La danza sale a la calle a pesar del COVID-19
- El programa DNA busca la promoción de las artes en movimiento
- El formato elegido es el de las residencias de formación a lo largo de la geografía navarra
Con la puesta en escena de Pioneras, un homenaje a las que iniciaron la batalla por la igualdad, se ha puesto fin en Tafalla a la primera de las residencias del programa de danza contemporánea, DNA 2020. Es el resultado del trabajo que durante cuatro semanas han realizado los participantes en esta experiencia que han dirigido Sayoa Belarra y Xián Martínez.
DNA, un programa para acerca la danza al público
El programa DNA, organizado por la Dirección General de Cultura del Gobierno de Navarra, cumple cuatro años promocionando la danza contemporánea y las artes del movimiento.
DNA ofrece, por un lado, a los y las profesionales de la danza la opción de realizar residencias creativas y de investigación en los espacios seleccionados de la Red de Teatros de Navarra, a los que se añaden actividades de mediación con los públicos de cada localidad y encuentros para la reflexión. Y por otro, la exhibición de aquellas obras fruto de las residencias DNA 2019, además de experiencias creativas generadas en el marco de otros espacios y contenidos, como el Festival de Olite o el proyecto transfronterizo Atalak 2.0, aprovechando así sinergias surgidas entre los distintos programas organizados desde la Institución Príncipe de Viana auspiciada por el mencionado departamento del gobierno foral.
A pesar del coronavirus, la edición de 2020 también ha podido ver la luz con cuatro residencias que visitarán diez localidades navarras diferentes.
'Pioneras', un homenaje a los inicios del feminismo
La primera residencia del programa Danza Contemporánea de Navarra ha puesto estos días su punto y final con la presentación en el Centro Cultural de Tafalla del trabajo Pioneras, una obra que homenajea al movimiento feminista desde sus inicios en un viaje que va desde lo extremo a lo interno.
Pioneras cierra una trilogía feminista de Xián Martínez, director artístico de la obra. Diferentes simbologías como el vestuario, los tacones o una soga son los elementos utilizados para introducir a los espectadores en un universo que busca la unidad de una sociedad igualitaria.
El espectáculo se ha montado en tan solo 28 días, tiempo récord dada la situación actual en la que nos encontramos.