Es un virus real, y no el miedo, lo que está matando a gente durante la pandemia, pese a lo que te digan los negacionistas
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Proliferan en las redes los contenidos que niegan la existencia del nuevo coronavirus: se dice que no es real. Para justificar el exceso de mortalidad en España estos meses, un artículo de la revista Discovery Salud señala factores alternativos a la presencia objetiva del SARS-CoV-2 entre nosotros, como que el miedo y la depresión provocados por el estado de alerta debilitaron el sistema inmune de muchas personas, llegando a provocar su muerte. No hay estudios científicos que lo avalen. Es falso.
El artículo “Las cifras de muertos no demuestran que haya habido una pandemia”, donde hemos encontrado esa explicación, se muestra actualmente en la portada web de la publicación. Expone: “Los cuadros de miedo, ansiedad y depresión que causó el estado de alerta y las medidas adoptadas hizo que el sistema inmune de muchas personas -incluidas algunas jóvenes y sanas pero especialmente las afectadas por patologías previas graves- se deprimiera provocando inmunodeficiencias que aceleraron o provocaron su muerte”.
El artículo analiza las contradicciones de las cifras de víctimas ofrecidas por instancias oficiales y aun así las da por buenas en “un ejercicio de buena voluntad” para pasar a explicar lo que las provocó. Además de la causa mencionada, ofrece otros motivos alternativos al virus para los fallecimientos, como que las urgencias se abarrotaron de personas sin protección contra la gripe y otras infecciones, que se dejó morir a muchos por falta de medios, que se aplicaron tratamientos médicos ineficaces, que no se atendió a personas mayores y que se decidió el uso de mascarillas, perjudiciales. Todas esas situaciones han sido narradas por los medios de comunicación y vividas por muchos ciudadanos, pero la interpretación de la revista es que se derivaron de un “colapso social que provocó la campaña de terror informativo”, no un contagio detectado por los científicos.
“¿Qué hace pues la sociedad aplaudiendo y considerando “héroes” a quienes asumieron [...] que se enfrentaban a una infección respiratoria aguda causada por un “nuevo coronavirus” y muy posiblemente contribuyeron con sus tratamientos a la muerte de miles de personas?”, dice la revista. La cabecera sostuvo argumentos parecidos en su número de abril .
Pandemia indiscutible
Hemos hablado con un especialista en Medicina Intensiva, la rama sanitaria que da soporte a los pacientes en estado crítico. El doctor Manuel Quintana, del Hospital Universitario de La Paz (Madrid), dice que el fragmento sobre los cuadros de miedo “es tendencioso y está cogido por los pelos”. Esas situaciones nuevas derivadas del confinamiento pueden generar ansiedad y una peor inmunidad agravando el cuadro previo pero, según este médico, “que haya una pandemia no es discutible”.
Quintana dice que puede haber dudas sobre las cifras de fallecidos y reconoce que en muchos de los casos considerados decesos por COVID puede haber además otras enfermedades previas que hayan coadyuvado a la muerte, pero describe formas específicas de identificar el virus en sí. Así se delimita si un paciente tiene o fallece por este virus en los hospitales, siguiendo las pautas oficiales: “Una clínica compatible [observación del paciente a pie de cama y diagnóstico], una imagen radiológica o una placa que es patológica, y una prueba de PCR. Si un paciente con ese diagnóstico fallece, es un paciente COVID, aunque tuviese patología previa”. Recalca que la radiografía de tórax que se realiza “tiene un patrón característico que es de COVID, eso no es discutible”.
“Apenas se vieron cadáveres o gente agonizando... darlo como explicación general es ridículo“
Verifica RTVE también se ha puesto en contacto con Manuel Muñoz, catedrático y profesor de Evaluación Psicológica Clínica y de la Salud en la Universidad Complutense de Madrid. Tiene evidencia empírica de que el virus existe porque se contagió: “Una situación estresante puede provocar una bajada inmunológica. Pero hablamos de casos extremos, como la muerte de un hijo o un bombardeo. Que las muertes las haya provocado el estrés de las noticias, cuando apenas se vieron cadáveres o gente agonizando, que eso provocase cientos de miles de fallecidos en tantos países a la vez… no. Quizá en algún caso muy puntual, con muchas patologías previas, en alguna residencia, pero darlo como explicación general es ridículo”.
Muñoz pone como ejemplos los campos de refugiados, lugares sometidos a un estrés incluso mayor, también con restricciones de espacio y muchos problemas, donde este nivel de fallecimientos no se da: “No hay ningún estudio que pueda relacionar el nivel de estrés del COVID-19 con un aumento de fallecidos como el que ha habido”.
