'Maquis', un homenaje a nuestras abuelas que vivieron la posguerra y ahora mueren por el coronavirus
- La cinta está dirigida por Rubén Buren, bisnieto de Melchor Rodríguez ('El ángel rojo')
- "Muchas mujeres tuvieron una vida llena de sufrimiento que la transición no ha sabido reconocer", asegura el director
Por el título de Maquis parece qiue vamos a ver una película sobre las "guerrillas antifranquistas", pero en realidad esta película habla de las mujeres de la época, de las madres, las esposas y las hijas que sufrieron esa "España dividida" de la posguerra, que se vieron obligadas a convivir independientemente del bando donde hubieran luchado sus maridos, esposos o hijos. De hecho, en la película no aparece ni un solo hombre porque su director, Rubén Buren, quería "dar voz a las mujeres". La película se estrena en Filmin, este viernes 28 de agosto, y hemos hablado con el director y una de las protagonistas, Fátima Plazas.
"Maquis es un homenaje a nuestras abuelas. Las que ahora están muriendo por el COVID, como la mía -asegura Rubén- Las olvidadas de los olvidados son las mujeres. Muchas mujeres tuvieron una vida llena de sufrimiento que la transición no ha sabido reconocer. La guerrilla del llano, como se llamaba a los que ayudaban a los maquis del monte, estaba compuesta en su mayoría por las mujeres, madres y hermanas de los huidos. Fueron el soporte sin el cual no hubieran podido resistir tantos años, incluso algunas se lanzaron a los montes metralleta en mano. Franco estableció el tiro en la nuca como justicia del nuevo orden y a muchos no les quedó más remedio que huir para salvar la vida".
Rubén Burén es bisnieto de Melchor Rodríguez ("El ángel rojo"), el famoso anarquista que salvo a cientos de personas (de ambos bandos) durante la guerra, y ha dedicado su vida a reivindicar la memoria histórica de la época, con libros como Os salvaré la vida (escrito junto a Joaquín Leguina) o varias obras de teatro. Precisamente de una de ella nació esta película: "Creo que fue en el 2006 cuando estrené la primera versión de la obra en mi grupo universitario de investigación teatral El Noema. Al año siguiente estrené en Buenos Aires la definitiva versión solo de mujeres y luego se ha ido representando en diferentes países. Así que llevo trabajando el tema muchos años. De hecho estoy cerrando como una trilogía: la obra teatral, la película y este verano he avanzado mucho con la novela que llegará en navidad".
Tres protagonistas que simbolizan a las tres Españas
La película está ambientada en un pequeño pueblo, en 1949, y está grabada en blanco y negro. Y las protagonistas son Pilar (Paloma Suárez), Adela (Zaida Alonso) y Sagrario (Fátima Plazas), que representan a tres generaciones de mujeres víctimas del silencio y la guerra civil. Pilar, que ha perdido a su marido y a su hijo en la guerra, lo único que quiere es dejar de sufrir; Adela quiere luchar contra el nuevo sistema, colabora con los maquis y lleva una doble vida en casa de su suegra Pilar; y Sagrario quiere dejar atrás el pasado y burlar al destino que les espera a los de su clase.
Según Rubén: "Las protagonistas simbolizan a las tres Españas, como diría Madariaga. Pilar, la madre, es la España conservadora y católica que solo quiere tener una vida tranquila. Una mujer que ha luchado, trabajado y sufrido mucho y quiere sacar a su hija adelante; Adela, la nuera de Pilar, es la revolucionaria, la mujer libre a la que el fascismo le ha intentado cortar las alas pero que se niega a vivir de rodillas; y Sagrario, la hija, representa a esa generación que apenas vivió la guerra y que quería pasar página. Pero su madre y su cuñada intentarán llevarla cada una a su terreno".
"Sagrario es una niña/mujer muy inocente -nos cuenta Fátima Plazas-. En gran parte debido a haber sido criada en el silencio sobre el conflicto que vivió muy de pequeña. Esta inocencia hace que sus sueños sean libres y que sea utilizada por los intereses, aunque bien intencionados, de sus dos referentes: Pilar, su madre, y Adela, su cuñada. Representa a la España joven de aquellos años, que sólo quería vivir libre sin que los acontecimientos históricos escribieran de antemano su destino. Parece que quiere convertirse en una mujer superficial pero me ha resultado muy interesante comprender, sin juzgar, que es muy legítimo querer construir su propio camino como mujer mirando hacia el futuro".
