Un equipo internacional de astrónomos encuentra posibles indicios de vida en Venus
- Han hallado cantidades significativas de un gas llamado fosfina o fosfano (PH3), que se considera un marcador biológico
- "Podría tratarse de vida", afirman los investigadores, que no han podido determinar el origen de la molécula en el planeta
Un equipo internacional de astrónomos de cinco universidades ha descubierto indicios de vida en Venus. Los investigadores han encontrado cantidades significativas de un gas llamado fosfina o fosfano (PH3), que se considera un marcador biológico, según un estudio publicado este lunes en Nature Astronomy.
El hallazgo no permite afirmar con rotundidad que haya vida microbiana extraterrestre pero, según los expertos, indicaría que el planeta tiene el "potencial" de albergar o haber albergado vida.
El equipo de la Universidad de Cardiff a cargo de la investigación, liderada por la profesora Jane Greaves, ha señalado que el descubrimiento "sugiere que Venus podría acoger procesos fotoquímicos o geoquímicos", aunque no implica necesariamente "una evidencia robusta de vida microbiana" en el planeta.
Según han explicado, en la Tierra la fosfina -suma de hidrógeno y fósforo- es producida por bacterias que prosperan en ambientes carentes de oxígeno. Es un gas más denso que el aire terrestre, se puede encontrar en productos generados por el ser humano como insecticidas y su exposición al ser humano puede ser altamente tóxica.
La fosfina es un biomarcador, aunque las condiciones para la vida son "hostiles"
"Lo que creemos que hemos encontrado es gas fosfano en la atmósfera de Venus. En un planeta rocoso como la tierra, la fosfina es un gas raro y surge principalmente como resultado de la vida, así que es lo que llamamos un biomarcador", ha explicado a la prensa, Emily Drabek-Maunder, astrónoma en el Real Observatorio de Greenwich, parte del equipo que ha desarrollado el trabajo.
Las condiciones en la superficie de Venus son "hostiles a la vida", de acuerdo con el estudio, pero el ambiente en sus nubes más altas, entre 53 y 62 kilómetros de altitud, es templado.
"Sin embargo, la composición de esas nubes es muy ácida, y en esas condiciones el fosfano se destruiría muy rápidamente", ha apuntado el equipo investigador.
La investigación no determina el origen del gas
La misión encabezada por la profesora Jane Greaves ha analizado el eventual origen de la fosfina en la atmósfera de Venus, analizando posibles fuentes en la superficie del planeta, micrometeoritos, relámpagos o procesos químicos que tienen lugar en las nubes, aunque fueron incapaz de determinarlo.
"Se necesitan más observaciones y modelos para explorar el origen", han admitido.
Los autores han señalado en su texto que el "PH3 (fosfano) se podría originar a partir de procesos fotoquímicos o geoquímicos desconocidos o, por analogía con la producción biológica de PH3 en la Tierra, a partir de la presencia de vida".
"Si ningún proceso químico puede explicar el PH3 en la atmósfera superior de Venus, entonces debe de producirse por un proceso considerado previamente no plausible en condiciones venusianas", han añadido.
"No estamos diciendo que haya vida"
En la presentación a la prensa del hallazgo, el profesor William Bains ha explicado que "estamos siendo muy cautos, no estamos diciendo que haya vida (en Venus). Lo que estamos diciendo es que hay algo que es realmente desconocido y que podría tratarse de vida".
“Hay algo que es realmente desconocido y que podría tratarse de vida. “
La comunidad científica ha acogido entre la euforia y el escepticismo el anuncio, que, pese a todo, se enfrenta a "sustanciales problemas conceptuales respecto a la idea de vida en Venus", como reconocen los propios autores del estudio.
"A lo largo de toda mi carrera he estado interesada en la busca de vida en el universo, así que estoy entusiasmada con que esto sea siquiera posible. Pero animamos a otros a que nos digan en qué podemos habernos equivocado. Nuestro estudio y los datos son de acceso abierto: así funciona la ciencia", ha resumido Greaves en declaraciones a la BBC.
El equipo científico internacional vio por primera vez la fosfina utilizando el telescopio 'James Clerk Maxwell' en Hawai (Estados Unidos) y la confirmó utilizando 45 telescopios 'Atacama Large Millimeter / submillimeter Array' (ALMA) en el desierto de Atacama en Chile, en 2017 y 2019. Ambas instalaciones observaron Venus en una longitud de onda de aproximadamente 1 milímetro, mucho más de lo que el ojo humano puede ver; solo los telescopios a gran altitud pueden detectar esta longitud de onda de manera efectiva.