'Gallinas y focas', un vino creado por discapacitados intelectuales que quieren volver a la viña
- Un grupo de discapacitados intelectuales que elabora un vino buscan volver a la actividad tras el desconfinamiento
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En un brainstorming para encontrar un nombre para el nuevo vino, una de las usuarias propone: “Gallinas y focas”. “¿Por qué?”, le preguntan. “Porque las gallinas son divertidas y las focas aplauden”, responde. Define muy bien el espíritu de la Fundación Amadip-Esment, piensan sus responsables, y es el nombre que le queda al vino. De esto hace ocho años ya.
“Las gallinas son divertidas y las focas aplauden“
Hoy se preguntan cómo será la vendimia de este año. Esta incertidumbre es la misma que tienen las familias y los usuarios de la fundación. La elaboración de este vino forma parte de las propuestas que ofrecen a personas con discapacidad intelectual. Son las que elaboran este vino tinto, 100% manto negro ecológico, del principio al final. Desde preparar la tierra hasta embotellar, incluidos los dibujos de las etiquetas.
Usuarios de talleres ocupacionales elaboran el vino
Son unos 60 usuarios de los talleres ocupacionales que, con el decreto del estado de alarma, dejaron de acudir a la finca y aún siguen en sus casas. Son un colectivo vulnerable y muchos llegaban en transporte público, de ahí que quieran ser aún más prudentes. A sus responsables les consta que están deseando volver. El confinamiento ha sido muy duro para ellos y la desescalada aún no ha terminado. Esperan que se puedan ir reincorporando de manera escalonada para vendimiar.
Vendimiar es una de las actividades que más les gusta, nos cuenta Lluïssa Buades, responsable del área de Agricultura de Amadip-Esment. “Las actividades al aire libre les van muy bien, hay gente que no puede estar encerrada”, dice Buades. Explica que uno de los aspectos más positivos de la elaboración del vino es que el proceso es muy distinto en cada etapa y eso les motiva.
Poco a poco vuelven a trabajar
Solo uno de los profesionales con necesidad de apoyo contratados, Facundo Elsassern Thomas, ha podido volver al trabajo. Estos días, con la mascarilla puesta, desbroza y ata las vides. Dice que es un trabajo complicado porque hay que llevar las ramas hacia un lado con cuidado para que el tractor no las rompa al pasar. Asegura que echaba de menos el trabajo porque en casa se aburría mucho. La previsión es que se puedan ir incorporando progresivamente más compañeros porque el trabajo en el campo no espera.
Ahora, además de las tijeras de la poda o la maquinaria de embotellar, tendrán que aprender las nuevas normas derivadas de la Covid, el uso de las mascarillas y la distancia de seguridad. Rutinas que hemos incorporado para recuperar nuestras antiguas vidas a medida que avanzaba la desescalada. Una desescalada que aún no ha llegado del todo para muchas personas con discapacidad intelectual.