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Agentes literarios: en busca del nuevo boom

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Agentes literarios: los defensores del autor

Son desconocidos pero tienen un papel clave en el negocio de la literatura. Descubren y protegen al escritor, negocian sus derechos de autor y hacen de intermediarios con las editoriales. Desde la irrupción de internet su trabajo ha cobrado aún más importancia porque defienden los derechos de autor. Son los personajes ocultos del mundo editorial: los agentes literarios.

Pau Centellas, agencia Silvia Bastos

Pau Centellas, agencia Silvia Bastos Victor P. de Óbanos

"Tampoco es legítimo que alguien que ha dedicado muchos años para escribir una novela, luego vea que cualquier persona se la puede piratear en Internet. Me parece una injusticia", dice Pau Centellas, agente de la agencia literaria Silvia Bastos.

Su agencia está situada en uno de los barrios más agradables de Barcelona, en la calle Bailén número seis, en un piso exterior al que se accede por unas escaleras intrincadas, tras atravesar un patio interior propio de muchos edificios de la Ciudad Condal. Nos abre la puerta la misma Silvia Bastos, una de las agentes literarias más significativas del universo editorial.

La oficina de Pau Centellas y Silvia Bastos

La oficina de Pau Centellas y Silvia Bastos Pau Centellas

La gran pregunta es: ¿Qué busca un agente literario en un libro para vendérselo a una editorial? "Dos cosas distintas y muy opuestas: o bien que sea exactamente el tipo de libro que sabes que los editores están buscando por tratarse de una moda, una tendencia, un género de éxito; o bien que sea algo original y distinto a lo que se está publicando y que puede romper un poco la monotonía editorial", reconoce Pau.

"Como agente soy un aliado"

Pau Centellas es uno de los herederos de la mítica agente Carmen Balcells, quien junto a los escritores Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, cambió las relaciones de poder que existían entre los escritores y editores, protagonizó la novela en la que se escribió la historia de la literatura en lengua española durante las últimas décadas del siglo XX. Carmen, la 'mamma' del llamado Boom Latinoamericano, era famosa por las apasionadas relaciones que mantenía con sus autores.

Hay escritores que esperan de ti que seas una especie de coach

"Mi relación con los escritores es las que ellos quieren. Los hay que esperan de ti que seas una especie de coach o confesor, incluso, no diré amigo, pero casi. Otros esperan de ti un servicio editorial frío y calculado, profesional. La relación con los autores depende de cada uno de ellos -yo, en todo caso, procuro mostrarme y ofrecerme como un aliado, alguien en quien apoyarse en todo el proceso editorial, desde la creación a la publicación de su obra", afirma Centellas.

Antes de despedirnos, hablamos con Pau de cómo vender la literatura a las grandes plataformas digitales para que hagan una serie o una película de una novela. Pau ama leer y escribir. Se dedica al oficio por vocación, confiesa. Entre sus autores se encuentran Juan Eslava Galán y Santiago Roncagliolo.

El autor ya tiene bastante con escribir

Los agentes literarios cogen esa llamada al autor desesperado, le animan y aconsejan, les hacen de 'madre'. Pero sobre todo cuidan de que los escritores sigan existiendo: "El autor bastante tiene con escribir. Necesita a una persona que sea capaz de acompañarle durante todo el proceso creativo. Identificar dónde puede colocarse su obra, descubrirle cuál es la editorial en su país donde puede publicarse su libro, y también en el extranjero", asegura Palmira.

Palmira Márquez, directora de la agencia Dos Passos

Palmira Márquez, directora de la agencia Dos Passos Agencia Dos Passos

Palmira Márquez tiene Dos passos, su agencia literaria, en la calle Hortaleza de Madrid. Palmira tiene una cara de adolescente crecida, pelo rubio y un aire de haberse criado en Palm Beach, con su moreno surfero, ataviada con una camiseta de rayas color rosa chicle Bazooka.

La amistad fue la que nos llevó a montar la agencia

"Luis Eduardo Aute, que era un amigo de Miguel Munárriz, mi socio, nos pidió en 2003 que le ayudáramos a publicar las letras de sus canciones. De repente nos dijo: Venga, sois mis agentes especiales -no mis agentes literarios- sino mis agentes especiales. Vais a hacerme este trabajo. Miguel Munarriz y yo venimos del mundo de la comunicación y nos planteamos hacer realidad esa idea que teníamos a medio plazo: montar una agencia literaria. Inmediatamente cuando conseguimos publicarle ese libro a Eduardo, vinieron otros amigos que también son autores, en este caso fue Luis G. Martin. La amistad fue la que nos llevó a montar la agencia", dice Márquez.

