El PIB sufrirá "el mayor retroceso de la serie histórica" hasta el 21,8 % en el segundo trimestre, según el Banco de España
- El desplome podría ser más acusado en España debido a que las medidas de contención han sido “más estrictas”
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El Banco de España estima que la actividad económica sufrirá "el mayor retroceso de la serie histórica" en el segundo trimestre como consecuencia de la epidemia de coronavirus y de las medidas de confinamiento adoptadas para frenarla, que podría oscilar entre el 16 % en un escenario de recuperación temprana y el 21,8 % en el caso más adverso, llegando a cuadriplicar la caída del 5,2 % registrada en el primer trimestre.
En sus previsiones, incluidas en el informe trimestral publicado este jueves, el supervisor asegura que la tasa de paro, si bien al final del mismo el empleo ha iniciado una “modesta” recuperación con el inicio del plan de desescalada.
Además, durante este periodo se prevé una profunda caída del sector servicios, el más afectado por las medidas de confinamiento, ya que a pesar de experimentar una mayor recuperación en mayo, su nivel sigue siendo muy inferior al registrado antes de la expansión de la COVID-19.
Atendiendo a la zona euro, según el supervisor, la caída podría ser más acusada en España que en el resto de países debido a que las medidas de contención adoptadas han sido “más estrictas”, existe un mayor peso relativo de la hostelería, el mercado laboral tiene una tasa de temporalidad elevada y nuestro país cuenta con “un menor espacio fiscal”, lo que ha provocado que la respuesta de la política presupuestaria haya sido "algo menos enérgica" que en las economías donde el margen de maniobra era mayor.
Abril lastra los resultados trimestrales
Las previsiones reflejan que la caída del Producto Interior Bruto (PIB) se habría “intensificado notablemente” durante el segundo trimestre debido a que el periodo afectado por las medidas de contención es más prolongado que en el anterior.
Así, durante el mes de abril se produjo “el deterioro más severo de la actividad y del gasto" provocado por las medidas de contención de la pandemia, si bien a partir de mayo los distintos indicadores muestran una suavización parcial y gradual de estas caídas, pareja al despliegue del plan de desescalada.
El período comprendido entre el inicio del confinamiento y el comienzo de la desescalada abarca siete semanas, de las cuales solo las dos primeras corresponden al primer trimestre, y el resto, al segundo. Además, la mayor parte del período de suspensión de actividades no esenciales, en el que la caída del producto fue más pronunciada, se desarrolló también en el segundo trimestre. Por consiguiente, “cabe esperar una notable intensificación de la disminución del PIB en este período”, señala el documento.
No obstante, apunta el Banco de España, el confinamiento también ha provocado un “fuerte repunte” de la tasa de ahorro de los hogares en el segundo trimestre del año, aunque la capacidad de repago de las deudas de parte del sector se habría visto resentida por el descenso de sus ingresos.
España, entre los países más perjudicados
El supervisor asegura que España es uno de los países en los que las restricciones han tenido “efectos más intensos y prolongados durante el segundo trimestre”. Según indica el documento, la reducción de los movimientos de la población fue particularmente pronunciada entre el 30 de marzo y el 9 de abril como consecuencia del reforzamiento de las medidas de confinamiento, materializado en la suspensión de toda actividad.
Durante este tiempo, la contracción del consumo de energía eléctrica superó el 15% interanual en abril, mientras que las matriculaciones de automóviles particulares fueron prácticamente nulas por el cierre de los concesionarios y el gasto semanal en tarjetas de crédito cayó hasta un 60 %, coincidiendo con la fase más restrictiva.
No obstante, señala el Banco de España, desde principios de mayo los indicadores apuntan “a una suavización parcial y progresiva de los descensos interanuales de la actividad”, si bien la actividad y el gasto se mantienen todavía “claramente por debajo” de los niveles previos a la crisis sanitaria. Así, el consumo eléctrico todavía permanece a mediados de junio casi nueve puntos por debajo del nivel de las mismas fechas del año anterior y la caída de las matriculaciones de vehículos particulares en mayo fue cercana al 60 % interanual. En consonancia con estos desarrollos, el retroceso del gasto semanal en tarjetas de crédito se ha suavizado progresivamente, hasta alcanzar tasas ligeramente positivas en la segunda semana de junio.
En suma, en el período comprendido desde la entrada en vigor del estado de alarma (el 15 de marzo) hasta el inicio del proceso de desescalada (el 4 de mayo) se estima que la actividad económica en España habría disminuido en torno a un 30 % con respecto a su nivel en ausencia de pandemia, salvo durante la vigencia de la suspensión de actividades no esenciales (entre el 30 de marzo y el 9 de abril), en el que se estima que la reducción de la producción habría rondado el 50 %.
Para el conjunto del ejercicio 2020 el organismo mantiene que el PIB retrocederá, respectivamente, un 9% y un 11,6% en la media del año en los escenarios de recuperación temprana y gradual, que podría alcanzar incluso el 15,1% en un escenario de riesgo.
El empleo inicia una modesta recuperación
El supervisor también prevé que la tasa de paro experimente un aumento significativo en el segundo trimestre, lastrado por el crecimiento promedio del 23,2 % en abril y mayo. Así, mientras que en el primer trimestre fue del 14,4% de la población activa, según la Encuesta de Población Activa (EPA), el desempleo en España podría acercarse al 20 % en el segundo.
No obstante, señala el Banco de España, después de los fuertes retrocesos observados en la afiliación desde mediados de marzo, en mayo se ha comenzado a observar una progresiva recuperación de los afiliados a la Seguridad Social, con un avance de casi 190.000 personas respecto a finales de abril. Este avance ha sido superior en las provincias en fase más avanzada de la desescalada, en las que también se ha observado un mayor descenso del número de trabajadores sujetos a Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).