manila que pude conseguir a través de un archivo militar. La gran dificultad a la hora de abordar este guion fue que teníamos una limitación muy concreta con respecto a la extensión del cómic y era muy complicado escoger qué contar y qué dejar fuera".
Por cierto que el cómic incluye un artículo de Miguel Ángel que nos ayuda a comprender las circunstancias históricas: "Miguel El epílogo de Miguel Ángel, al igual que su libro, demuestra algo que entre los más cercanos a todo lo que supone este momento histórico es sabido por todos, que es uno de los grandes (yo creo que el mayor) expertos en la materia y que no basta con ceñirse únicamente a los hechos, es igual de importante conocer el contexto y tratar de no juzgar desde nuestra visión actual algo que ocurrió hace más de un siglo".
Dibujando 'Los últimos de Filipinas'
La parte artística del cómic corre a cargo del dibujante Raúl Orte y el colorista Jorge Hov. "El principal desafío en cualquier cómic histórico -asegura Raúl- es la documentación, pasas mas tiempo documentándote casi que dibujando. El uniforme en concreto resultó muy complejo y Jorge lo pasó bastante mal para poder representarlo de la manera más fiel posible".
"En cuanto a lo que me motivó a hacer este cómic -continúa el dibujante-, yo creo que aportar algo a esta colección que está editando Cascaborra. Aparte ya he trabajado antes con Fernando y Jorge y compartir con ellos proyecto para mí es un aliciente importante".
Y la posibilidad de aprender algo de historia, que es el principal objetivo de esta colección. "Conocía algo la historia pero no tan a fondo, no sabía lo que padecieron tan al detalle, saber que tuvieron la muerte sentada a su lado durante meses es terrible -confiesa Raúl-. Pero sin duda lo que más me ha sorprendido son los ataques Tagalos, cargaban por centenas contra la iglesia, además ataques que carecen de lógica y que les costó miles de bajas".
En un cómic épico las batallas suelen ser lo más complicado de dibujar pero esta historia es especial y la principal dificultad para Raúl ha sido otra: "Sin duda todos los sentimientos que tuvieron que vivir. El día a día, la enfermedad, el cansancio, el hambre, el miedo, resistir la locura de un asedio de mas de 300 días dentro de la iglesia de Baler".
En cuanto a la documentación visual, tan importante para la historia, raúl asegura que: "Principalmente he buscado por internet. Había una exposición fotográfica de Filipinas en el Alcázar de Toledo y pude verlas en su web, luego vi varias muestras de miniaturas, busqué todos los nombres que vi en el guion de Fernando, etc… Posteriormente se añadió Miguel Ángel al proyecto que me ayudó bastante con fotos y comentarios sobre detalles que no encontraba en ningún lado. Las películas de 1945 y 2016 las he visto. La última sobre todo la vi porque me dijeron que estaba muy bien hecha en lo que respecta a uniformes, aunque los emplazamientos no se correspondían con lo que había leído y tenía errores que daban pie a error, por tanto no me sirvió de mucha ayuda".
El color es fundamental en la historia
El color de los cómics cada vez es más importante a nivel narrativo, como nos recuerda Raúl: "El color de Jorge es una parte fundamental del cómic. Cuando empezamos pregunté a Jorge el grado de sombreado y me dijo que le dejase a él jugar con el color y la iluminación. Yo suelo hacer un dibujo bastante oscuro y cargado, pero aquí le he dejado a él aportar esa parte. Sobre todo creo que hay que destacar la portada, ya que ahí es donde mas se ve hasta qué punto nos compenetramos para lograr la atmósfera que queríamos conseguir".
Jorge confiesa que el color de este cómic ha sido un gran reto: "Es mi segundo comic, y uno con muchos desafíos que resolver, principalmente la cantidad de saltos temporales y flashbacks cada pocas páginas e incluso cada pocas viñetas (que además ni estaban planeados al comenzar las primeras páginas, íbamos haciendo guión dibujo y color a la vez). Ahí mi principal trabajo ha sido dar una atmosfera distintiva a cada momento y lugar. Que se diferencien los saltos y el ambiente de cada escena: apacibles, lóbregas, peligrosas... Unas veces con éxito, otras no tanto, no siempre tuve o el tiempo para lograr plasmar los ambientes que tenía en la cabeza, pero desde luego ha sido una gran fuente de aprendizaje".
