La lucha contra el acoso escolar de Iñaki Zubizarreta llega al cómic
- Fernando Llor y Miguel Porto llevan a las viñetas la historia real del exjugador de baloncesto
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“El acoso escolar o "bullying" es ese monstruo con cara de niño que destroza infancias, marca vidas y, en los casos más extremos llega a provocar que niños de corta edad atenten contra ellos mismos”, son palabras de Iñaki Zubizarreta en el epílogo del cómic Subnormal. Una historia de acoso escolar (Panini) en el que Fernando Llor y Miguel Porto relatan el bullying que el exjugador de baloncesto sufrió cuando tenía 11 años.
Durante los últimos años, el exjugador da charlas en colegios e institutos para concienciar a padres, alumnos y profesores y también se prepara una película sobre su historia. Pero antes nos llega este cómic del que Iñaki asegura que: "Es necesario para mostrar el problema sin aplicarle filtros, mostrándolo con toda su crudeza y dejando claro que, por mucho que la gente siga justificándolo con la lapidaria frase de “son cosas de niños” dista mucho de ser un problema menor. Es una tragedia social”.
“El título de este cómic, Subnormal, no conlleva ninguna intención o connotación despectiva, ni burla o insulto a nadie con algún tipo de discapacidad -asegura Iñaki-. El motivo de este título es mostrar la “espada de palabras” con la que me rompieron y destrozaron por dentro, haciendo una alusión explicita a lo que me llamaban en mi niñez hasta el punto de que, al niño de 11 años que fui, le hicieron perder la ilusión por vivir y llegó a asomarse a un acantilado con la intención de dejar de sufrir”.
Un tebeo que os recomendamos este lunes, día en que empieza un curso escolar que estará marcado por el coronavirus, porque ni siquiera esa terrible enfermedad debe hacer que nos olvidemos del acoso escolar, que destroza la vida de tantos chavales.
“Hay heridas que pueden abrirse muchos años después”
El guionista Fernando Llor nos cuenta cómo nació el proyecto: “José Luis Córdoba, mi editor, y me dijo que estaba interesado en hacer un cómic sobre acoso escolar. Nada más llegar a casa me puse con ello y a los pocos días le pasé una escaleta. La verdad es que no le convenció, pero me propuso algo diferente: contar la historia de Iñaki”.
“Es una historia dura y muy impactante por la violencia del acoso –confiesa el guionista-, pero si hay algo que realmente me interesó es todo lo que ocurrió después, el ver cómo algunas heridas, si no cicatrizan bien, pueden llegar a abrirse muchos años después y desembocar en algo terrible”.
El último en incorporarse al proyecto fue el dibujante Miguel Porto: “En un principio me pareció una historia muy potente porque pone el acento en lo duros que son estos abusos y hasta qué punto marcan tu vida a posteriori, algo que no es tan común en este tipo de historias. También tenía ganas de colaborar con Fernando que es compañero en O Garaxe Hermético, y ha sido un gustazo trabajar sobre su guion”.
“Me sorprendió las salvajadas de chavales de Primero de BUP”
Fernando Llor destaca la implicación de Iñaki Zubizarreta en el proyecto: “La colaboración con Iñaki fue muy estrecha, hubo semanas en las que hablábamos todos los días e incluso varias veces al día. La suerte que tengo con él es que en un principio era algo así como “el hombre sobre el que voy a escribir” y ahora puedo decir que es un amigo”.
Llor asegura que le asombró las cosas que podían llegar a hacer los chavales a sus compañeros: “Me sorprendió alguno de los momentos más duros, ya no por los hechos concretos, sino por saber la edad con la que lo estaban haciendo. Eran chavales de primero de BUP, el equivalente del actual tercero de la ESO y fueron capaces de auténticas salvajadas, eso sí que asusta un poco”.
Miguel confiesa que ha sido complicado dibujar algunos de los momentos más duros: “Ha sido difícil, es un material muy emocional, y el conocer personalmente a Iñaki me hizo empatizar mucho más. Como además mi idea al pensar el story era presentar siempre la violencia como algo bastante desagradable, ha habido algunas escenas durillas de hacer y conceptualizar”.
“Yo personalmente creo que es un cómic que, pese a su dureza, conciencia de la magnitud de estos casos y que podría funcionar de maravilla como herramienta en centros educativos” -añade el dibujante-.
