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Coronavirus

Mallorca cierra tres calles que concentran el turismo de borrachera

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Cerrojazo al turismo de borrachera en Magaluf

Ni locales de ocio, ni de restauración, ni comercios en tres calles de Mallorca que concentran el turismo de borrachera. Dos están en la playa de Palma, conocidas por los turistas alemanes, su principal cliente, como Bierstrasse (calle de la cerveza) i Schinkenstrasse (calle del Jamón), y la tercera, la tristemente famosa, Punta Ballena en Magaluf (Calvià).

Las imágenes de este fin de semana con aglomeraciones espontáneas en la calle de jóvenes con signos evidentes de haber bebido han llevado el Govern a tomar una medida sin precedentes. Incluso el ministro de Sanidad alemán ha hecho esta semana un llamamiento a la moderación a sus compatriotas que pasan las vacaciones en Mallorca.

Que no vengan, no van a poder hacer lo que quieran

El Conseller de Turismo de Baleares, Iago Negueruela, ha dicho que no quiere este tipo de turismo, que pone en riesgo la imagen de seguridad del destino y ha mandado un mensaje claro: “Que no vengan porque no van a poder hacer lo que consideraban que podrían hacer en las islas”. “Tenemos una situación sanitaria tan extraordinaria que no nos lo podemos permitir”, ha añadido. Y ha advertido que no le temblará el pulso si tiene que extender la prohibición a otras zonas. La decisión llega después de que el viernes pasado ya se endurecieran las sanciones contra las fiestas ilegales.

Los ayuntamientos de Baleares piden un protocolo contra las fiestas ilegales

Sanciones contra fiestas ilegales

Multas de hasta 60.000 por participar en una fiesta y hasta 600.000 por lucrarse con su organización. El Govern ya había prohibido la apertura de las macrodiscotecas y había decretado el cierre de todos los locales a las dos de la noche per ante la proliferación de fiestas ilegales en chalés, de las que han trascendido imágenes con más de un centenar de personas bailando sin mascarillas, ni distancia, ha ido un paso más allá. Sanciones contundentes para quien intente participar, en medio de la pandemia, en algo que era habitual en los verano de las islas.

La fiesta y el alcohol siguen siendo un atractivo para muchos visitantes de Baleares pero la cercanía social, que les es natural, se ha convertido en un peligro. El Govern teme que un rebrote pueda comportar otra vez un cierre de las islas y acabar con una temporada que empezó tarde y que, ya de por si, se prevé de mínimos.

Seis equipos para perseguir fiestas ilegales

Ante la dificultad de perseguir fiestas en domicilios particulares, una unidad de análisis rastreará la redes para detectarlas anticipadamente y tratar de evitar que se celebren. En el caso que tengan lugar en domicilios de alquiler turístico, pueden perder la licencia por un período máximo de tres años.

Los locales que pueden abrir, los que tengan un aforo para menos de 300 personas, lo tienen que hacer con la pista de baile inhabilitada y cerrar como mucho a las dos.

En tres zonas que concentran el turismo de borrachera, el West End en Ibiza, y Magaluf y Playa de Palma en Mallorca solo pueden servir en la terraza. Además se prohíben la mesas altas y con taburetes porque facilitan que los clientes estén de pie y se muevan por el local. Tampoco se podrán servir bebidas en recipientes grandes ni con pajitas largas para evitar que se ompartan las consumiciones.

La patronal del ocio nocturno ha convocado una manifestación en Palma contra las medidas del Govern balear. Piensan que son precisamente las restricciones a su sector lo que ha comporta la organización de fiestas privadas ilegales. Dicen que se prohíbe una de sus razones de ser, las pistas de baile y que han tomado la decisión más traumático con el cierre completo de tres calles. Aseguran que hay miles de puestos de trabajo en juego.