Beirut, una ciudad destrozada: "La devastación es increíble, parece una zona de guerra"
- La tristeza se ha apoderado de la capital libanesa tras la explosión que provocó un centenar de muertes y más de 5.000 heridos
- Los equipos de emergencia trabajan a contra reloj, los hospitales están saturados y los ciudadanos, traumatizados
Cuando las casi 3.000 toneladas de nitrato de amonio explotaron el martes en el puerto de Beirut, los habitantes de la capital libanesa temieron lo peor. Muchos pensaron que se trataba de un terremoto, otros llegaron a creer que estaban ante el inicio de una guerra. No fue así, pero los destrozos que ha dejado la onda expansiva de la detonación parecen indicar lo contrario.
Traumatizados, los beirutíes tratan de recomponerse 24 horas después mientras descubren una ciudad hecha añicos. "Hay un ambiente pesimista en general, porque venimos de una situación económica al límite. Es una catástrofe, la ciudad está llena de cristales y muebles rotos por todas partes", lamenta Ali Haydar. El joven periodista y traductor se encontraba a unos cinco kilómetros de distancia del epicentro de la explosión, pero asegura que lo vivió como si estuviera a dos metros.
“Fue como una película, había gente que no se creía lo que estaba viendo. Mi hermana llegó a ver gente muriendo“
"La tierra tembló, parecía un terremoto y cinco o seis segundos después hubo un sonido increíble que rompió el cristal. Salimos a la calle y vimos gente gritando, sangrando, en el suelo, coches rotos...Fue como una película, había gente que no se creía lo que estaba viendo. Mi hermana llegó a ver gente muriendo", cuenta a RTVE.es.
Algo similar pensó su amigo Daniel Giménez, un español que reside en la ciudad desde hace cuatro años y que se encontraba a ocho kilómetros del puerto. "Vimos una nube de humo, pudimos notar la onda expansiva y fue un momento de bastante miedo. Conforme me iba acercando más al centro de Beirut vi edificios medio destruidos, cristales por todas partes y sangre. Fue muy impactante", señala a este medio, mientras recuerda la imagen de un hombre sin piernas desangrándose. "Son cosas que nunca te imaginas que verás en directo".
Con más de 300.000 viviendas arrasadas por el impacto de la onda expansiva y miles de hogares sin luz, muchos supervivientes han optado por trasladarse fuera de la capital. Es el caso de Aya Mohammad, que vive frente al mar y asegura que no podrá arreglar su casa en mucho tiempo. "Estoy traumatizada. Todos mis vecinos chillaban y corrían, algunos incluso sin vestir", recuerda. Su primer impulso, localizar a su padre, quien por unos minutos se vio trasladado a la guerra civil de 1975 por el brutal estruendo.
Hospitales y ONG saturados
Sofocado el fuego, los servicios de emergencia han dedicado sus esfuerzos durante todo el día a la búsqueda y rescate de las centenares de personas desaparecidas entre los escombros. Las autoridades hablan de al menos 135 muertos y más de 5.000 heridos, pero dan por hecho que el balance subirá en cuestión de horas. Es lo que piensa Laura Kanso, que vive a las afueras de la ciudad y se dice afortunada porque su casa está intacta. "Cuando miras a la gente a los ojos ves que todavía tienen esperanza por encontrar a sus seres queridos, pero no creo que nadie que estuviese cerca haya podido sobrevivir", indica.
La cantidad de heridos, unida al ascenso de la transmisión del coronavirus en los últimos días, han saturado por completo los hospitales de la capital. "Hay muchísimos heridos de toda clase, el problema son los cristales que han caído a más de 15 kilómetros a la redonda. Hay un hospital irrecuperable, en el que ha fallecido personal médico", explica a RTVE.es la delegada de la Cruz Roja en el país, Ana López, que describe un escenario "casi de guerra", con calles invadidas por cristales y escombros y buena parte de los comercios rotos.
“Hay muchísimos heridos de toda clase, el problema son los cristales que han caído a más de 15 km a la redonda“
También se ven desbordadas las ONG como la Cruz Roja o Plan International, que improvisan a contra reloj centros médicos y recaudan fondos, incluso en sus oficinas, para asistir no solo a los heridos, sino a las miles de personas que lo han perdido todo ante una situación "catastrófica", según la describe el coordinador de Médicos Sin Fronteras. Lo sabe bien el director de Plan International, Colin Lee, que vive a un kilómetro y medio del puerto y vio cómo sus propias ventanas invadían su vivienda en apenas segundos. "La devastación es increíble. Si replicas la imagen de mi casa, parece una zona de guerra", afirma.
Hacia la lenta recuperación en plena crisis
Según las primeras estimaciones, las pérdidas económicas por el incidente podrían ascender a los 5.000 millones de dólares en un momento en el que el país atraviesa una grave crisis socioeconómica. "Esperamos que haya mucha ayuda internacional, porque hay muchísima gente que ha perdido sus casas, que no tiene alimentos y que han perdido sus negocios", señala la delegada de la Cruz Roja.
"Líbano ha pasado por mucho y necesita ayuda internacional, va a costar meses superarlo", lamenta el director de Plan International. Pero, aunque la tristeza se ha apoderado de las calles de la capital libanesa, hay quien todavía alberga esperanza. "Nos costará volver a la normalidad, pero somos un pueblo fuerte, hemos pasado muchas crisis de este tipo, una guerra civil de 15 años, muchos atentados terroristas y hemos sabido levantarnos", dice Ali Haydar.