La luz aparece al final del frontón
- El histórico frontón de Eibar ha sido el primer recinto deportivo en abrir al público aunque el partido se tuvo que suspender
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El histórico frontón de Eibar ha sido el primer recinto en abrir las puertas al público. Comenzaba en el Astelena el torneo de pelota por parejas que se va a desarrollar durante el verano. Han sido más de tres meses sin uno de los deportes vascos más populares, y la afición pelotazale tenía ganas de volver a ver a los pelotaris en acción. Les echaban de menos.
Con el coronavirus, el aforo máximo permitido en el frontón era de 600 personas; trabajadores, medios de comunicación, aficionados y jugadores incluidos. La venta de las entradas, únicamente online. El protocolo de seguridad que todos debían de cumplir antes de entrar al recinto y una vez en su interior, muy estricto. Lavado de manos, toma de temperatura a todos los asistentes, señalización perfectamente delimitada, obligación de llevar mascarilla en todo momento, limitación de movimientos por el frontón… Todos los aficionados, además, debían de permanecer sentados; prohibido ver el festival de pelota de pie.
“Venimos con muchas ganas, a pesar de las condiciones que nos han puesto“
"Venimos con muchas ganas, a pesar de las condiciones que nos han puesto". Lo declaraba más de un espectador. La sensación, para otros muchos, era rara por aquello de tener que soportar la mascarilla durante tanto tiempo y con tanto calor. “Porque agobia”, aseguraban, “pero no queda otro remedio y mejor venir así y ver pelota que no poder estar en el frontón”.
La tarde en Eibar fue muy especial para una aficionada en concreto. Su marido había sido, durante muchos años, el “cestero” del frontón Astelena. Falleció hace poco más de un mes. Ella y su hijo regresaban a una cancha por primera vez desde su fallecimiento. “El caso es empezar” decía, “y que se vaya de una vez este virus”.
El partido se suspendió a los 15 minutos
El festival de pelota por parejas empezó, sí. Con el partido previo al encuentro estelar, el de los profesionales. Fue lo único de lo que pudieron disfrutar los casi 300 aficionados a la pelota que finalmente se juntaron en el frontón eibarrés.
Comienza el choque entre Ezkurdia y Aranguren, que se miden a la pareja formada por Altuna III e Imaz. Pero el marcador se detiene en el 5 a 2 (los partidos de juegan a 22 tantos). Menos de quince minutos de juego real. Tan solo 35 pelotazos. Algo raro estaba sucediendo. Los pelotaris empezaron a resbalarse, a caerse constantemente… Apenas un pelotazo, y otra vez al suelo. Decidieron entonces parar. Los pelotaris no querían correr riesgos. Después de tanto tiempo parados, temían lesionarse.
La humedad tuvo la culpa
Finalmente, entre unos y otros, entre pelotaris y miembros de la organización del torneo, deciden suspenderlo. La humedad tuvo la culpa. Algo inaudito. Nunca antes había sucedido algo así.
Quienes tanta ilusión tenían de ver, de nuevo, pelota en directo, se quedaron con las ganas. Se les devolverá el importe de las entradas. Los pelotazales, los aficionados, no se lo podían creer. Más de uno mostró su indignación y algún que otro enfado, pero aquello no tenía vuelta atrás.
“Ha sido un accidente “
“Ha sido un accidente”, explicaba después el responsable de una de las empresas participantes. La cancha había quedado impracticable, como si de una pista de hielo se tratara, como consecuencia de la combinación del calor y los productos de desinfección que se habían utilizado para acondicionar el frontón, como exigía la normativa. Y a esa humedad se añadió algún problema en la ventilación del recinto.
Todo un cúmulo de circunstancias que robaron de un plumazo el entusiasmo y la ilusión de muchos por regresar a una grada, por volver a disfrutar de deporte en directo. Esa suspensión que dejó de lado y restó importancia al uso de mascarillas, de los guantes, de la diferente forma de apostar a partir de ahora. Es la nueva normalidad, la nueva vida también, en el interior de los frontones.