Verifica RTVE ya recordó datos que muestran la existencia de la pandemia ante bulos como el de un médico de Formentera que aseguraba que los hospitales estaban vacíos u otro, más reciente, que dice que no hay nadie en un centro sanitario de Lleida donde actualmente se ha registrado un brote.
“El virus existe y fue identificado y secuenciado incluso antes de la declaración de la pandemia“
Hemos contactado con la Asociación Española de Comunicación Científica (AECC), formada por 400 profesionales de la comunicación en ciencia, salud, tecnología y medio ambiente, que nos recuerda que “hay muchas preguntas sin respuesta sobre la pandemia y su control, pero el virus existe y fue identificado y secuenciado incluso antes de la declaración de la pandemia”.
La evolución genómica del virus SARS-CoV-2 puede incluso seguirse en línea, pero la idea de que la pandemia y su gravedad no existen sigue en circulación y cada vez llegan más archivos al servicio de Whatsapp de Verifica RTVE en este sentido. Con etiquetas como #CoronaFake #Plandemia #StopNOM, #Libertad, #StopMascarillas o #StopVacuna este tipo de ideas se impulsan sobre todo desde grupos de Telegram: el virus no existe o ha sido genéticamente modificado, las mascarillas perjudican nuestra salud o todo es una idea para controlarnos socialmente.
La revista Discovery Salud
El sitio de la revista Discovery Salud (dsalud.com) recibió 149.000 visitas en los últimos seis meses, según el servicio Similarweb.com. Un 89% de ellas procedieron del foro Burbuja.info, donde se comentan a menudo sus contenidos. En Facebook, la revista tiene más de 36.500 seguidores. Su canal de televisión de YouTube supera los 34.000.
La publicación pertenece a la empresa Ediciones Mk3 SL, presidida por el periodista José Antonio Campoy, con una experiencia que incluye el paso por diversos medios, entre ellos la Agencia EFE y ABC, y la docencia en la Universidad Complutense. En su presentación profesional menciona también experiencia en RTVE. No tenemos constancia de contratos laborales asociados al ente, pero pudo tener lugar otro tipo de colaboración con él. Campoy dirigió en años más recientes la revista “Más Allá de la Ciencia” y publicó el libro “Entrevista a un extraterrestre: Geenom”.
El periodista preside además la World Association for Cancer Research (WACR), aunque en ocasiones la publicación se refiere a la entidad como si fuera ajena. En 2017, cuando la revista llegó al número 200 explicó que lo habían hecho “sin apoyo de institución, empresa u organismo público alguno, excepción hecha de la WACR”. Esta asociación recibió críticas en 2008 por sus posturas contrarias al virus del papiloma humano, que encontraron la oposición frontal de la Asociación Española contra el Cáncer.
Tanto el dominio dsalud.com como el de wacr.info fueron adquiridos desde el mismo correo electrónico y dirección (calle, piso y oficina) en Majadahonda (Madrid). Hay otros dominios asociados a ese email, como ladietadefinitiva.net, de la que quedan vestigios en Archive.org: “El método para adelgazar más eficaz del mundo. Sin pasar hambre. Sin contar calorías. Sin pesar la comida”.
Campoy también nos ha respondido desde el mismo correo cuando le hemos pedido información sobre el artículo y su autor. Es Robert J. Williams, un nombre y apellido que corresponden a varios especialistas en salud según Google Scholar. La revista no ha querido aclarar su identidad porque dice que sus colaboradores “reciben presiones intolerables”.
Campoy afirma que verifican sus textos salvo “las opiniones que son subjetivas siempre y están avaladas por nuestra Carta Magna y las leyes nacionales e internacionales”. Nos pregunta por qué nos arrogamos “el derecho a decidir qué informaciones publicadas por un medio de comunicación son o no ciertas” y cree, refiriéndose al fact-checking, que “lo que ustedes hacen es, sencillamente, ilegal”. Tras contactar con él y con otras fuentes para recabar información sobre la revista, ha advertido que ponía el asunto en manos de sus abogados.
Polémicas anteriores
La Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) sitúa a la revista entre los medios “que se dedican de forma activa a divulgar engaños y bulos en salud pública” y vincula a la cabecera con dos casos de pacientes que abandonaron su tratamiento y fallecieron por seguir terapias alternativas. La Asociación de Informadores de la Salud (ANIS) emitió un comunicado de apoyo a periodistas críticos con los contenidos de la revista a los que esta llamó “desinformadores”.