"La relación con las otras dos protagonistas es muy estrecha y muestra también las dos caras de ella misma -continúa Fátima-. Por un lado, con su madre acentúa su parte más conservadora, infantil y correcta y, por otro, con Adela intenta mostrar quien quiere ser en realidad, sus sueños, deseos y esperanzas. La vida en la casa discurre en una falsa calma, siempre atravesada por la tensión de los conflictos pasados, los presentes (por la labor de Adela de enlace y colaboradora con la guerrilla) y los que están a punto de ocurrir".
Fátima nos comenta que, para preparar el personaje, hablaron con mujeres de la época: "He tenido la gran suerte de haber hecho mucho teatro con Rubén y conocer muy bien su metodología y su trabajo. Lo dividimos principalmente en dos facetas: investigación histórica y construcción del personaje. Recuperar testimonios de mujeres y comprobar el silencio al que han sido sometidas sus historias durante tantos años me ha hecho enfrentarme a todos los personajes con muchísimo respeto. Llevamos mucho tiempo con este proceso y conseguir mantener la parte teatral de preparación, tanto individual como con mis compañeras, me ha permitido construir una atmósfera muy sólida en la que sumergirme"
"Vivir en las sombras y el silencio no debió ser fácil"
Rubén Buren considera heroínas a esas tres mujeres y a todas las que vivieron esa dura posguerra: "Todas las víctimas son héroes, si entendemos la heroicidad como la resistencia. Toda mujer, incluso las de derechas, habían conocido el atisbo de libertad que propuso la República (recordemos a Campoamor) y fue muy difícil para muchas de ellas volver al Medievo que propuso la Falange de Pilar Primo de Rivera. Resistir en el monte era fácil con las armas, pero vivir en las sombras y el silencio, con miedo a los cuartelillos no debió ser fácil. A partir del 44 Franco crea las escuelas antiguerrilla que (asesoradas por la Gestapo) eligen centrar el foco de la represión en ellas: violaciones, torturas, etc. De eso no hablan los libros".
Por eso el miedo es otro de los temas de la película, según rubén Buren: "España se ha construido con la represión. Fernando VII impone la represión brutal, los reyes católicos crean la Inquisición y Franco lo que hace es reproducir la política que venía haciendo en Marruecos. Los militares coloniales, como él, no tenían respeto por la vida y así lo aplicó en España. En la película casi todo son interiores, casas con secretos, donde el miedo habita con los personajes. Nadie dice lo que piensa, porque nadie es lo que parece".
Fatima asegura que hay que homenajear a estas mujeres: "Considero que es una película necesaria y me suponía un reto tanto personal como actoral encarnar un personaje tan diferente a mí. Hay que estudiar de forma crítica el contexto de guerra y posguerra, a la gente de mi generación nos ha llegado demasiado deshilachado y manoseado y debemos sacar nuestra propia conclusión. El mensaje que me gustaría que llegara a los jóvenes es la necesidad del estudio, la asunción de la complejidad de lo humano y de la historia y la importancia de construir definitivamente una España para todos. Además, ya forma parte de mí la cantidad de testimonios de mujeres que he podido conocer, que dan prueba del gran papel que han desempeñado en la historia y del enorme esfuerzo que ha habido por silenciarlas. Dar voz y emoción a estas mujeres para hacerlas presentes y otorgarles su lugar me parece una obligación moral".
"Me interesan los conflictos femeninos porque ellas nunca han ganado
La convivencia en esos pueblos, con mujeres de ambos bandos que habían perdido a los hombres de sus familias, no era fácil, como afirma Rubén Buren: "Me aburre lo maniqueo, el discursito de que todos los de izquierdas son santos por haber perdido la guerra. No fue así. Pero no hay que confundir las cosas, sobre todo en esta época donde todos hablamos sin investigación y desde lugares comunes. También me aburre el otro discurso de “los dos bandos mataron igual”. Tampoco es verdad, ni en número, ni en estructura. Todos tenemos familias de los dos bandos, y eso es maravilloso para poder construir lo que somos".