El objetivo de cualquier escritor es profesionalizarse

La clave del oficio sigue arraigado en un suelo ancestral y antiguo que se sedimenta con los años. "Primero te tiene que gustar muchísimo leer y tener esa capacidad para identificar el valor que tiene una obra literaria. Y luego generar confianza en el autor, que confía sus obras que son sus hijos, a una persona que tiene que salir a la calle para pelear para que esa obra vea la luz. El objetivo de cualquier autor es profesionalizarse, es ser capaz de vivir de lo que crea. La labor de un agente es básica", añade.

La literatura no es un producto

"Los libros son de los autores. Y cada vez que alguien los lee debería haber pagado previamente. Y no entro en qué precio deberían tener los libros", dice Mónica Martín, agente de MB afincada en una de las calles más hermosas de Barcelona, la Ronda Sant Pere. Mónica ocupa un piso que une dos. Al fondo está su despacho, una estancia dedicada a la originalidad y a la excentricidad amable de la que hace gala la agente de Dan Brown en España.

-¿Cuánto gana Dan Brown por novela?

-¿Vamos a hablar de dinero?-pregunta con un tono delicioso.

Mónica Martín viste una casa rusa color azul marino que le sienta de maravilla. Wikipedia me lo dice: Dan Brown ganó seis millones dólares solo por vender los derechos de su novela El código Da Vinci al cine.

No entro en qué precio deberían tener los libros

-Mira- dice mientras me señala una pizarra de color negro como la obsidiana donde hay un cactus dibujado con tiza y una flecha que indica una palabra: editor.

-¿Es muy duro trabajar con los editores?-pregunto, mientras acaricio a Greta, la galga italiana de Mónica, que emana una sensación de paz.

-Bueno hay que apretarles un poco, sí- Mónica se ríe. Carcajadas que resuenan como campanas mientras se estira sobre un sillón blanco con fondo de palmeras enanas y un mandarino.

-Pero tampoco es que se forren los editores. En este país si te quieres hacer rico, no te haces editor de libros-dice Mónica.

Hay que apretar a los editores

-Es verdad.

De repente a Mónica le suena el móvil. Me mira con ojos cándidos, derrochando encanto.

-Lo tengo que coger.

-Claro.

Si te quieres hacer rico no te haces editor

Aprovecho su ausencia para cotillear la mesa de Mónica: una escultura de una cabeza de astronauta con unos cascos, libros de Juan Luis Arsuaga, fotos de Greta, su galga italiana, con sus más queridos autores. Greta con Enrique Vila-Matas. Greta con David Trueba. Greta con Dan Brown.

Voy al baño con la única excusa de explorar la agencia. Varias chicas pelirrojas y estupendas trabajan frente al ordenador. Lo alucinante es que estos dos maravillosos pisos no son la casa de Mónica. Ella vive a tres manzanas de aquí. Cada mañana viene andando hasta su oficina en compañía de Greta.

Mónica negocia con un editor la venta de una novela potente.

-Es una historia que lo tiene todo, profesor de Universidad, el juego de la política, la creación de Podemos, y luego una relación abierta con varias alumnas, varias mujeres. Un tipo carismático.

Me sobresalto. Dios mío ¿Está hablando de Pablo Iglesias?

-Todo contado con toneladas de ironía, desde dentro.

-Va a trabajar todo el mes de agosto en la novela. Sí, sí, va a estar lista para septiembre.

No, no es Pablo Iglesias.

¿Qué hacer para que un agente te lea?

“Para nosotras es más apostar por un autor literario que haga literatura. Literatura no es un producto ni es un artefacto. Un libro literario para mí es un libro que está destinado a perdurar”, reconoce Mónica Martín cuando termina de hablar con el móvil.

Es apostar por un autor que haga literatura

¿Qué hacer para que un agente te lea? Los agentes literarios aparecen como muros infranqueables, inaccesibles para el escritor novel. Aunque hay casos que han alimentado la leyenda que sedimentan la idea de que es posible conquistar el éxito literario a través de ellos aunque seas un autor desconocido, sin ninguna novela publicada. Es conocido el método que siguió Dolores Redondo, una perfecta desconocida. Dolores llevaba escribiendo durante veinte años.

Su primera experiencia publicando fue un desastre: erratas en la portada, contrato leonino, mala distribución, nula visibilidad. Su primera novela pasó desapercibida en un mercado saturado por nombres que muchas veces corresponden a presentadores de televisión.

Soy invisible

Dolores siguió escribiendo con la sensación de que no llegaba a ninguna parte. Un día se desesperó y le dijo un día a su marido, en un arranque de sinceridad, que tenía la impresión de que era "una gota en el océano".

-Soy invisible.

Su marido la animó a que se centrara en su trilogía del Baztán, Dolores lo hizo. Escribía ocho horas al día porque en realidad escribir es un trabajo y no algo que hacía en el tiempo libre. Su marido volvía del trabajo y hacía la cena para los niños y ellos mientras Dolores seguía escribiendo. A veces no tenían dinero para salir a cenar porque ella escribía y no tenía ingresos.

