La anomalía española: combatir la covid-19 con la 'mayor densidad de población' de Europa
- Los 47,2 millones de personas que habitan en España se concentran en solo el 13% del territorio
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El kilómetro cuadrado con más habitantes de Europa se encuentra en Hospitalet de Llobregat. No es extraño: la población barcelonesa tiene la mayor densidad de población del continente, por encima de las zonas más abarrotadas de París. Y tampoco es un caso aislado: Badalona ocupa el tercer lugar y muchos distritos de Madrid, Barcelona o Valencia superan con suficiencia la densidad de cualquier otra ciudad europea.
Entre los muchos factores que influyen en la transmisión del coronavirus (inversión o carencia en medidas de salud pública y rastreo, hábitos socioculturales, pirámide de población, o dependencia económica del sector servicios), la densidad de población de los países juega su papel. Si la distancia social es la auténtica panacea contra la trasmisión de la covid, ¿cuáles son los países con más dificultad estructural para propiciar esa distancia?
La densidad de población de cada país se calcula dividiendo su población por los kilómetros cuadrados de su territorio. Así, Reino Unido, Alemania, Francia o Italia son países con igual o menor superficie que España pero mucho más poblados, por lo tanto tienen más densidad de población. En un debate grueso sobre la propagación del coronavirus, sería fácil argumentar que España tiene una ventaja respecto a esos vecinos: menos gente en más espacio.
Pero, ¿significa eso que los europeos viven más cerca unos de otros que los españoles? La respuesta es no. España es un país con una gran parte de su superficie inhabitada, mientras que sus 47,2 millones de personas se concentran en solo el 13% del territorio, volcándose sobre todo en las costas, Madrid y Zaragoza. Es el concepto de ‘densidad habitada’: el número de habitantes por km2 habitado -dejando fuera de la ecuación todos los km2 sin habitar- que acuñó hace dos años Alasdair Rae, profesor de estudios urbanos en la Universidad de Sheffield.
“Para mí está claro que para España hay que usar una medida de densidad de población que refleje la realidad de sus habitantes”, explica Rae a RTVE.es “La típica media aritmética no explica la sensación que tienes en Madrid o Barcelona, y la ‘densidad habitada’ es una medida mejor, aunque todavía imperfecta”.
Albert Esteve, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona, coincide: "La densidad de población del total del país tiene poco sentido medirla, hay que mirar la densidad de las zonas habitadas. La población está mal repartida: hay mucha superficie y está concentrada en las áreas metropolitanas. Tenemos municipios con las densidades más altas de Europa y hay barrios muy densos”, sostiene.
España, el país grande de Europa con más habitantes por km2 cuadrado habitado
El ranking europeo de densidad habitada es menos intuitivo y contradice los datos de densidad de población tradicionales: España sería el país grande de Europa con mayor densidad de población habitada (solo Mónaco, Andorra y Malta le superarían). Y no solo eso: esa densidad (737 habitantes por km2) estaría muy por encima de la de Italia (543), Alemania (376) o Francia (195).
De hecho, la clasificación de densidad habitada tiene un curioso parecido con el de impacto de la covid en Europa, con España, Bélgica, Países Bajos o Reino Unido en los primeros puestos. Solo dos países que han tenido gran incidencia de covid tienen una densidad vivida baja: Suecia y Francia, si bien el primero ha tenido una estrategia opuesta al resto del continente, evitando el confinamiento y favoreciendo el contacto.
Francia teóricamente se beneficiaría de su poca densidad habitada, pero en la práctica (al hablar de densidad en la pandemia hay que poner siempre la lupa) posee la zona con la densidad habitada más alta de Europa: París y sus suburbios. Al ser los países las unidades políticas fundamentales del mundo, durante la pandemia tendemos a la comparación aritmética entre naciones, pero quizás tendría más sentido comparar zonas de similar densidad por kilómetro cuadrado.
La densidad de población no sería entonces una ventaja para España, sino un auténtico problema. Según los cálculos de Alasdair Rae, 23 de los 33 km2 más densos de Europa están en España e identifica “Barcelona, Madrid y Bilbao como ciudades que poseen zonas de alta densidad”.