Discovery Salud es miembro de la Asociación Española de Editoriales de Publicaciones Periódicas (AEEPP), que entre otros aspectos cubre los relativos a deontología profesional en el sector. Sin embargo, esta asociación no ha contestado a nuestras preguntas. La Junta de Dirección de la AECC sí nos dice que “un artículo que, de entrada, cuestiona la existencia del virus SARS-CoV-2 y de la pandemia de COVID-19 se desacredita por sí solo porque contradice todas las evidencias científicas acumuladas sobre esta enfermedad”.
Los titulares de Discovery Salud han provocado controversia anteriormente (“Si puede, no vaya al médico”). En su hemeroteca se observan portadas con mensajes como que el cambio climático no existe, en realidad la quimioterapia promueve el cáncer, no está demostrado que un nivel alto de colesterol perjudique a la salud, la Gripe A fue una farsa y el VIH un montaje. Estas valoraciones que rechazan la evidencia científica tienden a ser llamadas “negacionistas”. En el caso de Discovery Salud, han provocado críticas en varios medios de comunicación: Telemadrid y El Español hablaron en 2018 de “disparates” y El Confidencial se ha referido en 2020 a ellos como “terraplanistas del covid”.
Cifras dudosas, pandemia innegable
“El confinamiento de toda la población no se ha justificado nunca. Hacerlo ha llevado a muchas personas a situaciones de angustia y soledad haciendo que bajaran sus defensas”, puede leerse en el ejemplar de papel de la revista. En la publicación son frecuentes las referencias en positivo a Luis de Miguel Ortega, abogado que defiende las medicinas no convencionales . Ortega ha presentado varios recursos judiciales contra el Gobierno español por la creación y aplicación de normas relativas al estado de alarma, el empleo de biocidas para desinfectar por parte de las Fuerzas Armadas durante la pandemia y el uso obligatorio de las mascarillas.
Josep M. Catalá, catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) sí cree que habitualmente gobiernos y medios pueden transmitir miedos, aunque la situación actual es compleja y requiere de múltiples análisis. Considera que “el miedo existe y está siendo una manera de mantener a la población en alerta. Pero yo no digo que pudiera ser de otra manera”.
Especialista en comunicación científica y de crisis, Catalá sostiene desde hace tiempo en sus obras que “íbamos a una sociedad en la que la paranoia sería constante, por la propia estructura de la sociedad. Esto me está dando la razón. Estamos en una situación paranoica porque circulan teorías de la conspiración porque no estamos seguros de lo que está sucediendo realmente, porque se están provocando miedos necesarios o innecesarios... Esta ha sido mi posición, pero no fue en ningún momento pensar que se podría negar una pandemia como esta”.
“Hay tendencia a lo conspiranoico pero también se intuyen intereses de grupos específicos“
El catedrático Manuel Muñoz cree que, llevado al plano individual, el negacionismo tendría similitudes con “el delirio paranoide”. Este especialista considera que “hay tendencia a lo conspiranoico pero también se intuyen intereses de grupos específicos, en algún caso de tipo político, para que la pandemia quede desautorizada. Y eso se observa en la actitud hostil de algunos países contra la OMS. Ha salido de la organización EE.UU., que tiene un presidente muy particular con una ideología muy concreta”.
Para la Asociación Española de Comunicación Científica (AECC): “Las cifras de muertos atribuibles a la covid-19 y de infectados son provisionales, porque la recogida de datos es imperfecta y no está exenta de errores y dificultades, pero la incertidumbre –cada vez menor– sobre los efectos de la pandemia no es un argumento que permita desmontar la certidumbre sobre la existencia de la pandemia. En cambio, toda la información cierta que puede contener este artículo palidece al negarse algunas evidencias científicas bien establecidas. El artículo no se ajusta al conocimiento científico y parece un claro ejemplo de desinformación (información falsa difundida de forma intencionada) más que de información errónea (por descuido o negligencia profesional)”.
Verifica RTVE también considera que en el artículo de Discovery Salud hay elementos de verdad pero esta es una táctica habitual en los contenidos de desinformación y ello no justifica la distorsión de las causas de mortalidad en la pandemia o la negación de la misma. El recorrido por otros artículos de la revista y por su trayectoria muestra que no se trata de una excepción. En origen, no fueron el terror informativo, el miedo, la ansiedad o la depresión las causas principales tras la muerte de más de medio millón de personas en el mundo y más de 28.000 en España, sino un virus. La información es falsa.