El Gobierno de Trump ejecuta a tres presos en una semana, las primeras ejecuciones federales en casi dos décadas
- El último ha sido Dustin Honken, un narcotraficante condenado a muerte por asesinar a cinco personas
- El Ejecutivo ha programado una nueva ejecución para el próximo 28 de agosto
El Gobierno de Estados Unidos ha ejecutado este viernes a Dustin Honken, un narcotraficante condenado a muerte, incluidas dos niñas, a principios de los años noventa.
A Honken, de 52 años, le declararon muerto a las 16.36 hora local (20.36 GMT) tras recibir una inyección letal en la cárcel de Terre Haute (Indiana), según ha notificado la Agencia Federal de Prisiones (BOP, en inglés).
La de Honken fue la tercera ejecución en una semana ordenada por el Gobierno de Donald Trump, las primeras en casi dos décadas en el sistema federal.
Una imagen del Complejo Correccional Federal, Terre Haute.
A diferencia de las dos anteriores, programadas para las tardes del lunes y del miércoles y llevadas a cabo el martes y el jueves por la mañana tras horas de litigio entre abogados, fiscales y jueces, los tribunales no intervinieron este viernes para suspender la de Honken.
A principios de los noventa, Honken abandonó sus estudios de Química en Iowa para utilizar sus conocimientos para montar un laboratorio de mentanfetamina en Arizona. Greg Nicholson y Terry DeGeus, que serían más adelante dos de sus cinco víctimas, eran sus hombres de confianza y los encargados de distribuir la droga en Iowa.
El recorrido criminal de Honken fue corto, ya que las autoridades federales detectaron rápidamente sus actividades y Nicholson accedió a colaborar en la investigación.
Se deshizo de sus colaboradores para que no declararan durante el juicio
En julio de 1993, Honken había sido detenido y puesto en libertad bajo fianza a la espera de juicio. Fue entonces cuando aprovechó, junto a su entonces novia, Angela Johnson, para deshacerse de sus colaboradores para que no pudiesen declarar durante el juicio.
Primero asesinaron a Nicholson, a su pareja, Lori Duncan, y a las hijas de ella, Kandance, de 6 años, y Amber, de 10. Luego hicieron lo propio con DeGeus.
Imagen de archivo de marzo de 1993 de la ficha policial de Dustin Honken.
Los cuerpos no fueron hallados hasta el año 2000, cuando Johnson admitió a una informante en la cárcel sobre dónde estaban enterrados. Tanto ella como Honken cumplían entonces penas por delitos de drogas.
En 2005 ambos fueron sentenciados a muerte, aunque la condena de Johnson fue más tarde conmutada por una de cadena perpetua, que todavía cumple.
Diez ejecuciones en lo que va de año en EE.UU., tres federales y siete estatales
Aunque Honken no aprovechó este viernes sus últimas palabras para pedir perdón a los familiares de sus víctimas, algo habitual entre los presos condenados a muerte antes de ser ejecutados, su abogado, Shawn Nolan, dijo que era un hombre "redimido". "No había razón para que el Gobierno lo matara. El Dustin Honken que querían matar desapareció hace mucho tiempo. El hombre que mataron hoy era un ser humano, que podía haber pasado el resto de sus días ayudando a otros y redimiéndose aún más", dijo.
Donald Trump mostró interés por reanudar las ejecuciones federales tras llegar a la Casa Blanca hace tres años y medio, pero no logró hacerlo hasta ahora debido a los impedimentos judiciales.
Se espera que se programen más ejecuciones en los próximos meses.
La de Honken fue la décima ejecución del año en Estados Unidos, tres federales y siete estatales.
Desde que el Tribunal Supremo restituyó la pena de muerte hace cuatro décadas, 1.522 presos han sido ejecutados en Estados Unidos, tan solo seis de ellos a manos del Gobierno federal.
El Ejecutivo ha programado una nueva ejecución para el próximo 28 de agosto, la de Keith Nelson, condenado a muerte por el secuestro y asesinato de una niña de 10 años en 1999.
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