En cuanto a los colores que ha elegico, Joge confiesa que: "Busque usar sobre todo colores fríos para las escenas de los últimos días del encierro (con más contrastes durante los ataques para añadir tensión) y cálidos para las escenas del juicio, una vez que estan todos a salvo. Luego hacer notar los saltos repentinos de mañana, tarde y noche trastocaban un poco el plan, pero esa ha sido la idea base. Por otro lado están las escenas de justo antes de iniciarse el encierro, ahí use colores amarronados y con iluminaciones mas difusas, para alejarlas del resto".
Y los coloristas también tienen que documentarse igual que el guionista y el dibujante. "La película de 2016, la vi antes de empezar el comic y visualmente me encantó. Otra gran ayuda fue la web de 1898 miniaturas, dedicada al hobby de miniaturas bélicas de la época. Tienen muchos ejemplos y además información histórica, tanto de los soldados españoles como filipinos. Esas eran mis opciones, las fotos en blanco y negro no ayudan mucho" , confiesa Jorge.
ARGH!, la asociación profesional de guionistas de cómic
Fernando Llor es uno de los miembros fundadores de ARGH!, la asociación profesional de guionistas de cómic que acaba de cumplir su primer año de vida. por eso le hemos pedido que nos haga un balance: "Estamos muy contentos por todo lo que hemos puesto en marcha. Nuestro primer paso fue la creación de un contrato blanco, una herramienta creada por una abogada especializada en derechos de autor que nos ha hecho aprender mucho en ese sentido y que nos permite defender mejor nuestros intereses. También pusimos en marcha varias bases de datos con acceso para socias y socios que nos permiten tener a golpe de clic las direcciones de editores españoles, franceses, americanos, italianos, alemanes…"
"A nivel de visibilidad -continúa- hemos conseguido que en apenas un año y con 40 socios se conozca la asociación en todo el sector y conseguimos poner en marcha el Premio Argh de guion de cómic gracias a la colaboración con la Fundación El Arte de Volar y Norma editorial y también con la ayuda de gente como Hernán Migoya o Eduardo Risso creamos los Premios Ricardo Barreiro para reconocer la labor de diferentes guionistas de historieta a ambos lados del Atlántico y dentro de muy poco anunciaremos los dos primeros galardonados".
"Nuestras aspiraciones pasan por conseguir una situación mejor para los autores -añade Fernando-, pero también una situación mejor para el cómic como un elemento más dentro del mundo cultural del país. Para ello siempre estamos dispuestos a sumarnos a plataformas como SOS sector gráfico o a diferentes iniciativas que se están poniendo en marcha en estos días y que nos permitirán tener una interlocución directa con las instituciones. Pero aparte de de esto también queremos incidir en la formación y por eso nos hemos puesto a redactar nuestro propio manual de guion de cómic y estamos pensando en lanzar una línea en la que publicaremos guiones analizados y comentados".
Sus proyectos
Preguntamos a Fernando en qué está trabajando: "En cuanto a proyectos la pandemia ha retrasado algunos de los lanzamientos que estaban previstos pensando sobre todo en Cómic Barcelona. Especialmente dos, Subnormal, una historia de acoso escolar dibujado por Miguel Porto y editado por Panini y Humor artificial dibujado por Miguel Ángel Hernández y editado por Dolmen.
En cuanto a Raúl Orte: "Actualmente estoy trabajando en un cómic para Estados Unidos que mezcla ficción e historia sobre Vlad Teppes, también conocido como Drakul o Drácula. También a ratos libres voy haciendo obras personales como es el caso de PANDORA que he empezado a mover ahora por editoriales, ya que la situación actual lo ha frenado . También tengo pendientes en cartera unos cuantos cómics mas, pero de momento están en stand by".