"En los pueblos tuvieron que coincidir muchos dramas personales, familias que habían perdido a sus hijos de las dos ideas a manos de sus propios vecinos -continúa-. El problema es que los vencedores quisieron borrar al enemigo, no solo no aplacó su odio sino que lo estatalizó y convirtió España en un campo de muertos. Quería que fuera una película donde cada uno se preguntase: ¿cómo piensan los que no piensan como yo? O, ¿qué hubiera hecho yo en el 36 o el 49?. La realidad es mucho más poliédrica de lo que parece y tiene muchos matices. Me he criado en una familia de alguien que salvó a sus enemigos, eso es complicado cuando oigo gritar el: “yo tengo razón”.
"Me interesan siempre los conflictos femeninos porque ellas nunca han ganado, todavía -añade Rubén-. Imaginemos lo que es vivir puerta con puerta con los que han tirado a tu hijo en un descampado con un tiro en la nuca. Cuando hablamos de Yugoslavia o México, nos llevamos las manos a la cabeza empatizando con esas madres, pero aquí lo hemos normalizado. Hay que recordar, subsanar, para olvidar los conflictos. Si no recordamos se nos cuelan en la normalidad cosas como este partido que afirma que los gays tienen un problema cerebral, que las feministas están locas o que los privilegios están ahí para mantenerlos. Sería tan fácil: desentierras los cuerpos, les das sepultura, condenas (como hicieron en Alemania, los alemanes) a los victimarios, aunque estén muertos, e intentas que el Estado indemnice y reconozca a sus víctimas. Punto final y a otra cosa. El pasado no hay que reescribirlo, como quieren otros. Las mujeres, nuestras abuelas, encierran tantos silencios que se han acostumbrado a callar, y eso no puede ser. Por eso esta película".
Tres actrices que también son activistas
Destacar la labor de las tres protagonistas. "Paloma, Zaida y Fátima son la película -asegura Rubén- Ellas han trabajado desde el principio. Con Fátima Plazas he hecho mucho teatro y sé cómo funciona, una actriz inteligente de las que estudian el contexto, pero que luego imprime mucha fuerza y emoción. A Zaida Alonso la conocí haciendo teatro y me quedé prendado de su presencia desde el primer momento, hace volar todo lo que toca, es como si normalizase cualquier personaje y te atrapa. A Paloma Suárez me costó convencerla porque no quería volver a actuar, pero como ves en la película es oro puro, recuerdo un plano en el que estuvimos abrazados cinco minutos antes de grabar, hace que el tiempo se detenga, es como magia".
"Las tres son muy activistas -continúa el director-, y hemos tenido muchas discusiones sobre feminismo que me han enseñado mucho, me han dado muchas preguntas nuevas con las trabajar y renovar mi propia visión anarquista del feminismo. También tengo que hablar aquí de Rosa Fernández Cruz, la coproductora del film, que da vida a Sor María. Fuimos compañeros en la Resad hace unos años y sin ella la película no estaría donde está, es muy profesional y una gran actriz. De hecho, queremos hacer unas cuantas películas más juntos".
En cuanto a por qué no aparece ningún hombre en la película, Rubén asegura que: "Fue una decisión difícil, porque la visión general es la mía inevitablemente, y soy un hombre. Mi teatro siempre ha sido de mujeres, de conflictos de mujeres, siempre me ha interesado ese punto desde que leí a Emma Goldman con 15 años. Me interesaba el mundo sin hombres en el que nuestras abuelas tejieron sus relaciones. Los hombres están en la trama, pero no son necesarios. La sombra de sus maridos e hijos muertos está, pero pensé que nadie había hablado de ese conflicto desde el respeto a las mujeres de uno y otro pensamiento que convivían en los pueblos. Llámame utópico, pero en una sociedad que tiende al progreso social: ¿puede haber una visión que no sea feminista?"