Los datos de Eurostat (de 2011) son sorprendentes: En Francia solo hay cuatro ciudades (París, Lyon, Marsella y Niza) que contienen algún kilómetro cuadrado habitado por 20.000 personas; en Alemania son tres ciudades (Berlín, Múnich y Núremberg); en España, son más de 50 los municipios que contienen kilómetros cuadrados de esa densidad, cifra que incluye prácticamente a todas las capitales de provincia, siendo Cantabria la autonomía que menos de esos km. cuadrados posee (dos en Santander).
Sin embargo, al ser la trasmisión del virus un fenómeno multicausal, establecer una relación directa entre densidad y covid no es fácil y no abundan estudios al respecto. "Al principio hubo intentos para ver la influencia, pero la relación no aparecía clara", explica el epidemiólogo Pedro Gullón a RTVE.es "No es tanto la densidad de población como las condiciones de hacinamiento. Y en ciudades con una alta segregación como Madrid y Barcelona eso ocurre con bastante frecuencia", dice.
“"En ciudades con una alta segregación como Madrid y Barcelona el hacinamiento ocurre con bastante frecuencia"“
"Vivir en un lugar con densidad de población es un factor de riesgo", opina Esteve. "En Galicia comparten factores de riesgo como son mucha población mayor y que mucha de esa población viva con sus hijos, pero es un lugar poco denso. Y otro requisito, claro, es que la enfermedad llegue allí. Si no es un lugar de tránsito, no es tan fácil que se prenda la mecha".
Densidad interior en el país con más ascensores por habitante del mundo
La explicación de esa alta concentración española es que vivimos en bloques de edificios en mayor proporción que nuestros vecinos de la UE. Según Eurostat, un 65% de los españoles viven en pisos, frente al 30% de Francia o 14,4% de Reino Unido. Incluso un estudio de 2015 de Credit Suisse coloca a España como líder mundial de ascensores por habitante. El motivo: las construcciones que acogieron -verticalmente- al éxodo rural de los años 50,60 y 70.
Quizá, entonces, el dato de densidad habitada total de cada país no importe tanto como identificar los puntos calientes demográficos: aquellos kilómetros cuadrados con más hacinamiento que son auténticas bombas de relojería y donde el virus tiene gran facilidad para la transmisión.
“Podría ser”, opina Gullón. “La densidad en exteriores no tendría tanto efecto, tiene más importancia en interiores. Y una alta densidad puede llevar a que haya mucha gente dentro de cada vivienda y eso sí es peligroso, pero la mayoría de lugares con densidad de población alta en ciudades europeas se debe a que los edificios crecen hacia arriba y no tanto a que viva mucha gente en cada casa”.
“"Importa la densidad del lugar y la densidad de las relaciones sociales"“
¿Pero cuál es la densidad de población de cada vivienda? Según datos de Eurostat de este mismo año, en España habitan 2,5 personas por cada vivienda, una cifra que le sitúa en el sexto lugar con más personas de la Unión Europea, pero la comparación es bastante homogénea entre países del continente y solo Suecia (con un bajo 1,8) destaca.
Esteve ha estudiado (y publicado en la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos) la correlación entre la composición de las edades de los habitantes de cada casa y el impacto de la covid. "En España sumamos que tenemos una población envejecida al hecho de que la gente mayor vive menos sola que en Francia o Suiza por ejemplo. Aquí viven más con su pareja o hijos".
La densidad de población tiene muchas derivadas implicadas (estructuras familiares, edades, hábitos de relación, costumbres culturales, medidas laborales). Que las ciudades sean lugares de conexión con otros lugares o que sus ciudadanos interactúen mucho en bares, por ejemplo, son factores más decisivos que la mera densidad por sí misma, pero probablemente sean una consecuencia de lo primero. "Importa la densidad del lugar y la densidad de las relaciones sociales. En Hospitalet, por ejemplo, con barrios de viviendas tan pequeñas y juntas, el bullicio es constante: asociaciones, bares, lugares culturales, familiares que viven en la misma zona. Evidentemente, en un barrio residencial o con más dispersión, el riesgo es menor", concluye Esteve.