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Elecciones gallegas y vascas

La victoria del moderado Feijóo y el fracaso del 'duro' Iturgaiz avivan de nuevo el debate interno en el PP

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Análisis del 12J: En una situación de pandemia, Galicia y País Vasco votan continuidad

No solo los candidatos pasaban un examen ante las urnas en las elecciones gallegas y vascas del 12 de julio. También los líderes en Madrid de los partidos. Pedro Sánchez (PSOE) y Pablo Iglesias (Unidas Podemos) no están claramente entre los alumnos destacados, mientras que Pablo Casado (PP), ha sacado un resultado ambivalente: un claro triunfo que no se puede atribuir con facilidad y un fracaso, aunque esperado, que no se puede soslayar. Ambos, en el futuro inmediato, reabren dudas a duras penas cerradas en el seno del partido y de su fórmula de coalición con Ciudadanos, que aguarda una próxima reválida en las elecciones que deberían celebrarse en otoño en Cataluña, si la pandemia de la covid-19 no lo impide.

Un triunfo en Galicia que alivia y reabre el debate de las dos almas del PP

Es un hecho innegable que la cuarta mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo es también una victoria para Pablo Casado, aunque solo sea porque la derrota sería una losa para su liderazgo. Y eso que, si algo ha procurado el PP de Feijóo es relacionarse al mínimo común posible con las siglas de Madrid.

Las elecciones gallegas de 2020, las que pasarán a la historia por celebrarse en mitad de una pandemia, la del covid-19, son las que certifican a Nuñez Feijóo como el sucesor de Manuel Fraga como presidente gallego por antonomasia, el único poseedor de una mayoría absoluta en el PP y un referente en el liderazgo del partido -quiera él eludirlo o no-, la evidencia que no logra acallar el debate de que la moderación que rehúye el encontronazo y la división es también una estrategia ganadora para el Partido Popular.

Lo quiera o no Feijóo, su actitud se identifica con la visión moderada que representaba la candidatura de Soraya Sáenz de Santamaría a la presidencia del PP o la que representaba Alfonso Alonso en el PP Vasco. Ambas versiones fueron derrotada y apartada, respectivamente, por Pablo Casado. Y, lógicamente, sus triunfos avivan el dilema de si el talante más ideológico del presidente ‘popular’ es el que más conviene al partido en las elecciones venideras.

Él mismo lo dijo en su intervención a medianoche en un hotel de Santiago para celebrar sus renovados 41 escaños: los gallegos le han votado por su apuesta por el entendimiento y no por el enfrentamiento y porque aseguró que no quería una Galicia "dividida en bloques irreconciliables", sino que apuesta por posiciones "moderadas", frente a las posturas radicales a izquierda y derecha. Ahí está parte de su capital político, ese que él ha vinculado a su defensa de Galicia y los gallegos, si viera oportuno emplearlo en otros objetivos más allá de la "estación término" que dice haberse fijado al final de la legislatura 2020-2024.

Elecciones gallegas 2020: Feijóo consigue su cuarta mayoría absoluta

De momento, no piensa mover ficha, y el presidente de la Xunta en funciones ha asegurado este lunes ante la Junta Directiva del PPdeG que se compromete a "cumplir y honrar su palabra" y trabajar por Galicia hasta "el final de la legislatura" para que los gallegos se reconcilien con la política útil "que construye y une" y responder al apoyo recibido en las urnas. Ante los suyos, ha reiterado que su decisión hace dos años de no dejar la Presidencia de la comunidad gallega para optar a liderar el PP "fue la correcta".

Feijóo pasa a ser "intocable" en el PP

Varios altos cargos del PP coinciden en su diagnóstico de este resultado electoral. La cuarta mayoría absoluta consecutiva refuerza a Feijóo su discurso y "su estilo de hacer política alejado de Vox". Estas elecciones, dicen estas fuentes, han enfrentado el modelo de la "integración y la moderación" con el de la "confrontación, que no va a ningún lado". "Si la voz de Feijóo era ya una voz autorizada, a partir de ahora es mucho más importante" y se convierte en una figura "intocable", afirman.

Así lo celebraba en la noche electoral el presidente andaluz, Juanma Moreno, que alababa en un mensaje en redes sociales el "equilibrio y moderación" de Feijóo como el "mejor aliado para afrontar con seguridad un futuro exigente".

La cuestión es cuán excepcional es el PP de Feijóo, el único que gana sin hacer ostentación, más bien lo contrario, de las siglas de la formación. Un partido y un líder que han conseguido dos veces dejar fuera del Parlamento a Ciudadanos y a Vox, aunque los de Santiago Abascal no se presentaron en 2016, algo que no ha podido impedir el PP en otras muchas comunidades autónomas.

El hecho es que el PP de Feijóo ha logrado lo que no pudo el PP+Cs de Carlos Iturgaiz: mantener sus escaños pese a la agresiva competencia de Vox por el voto más conservador, que únicamente ha encarecido o dificultado los últimos escaños en liza en provincias como Ourense y Pontevedra. Y eso abre interrogantes sobre la estrategia política puesta en marcha y aún defendida en Madrid.

Pero aunque la victoria de Feijóo mantenga vivo el debate de la dos almas dentro del Partido Popular, este no se reavivará si Pablo Casado no sufre derrotas amargas o inesperadas, o un terremoto de la magnitud del acaecido por la moción de censura al presidente Mariano Rajoy.