"La presencia de los hombres es constante no tanto en sí misma sino por el eco de sus acciones -añade Fátima-. Son como fantasmas en ese sentido: siempre están presentes, todas los sienten, sus vidas están condicionadas por sus actos, pero nunca están ahí. Además, nos ayuda a comprender que la vida continúa con historias propias sin la necesidad de su presencia".
"No es otra película de la Guerra Civil"
Los que piensen que es otra película sobre la Guerra Civil están equivocados, según rubén Buren: "No es de la guerra civil, la película se desarrolla en el año 1949. Les diría que si no saben lo que sucedió en el Valle de Arán en el 44, lo que es la AGLA, o no les suena el maquis o las escuelas antiguerrilleras de la Guerra Civil, quizá no puedan opinar con fundamento sobre muchas de las cosas que vivimos ahora en este país. Documentarse y estudiar te da mucha moderación, te lo dice un anarquista convencido (risas)"
"No sé, llevo toda mi vida estudiando y escribo todos los meses en el Muy Historia, que es una revista que me da mucha libertad y que me encanta porque es muy exigente, es decir, no permite que opines sin demostración empírica. Creo que hace falta moderación en nuestros discursos actuales, debemos de entendernos, cueste lo que cueste. Cuanto más me acerco a la historia de España más me doy cuenta de los lugares comunes que han ido quedando y que utilizan uno y otro banco. El tema del Maquis lo conocí a través del sabio periodista Alfonso Domingo, el biógrafo de mi bisabuelo Melchor, a través de él conocí a algún enlace y alguna guerrillera como Amada, que sentó las bases para el personaje de Adela".
Se ha rodado en Madridejos y Luzón
Rubén nos cuenta que: "La película se ha rodado en Madridejos (Toledo) y Luzón (Guadalajara). En Madridejos hicimos todo el arte interior de la casa gracias al trabajo de José Luis Doctor y su museo, tiene mucho gusto y el diseño de producción lo hicimos codo con codo. En Luzón, fueron los exteriores, las iglesias, la escuelas, etc… ¿Qué decir?, sin ellos Javier, Paquita, Lole y compañía no lo podríamos haber hecho. Todo el pueblo se volcó los días que estuvimos ahí, nos daban chocolate caliente mientras traían las ropas de sus abuelas. La gente de Luzón está ya en nuestro corazón. Durante años fui adaptando el guion a los lugares que me iban encontrando, así conseguimos hacer la película".
"El rodaje ha sido maravilloso, muy intenso y muy especial -añade Fátima-. Poder sacar a la luz por fin a los personajes y situarlos en un entorno tan adecuado para ellas ha sido un regalo y nos ha permitido mucha organicidad. Además, la conexión y ayuda de los habitantes de Madridejos y Luzón ha supuesto una huella tanto profesional como humana imborrable".
Fátima ha tenido que rodar con los pesados vestidos de la época: "La ropa define mucho al personaje y, en el caso de Sagrario, la interpretaba como un lastre más para el tipo de mujer que ella quiere ser. Es muy interesante comprobar cómo las mujeres de la época ven tan limitadas sus acciones por el tipo de vestuario que tienen que llevar".
En cuanto al blanco y negro, el realizador destaca que no es por presupuesto: "Es porque soy un antiguo, me encanta Dreyer, Casablanca, las pelis de los 40, y siempre quise hacer un clásico. La película tiene una factura preciosa y el trabajo que ha hecho el director de fotografía, Eugenio Tardón, es de pintor del renacimiento. Me ha sabido leer muy bien y ha aportado mucha creatividad. Y más con los medios de los que disponíamos, que eran pocos. Me encanta que una película parezca una película, que no intente ser real. Por eso muchas de las licencias que me he permitido en Maquis".
Tras participar en algunos festivales la película se estrena en streaming. "Soy seguidor de Filmin desde hace años, para mí es un piropo estar en su plataforma -asegura Rubén-. Tienen mucho gusto y cuidan mucho sus programaciones. Los nuevos tiempos son así, el cine va a tu casa, se pierde algo de celebración pero también sitios como Filmin facilitan algo que, cuando estudiaba, era tarea imposible: encontrar cine independiente. Estar en la misma parrilla que Petzold, Noé o Haneke… Uf, ya puedo sentarme a ver el atardecer".