Soy una gota en el oceáno

Su meta era presentar la novela al premio Planeta. Terminó su libro, lo envió por correo a la editorial Planeta y dejó pasar el tiempo.

No pasó nada. Dolores no quedó entre los diez novelistas que Planeta escoge para publicar su obra aunque no ganen el premio.

Entonces Dolores empezó el peregrinar por e-mail de agente literario en agente literario, preguntándoles si querían leer su novela. Algunos no la contestaron, otros le dijeron que no, su novela tenía demasiado sabor local vasco, demasiado folclore euskaldun. Precisamente uno de los sellos de originalidad que han hecho que millones de lectores lean su trilogía del Baztán. Lo que nos hace ver que los agentes literarios no son infalibles.

Es el cuento de la Cenicienta

Hasta que una mañana Dolores mandó un e mail a la agencia Pontas de Barcelona. Aviso a navegantes: un escritor no puede enviar a una agencia su novela si está no ha sido solicitada por un agente, primero hay que escribir un correo electrónico proponiendo la historia, y preguntando si quieren leer el manuscrito o enviando una sinopsis o el primer capítulo. Si el agente solicita la lectura entonces ya puedes enviar tu manuscrito.

La secretaria salvó a Dolores Redondo

El primer acierto en su camino a la publicación de Dolores se basó en un detalle nimio pero muy importante: En el e-mail que escribió puso la dirección de Anna Soler Pont, otra agente que ha recogido el testigo de Carmen Balcells, y una dirección genérica de la agencia que le llegó a la secretaria de la agencia Pontas. Anna Soler Pont tenía mucho trabajo cuando recibió el e mail de Dolores, muchos escritores en cartera y muchos manuscritos qué leer. Borró sin pensárselo dos veces el e mail de Dolores.

Pero la secretaria de la agencia leyó los dos capítulos de la novela de la escritora. Se quedó pegada a la pantalla. La secretaria habló con su jefa Anna Soler Pont quien leyó las páginas que había escrito Dolores y se sintió atrapada. Le pidió el manuscrito completo. La novela se llamaba El guardián invisible y fue uno de los mayores éxitos editoriales de la literatura española. En 2016 Dolores Redondo ganó el premio Planeta con su novela Todo esto te daré.

-Bueno, es el cuento de la cenicienta-dice Anna Soler Pont. Se nota que es una historia que le gusta contar.

¿Podemos hacer una reportaje con Dolores Redondo?

-Sí.

-¿Podemos hacer algo con Dolores juntas ella y yo?

-Claro. Pero ¿por qué no leíste su e mail?

-Estaba hasta arriba de trabajo. Pero en cuanto leí su novela no pude soltarla.

Las dos primeras páginas son básicas

"Es un tópico pero las dos primeras páginas son básicas. Si al cabo de dos páginas quieres seguir ya hay mucho ganado", reconoce Anna Soler-Pont. Los agentes y su equipo leen manuscritos originales en busca de aquel que les robe el aliento.

Si al cabo de dos páginas quieres seguir ya hay mucho ganado

Hay que saber comunicar, transmitir la pasión por un texto. Gestionar porque también somos gestores de derechos de autor. La misión de una agencia literaria es que el máximo de autores representados por nosotras pueda vivir de escribir", confiesa Anna.

Son expertos negociadores

"Hay una parte muy complicada de la creación literaria. Creo que es equivalente a cualquier creación artística. Tu obra es tu hijo. Provoca muchas inseguridades. Te vas a preocupar mucho por ello, porque todo salga lo mejor posible. Tienes que saber si lo estás haciendo bien. El agente tiene que apoyar emocionalmente al autor", asegura Eduardo Melón.

Tu obra es tu hijo

Son expertos negociadores de los derechos de autor de los escritores a quienes la piratería y las descargas en internet perjudican. Pero no sólo se quedan en el aspecto comercial en su relación con los autores. "A veces haces hasta de psicólogo porque enfrentarse a la página en blanco es un trabajo muy solitario y, a veces, frustrante porque no siempre consigues poner un punto final. Yo creo que hacemos un trabajo de muchísima unión, de muchísimo engranaje de piezas. Eres la que siempre está ahí. Eres madre, eres psicóloga, eres la que vende, eres la que enseña el diente de caniche que todos tenemos cuando llega la negociación de contratos. Es lo que tienes que hacer porque es tu oficio.

Persiguen lo que tantos ávidos lectores: emocionarse y pasar las páginas. El juego de la literatura sigue siendo un misterio pero ellos detectan al instante la novela que les arrebata. "Tengo que leer con las tripas. Tengo que encontrar cosas que me conmuevan, que me emocionen y me hagan sentir", asegura Palmira Márquez.

Tengo que leer con las tripas

Como dice Stephen King a los escritores primerizos: Has hecho lo más difícil: acabar tu novela. Ahora te queda lo segundo más difícil: conseguir a tu agente.