A día de hoy, la victoria de Feijóo en Galicia es todo un bálsamo para Casado, un argumento que avala que las cosas van bien, que el PP sigue ganando, que puede presentar una gestión solvente a ojos de los ciudadanos con la que ser una alternativa a los socialistas. Feijóo sale reforzado, pero en lo fundamental, el mantenimiento del poder, Casado también, en buena parte porque la pérdida de apoyos en el País Vasco, paralela al triunfo incontestado en Galicia, también se daba por segura y solo se aspiraba a amortiguarla en lo posible.

PP+Cs, y ahora qué

El presidente del PP gallego consiguió marcar territorio ante Casado al negarse a aceptar la coalición con Ciudadanos que patrocinaba Génova y también durante la campaña, ya que ambos solo han coincidido en dos ocasiones en sus maratonianas caravanas electorales. Los resultados le han dado la razón, del mismo modo que la apuesta del PP+Cs en el País Vasco no se la ha dado a Pablo Casado, por más que en el partido esperaran una caída en los apoyos.

PP y Ciudadanos sumaron por separado 128.000 votos en las elecciones de 2016, y su suma ha cosechado menos de la mitad en 2020 (60.299 papeletas, el 6,75% de los votos), con lo que el PP ha bajado de nueve diputados a cinco en el Parlamento Vasco, aunque Iturgaiz aún confía en lograr el sexto escaño gracias al voto exterior.

El PP podía dar por bueno este resultado mirando a los seis escaños que le atribuían los sondeos, pero la entrada de Vox en el Parlamento, con una diputada por Álava, bastión tradicional del PP en el País Vasco, ha hecho daño, porque ha demostrado que la figura de Carlos Iturgaiz, recuperada del retiro político para tratar de retener el voto más conservador, no ha funcionado.

El PP vasco pide "reflexión"

También da argumentos a los partidarios de Alfonso Alonso, el líder del PP vasco apartado por la dirección del PP por no aceptar la imposición de candidatos de Ciudadanos en sus listas y por el cambio de estrategia que suponía la coalición de PP+Cs, empujada desde Madrid para tratar de extender el modelo de Navarra Suma.

La presidenta del PP vasco, Amaya Fernández, reclamaba una reflexión. "No es responsable emprender una huida hacia adelante como si no hubiera ocurrido. Hay que analizar desde Euskadi y de la mano de la dirección nacional, con lealtad entre todos, sinceridad y serenidad, por qué ha sucedido", ha considerado.

Desde referentes del PP vasco ya en pasado, como el exportavoz del PP en el Parlamento vasco Borja Semper, se señala a Feijóo como ejemplo a seguir: "La valentía de la moderación y de serlo en tiempos de "tipos duros” no solo da resultado, es necesaria", publicó en la noche del 12J en sus redes sociales.

Al mismo tiempo, fuentes del PP vasco son más críticas y consideran que el mal resultado en las elecciones vascas es un "final esperado, que se veía venir por los mensajes que se han lanzado en la campaña", con un Iturgaiz que en precampaña tendió la mano a Vox. "Esto no hubiera pasado con Alonso", afirman. Aunque estas voces no están dispuestas a aceptar un "ramillete de excusas" sobre la pérdida de votos, tampoco quieren "buscar culpables, sino soluciones", pero reclaman "autonomía" para decidir el rumbo de su liderazgo y apuntan que el PP "no puede enrocarse con una estrategia que no ha funcionado", en referencia a la fórmula de coalición con Ciudadanos.

Puede que para Ciudadanos el resultado en el País Vasco no sea tan malo, porque tendrá un parlamentario por Álava, pero la apuesta ideológica por el "constitucionalismo" para formular una alternativa al nacionalismo ha demostrado no tener predicamento a día de hoy entre el electorado vasco. Y la unión de fuerzas se ha demostrado inservible para unir al voto de centro derecha.

Pese a todo, Iturgaiz sostiene que la coalición se mantendrá en las comunidades autónomas en las que esté en peligro la unidad de España, en referencia al País Vasco, Navarra y Cataluña, según ha sostenido este lunes en una entrevista en Los Desayunos de TVE.

Iturgaiz: "La coalición con C's se mantendrá donde la unidad de España esté en riesgo"

Puestos a hacer una lectura positiva en el PP, Iturgaiz ha apuntado a que las elecciones del 12J "eran una meta volante para terminar con este caótico y nefasto gobierno de Madrid" y que los resultados han dejado "hundido" a Podemos y los socialistas "se quedan como estaban".

Otra oportunidad para la coalición en Cataluña

Tras esta experiencia amarga para la fórmula PP+Cs, la próxima prueba a esta entente llegaría en las elecciones en Cataluña, aún sin fecha, pero que deberían celebrarse en otoño. Allí también tendrían la competencia de Vox, que se dispone a presentarse en las elecciones al Parlamento catalán, y en sus cuentas aspira a conseguir escaños en Barcelona y, quizá, en Tarragona.

Y, al igual que el PP, el partido naranja también está enfrascado en su propio debate interno entre las dos almas de su formación, la que pacta con el PP para formar gobiernos en comunidades y ayuntamientos y la que llega a acuerdos con el PSOE en el Gobierno de la nación.

Ahí tendrá que tomar una decisión fundamental la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, ella misma la candidata más votada en las elecciones autonómicas de 2017, con 36 escaños, por cuatro de un PP que es en Cataluña la formación hoy por hoy residual, a diferencia de la situación de partida en el País Vasco.

Habrá de verse si la coalición de 'populares' y naranjas es una constante a partir del ejemplo vasco y navarro o se conjuga solo en función de cálculos políticos, pasó en Galicia, y de qué manera articula sus mensajes para que la suma de fuerzas aporte en la práctica un refuerzo en las urnas.