La central térmica de Andorra se apaga definitivamente
- Su cierre deja a centenares de familias en la incertidumbre ante la falta de un plan de empleo alternativo
Con un acto cargado de emoción y de simbolismo, hoy, en el último cambio de turno, los trabajadores se han despedido de la central y del carbón lanzando sus cascos a un ataúd negro, con el que simbolizan el entierro de la actividad minera. Tras 40 años de funcionamiento se ha apagado el motor económico de la comarca, y prácticamente de la mitad de la provincia turolense.
Miles de familias han dependido de ella y del sector minero desde su inauguración, en 1981, por los reyes de España. Costó 50.000 millones de pesetas, y en ella trabajaban 2.000 personas. Sus torres de refrigeración se convirtieron pronto en parte del paisaje y en un símbolo del progreso para la comarca.
La planta nunca ha estado exenta de polémica por la contaminación que podía provocar. A finales de los 80, 17 ayuntamientos de Castellón presentaron una demanda civil acusando a la térmica de la lluvia ácida que contaminaba 220.000 hectáreas de bosque. Dos años más tarde llegó una querella criminal por presunto delito ecológico que fue retirada en los 90 a cambio de que la empresa invirtiese 5.000 millones de pesetas en filtros para reducir las emisiones.
Un cierre previsible
Los trabajadores hace tiempo que veían venir el cierre de la térmica por las normativas europeas que requerían de la eléctrica propietaria nuevas inversiones para reducir emisiones. Han sido muchas las protestas multitudinarias, manifestaciones, marchas nocturnas… porque el cierre de la central deja a la comarca sin empleo y sin futuro. Les prometieron una transición justa y una reindustrialización que, de momento, no han llegado.
A sus empleados, Endesa les han ofrecido recolocaciones. A los trabajadores de las subcontratas se les dará la oportunidad de realizar cursos de formación para desmontar la térmica y construir las nuevas instalaciones renovables que la empresa desarrollará en la zona.
En los terrenos que ahora ocupa la térmica, Endesa construirá una planta solar, con 50 MW, que forma parte de, en palabras de directivos de la eléctrica, el mayor parque solar de Europa. En total, 1.750 MW de potencia entre solar y eólica, además de una planta de almacenamiento de baterías.
De aquí a 2026 aseguran que generarán unos 4.000 empleos en la etapa de construcción y algo más de un centenar de puestos después, en tareas de operación y mantenimiento.