Gracias al anonimato cualquiera puede acosar en las redes sociales
Una de las pocas licencias que se toma la historia es la de actualizar los hechos para acercarlos a los chavales de hoy e incluir las redes sociales. “En las conversaciones con Iñaki –asegura Fernando- llegamos a una conclusión: necesitábamos cambiar la época para acercarla a la actualidad y poder añadir el problema del ciberacoso. Para que los chavales de hoy en día pudiesen sentirse identificados”.
“Las redes sociales ofrecen la posibilidad a los acosadores de seguir machacando a sus víctimas después del colegio –añade el guionista-. Además, como ofrecen la posibilidad del anonimato, cualquiera puede convertirse en acosador a través de ellas y hacer comentarios o lanzar insultos que no se atreverían a decir cara a cara”.
“A los chavales que sufran acoso les diría que lo cuenten”
A pesar de la dureza de la historia, el cómic tiene el mensaje positivo de que se puede superar el acoso escolar. Y que el primer paso para hacerlo es contarlo. “A los chavales que lo sufran les diría que lo cuenten –asegura Fernando-. Creo que el mayor problema del acoso es que muchas veces se mantiene en secreto por miedo o por vergüenza y eso provoca que situaciones terribles se alarguen incluso llegando a finales fatales”.
Muchos de nosotros hemos sufrido acoso de algún tipo o conocemos a alguien que lo ha padecido. “No, no podría decir que haya sufrido acoso –afirma Fernando-. Sí que es cierto que en el colegio y en el instituto estábamos muy acostumbrados a meternos unos con otros y algunas veces nos pasábamos de frenada con alguna broma o con algún comentario, pero por suerte nunca hubo que lamentar más que algún enfado”.
“Yo tuve suerte, y pese a mi corta estatura de niño y ser un friki, la cosa se quedó en un mote –añade Miguel Porto-. Pero creo que casi cualquier persona puede recordar algún caso que haya presenciado o conoce a alguien que lo ha sufrido. Yo he tenido casos cercanos en casa, en el aula y en la vida, no todos de la intensidad, o fisicidad del caso de Iñaki, claro”.
Dibujando ‘Subnormal’
Miguel Porto nos confiesa que, para la documentación, ha sido fundamental la colaboración del exjugador de baloncesto: “He podido usar fotos del archivo personal de Iñaki, efectivamente, y pasé un fin de semana con él por Getxo para documentar cosas concretas, además de alguna foto que me sacó el majo de Alex Orbe que es de allí, y algún guiño a Haneke”.
En cuanto a la longitud de la historia, Miguel confiesa que: “Hacer una historia larga siempre es un reto, como ya había experimentado con Allen, Son of Hellcock. En esta travesía por otro lado conté con la ayuda inestimable de Irene Ríos, Livia Garcia y Greta Debelius que aliviaron algo de la presión ayudando en diferentes procesos de coloreado, aunque el color definitivo también es mío”.
Sus proyectos
En cuanto a sus proyectos, el guionista asegura que: “Son varios. De momento lo que ya está terminado y que se podrá leer cuando la pandemia lo permita son: Humor artificial junto a Miguel Ángel Hernández que editará Dolmen y Plot point junto a Esteban Hernández y que será coeditado por Nuevo Nueve en español y Retranca Editora en gallego”.
Miguel Porto también va a estar ocupado: “Justo acabo de terminar las ilustraciones para una novela juvenil que se titula Antia e Daren, para Xerais. En cuanto a cómics sigo colaborando en A Viñeta de Schroedinger con mi serie de ci-fi adolescente, Astrocito, y estoy dando vueltas a un proyecto personal que prefiero no gafar. Por lo demás sigo dando clases en O Garaxe Hermético, y dirigiendo y organizando Bosquexo, campamento de dibujo en el rural, junto con mis amigos de Sende”.
Subnormal. Una historia de acoso escolar es un cómic que debería estar en las bibliotecas de todos los colegios porque, como nos recuerda Iñaki Zubizarreta: “Con trabajo, constancia y tiempo, se puede salir de ese infierno. No es un camino ni corto ni fácil, pero sí es posible”.
Por cierto, nos gustaría agradecer la enorme labor y la valentía que siempre ha demostrado José Luis Córdoba, que ha elegido este destacado proyecto para jubilarse como Director de Publicaciones de Panini (después de 16 años) y dedicarse a su gran pasión: la escritura. Una nueva faceta en la que le deseamos mucha suerte.