El teniente Blueberry cabalga de nuevo
- Quince años después del último álbum de Giroud/Moebius, Joann Sfar y Christophe Blain relanzan al personaje
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En los últimos años importantes personajes del cómic europeo han regresado sin sus creadores pero con otros grandes autores que han sabido actualizarlos para las nuevas generaciones, como Astérix y Obélix (de los que se ocupan Jean-Yves Ferri y Didier Conrad) o Corto Maltés (a cargo de los españoles Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero). Y ahora el cowboy más famoso de las viñetas, el teniente Blueberry, vuelve a cabalgar de la mano de dos grandes del cómic europeo: Joann Sfar y Christophe Blain, que publican Blueberry: Rencor apache (Norma).
Han pasado quince años de Dust (2005), la última aventura escrita y dibujada por Jean Giroud/Moebius para la serie principal del personaje. Moebius murió en 2012 y durante estos últimos años ha habido una batalla legal entre sus herederos y la editorial, por los derechos de Blueberry, que parece que por fin se ha resuelto. Lo que nos permite disfrutar de nuevas aventuras que prometen emociones fuertes gracias al talento de estos dos clásicos modernos del cómic europeo.
Un álbum en el que reconocemos el universo de Blueberry, sus personajes y los escenarios desérticos, pero que no se limita a ser una mera copia del trabajo de Charlier y Giraud, sino que busca nuevos caminos narrativos y estilísticos.
Un protagonista entre dos mundos
Rencor apache nos devuelve a los primeros tiempos de la colección, cuando Blueberry es un joven teniente del ejército destinado en Fort Apache, un emplazamiento militar en territorio indio encargado de mantener la frágil paz entre los colonos y los apaches. Pero ya se ha hecho amigo de los indios, que lo respetan, por lo que esta aventura se emplazará después de ese ciclo inicial.
La historia comienza cuando Blueberry es testigo del asesinato de dos indias a cargo de los hijos del predicador, un pionero de la conquista del oeste que también es el líder religioso de una secta cristiana montada en una mina. Consciente de que la paz pende de un hilo, Blueberry tendrá que mediar enter ambos bandos para evitar una nueva guerra, lo que no será nada fácil.
Como vemos, los autores retoman los temas de los primeros números de la colección, con ese frágil equilibrio de la paz entre los indios y los colonos. Pero los tratan de una forma más actual, dando prioridad al retrato psicológico de los personajes, y añadiendo detalles que muestran los avances tecnológicos que están apunto de cambiar ese mundo para siempre, personificados en unos autómatas que un empresario lleva al fuerte para entretener a los soldados.
Un western de personajes
Como a Blueberry ya lo conocemos desde hace casi 60 años (1963) Joann Sfar se centra en las relaciones que establece con el resto de los personajes: con los indios, con sus superiores, con los otros soldados del fuerte (que lo respetan) o con su inseparable compañero Jimmy. También tenemos una mujer fuerte que centrará el interés amoroso de nuestro protagonista.
Y es que Blueberry es, sobre todo, un western de personajes, como los grandes clásicos de John Ford o Howard Hawks.
Destacar el dibujo de Christophe Blain, que retoma el aspecto artístico de los primeros cómics de Blueberry, cuando el dibujo de Jean Giraud no era tan detallista, perfeccionista y elaborado, lo que le da un toque nostalgico. Algo a lo que contribuye la paleta de colores, inspirada también en los primeros álbumes de los 60.
El color es, sin duda, uno de los aspectos más destacados del cómic y ayuda a subrayar algunas de las escenas más importantes. Un aspecto en el que Blain ha recibido la ayuda de Clémence Sapin.
Pero, a la vez, Blain logra dotar al conjunto de una gran modernidad. Y la acción transcurre de una forma muy fluída, lo que hace de su lectura un auténtico placer. Destacamos también las vibrantes escenas de peleas, persecuciones y tiroteos, aunque no sean demasiadas, porque están resueltas con mucho nervio y mucha fuerza.
Destacar también esa sencilla pero estupenda portada con Blueberry subido a una colina, que ya es una imágene icónica de la colección.
Lo único que echamos de menos de esos primeros álbumes es que el Blueberry de Blain ya no se parezca a Jean-Paul Belmondo, que fue el modelo de Giraud para crear al personaje. Su versión se parece a Blueberry pero no a Belmondo. Y es que no olvidemos que este es ya el Blueberry de Sfar y Blain.
Dos de los grandes del cómic europeo actual
Sin duda el mayor acierto de este relanzamiento ha sido elegir a dos de los mejores autores del cómic actual que, además, se concen desde hace años.
Joann Sfar (Niza, 1971) es una de las mayores estrellas del cómic francés desde su debut en 1994. Sus series se cuentan por éxitos: El gato del rabino, El pequeño vampiro, Merlín (con el español José Luis Munuera)... Aunque su proyecto más ambicioso y conocido quizá sea La mazmorra, creado en 1998 junto a Lewis Trondheim. Una saga que pretendían que constara de más de 500 álbumes. Y en la que participaron algunos de los mejores artistas europeos. prueba de la popularidad de Star es que también fue elegido para crear la adaptación oficial al cómic de El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry. Con Christophe Blain colaboró en Sócrates, una serie protagonizada por un perro filósofo en la antigua Grecia y en La Mazmorra.
Cristophe Blain (Argenteuil, 1970) también debutó en 1994 y pronto empezaría a colaborar con Lewis Trondheim y Joann Sfar en varios álbumes de la célebre saga La Mazmorra. En 2001 Blain alcanzó la consagración definitiva como autor completo con el inicio de la serie Isaac el pirata, con la que ganaría el premio al Mejor Álbum en el Salón de Angoulême 2002. Otras obras, como El reductor de velocidad o la serie Gus, recalcan que su maestría con los guiones es equiparable a la que alcanza dibujando.
Blueberry no podía estar en mejores manos y estamos deseando leer sus nuevas aventuras.