Festival de San Sebastián: salas seguras, películas y llamadas de vídeo
- El festival comienza el viernes 18 con el estreno mundial de Rifkin's Festival, de Woody Allen
- "El primer objetivo y el más importante de este año era que el festival sucediera", explica el director del certamen
“Estamos a horas de empezar y todos los días hay cambios. Hay llamadas que anuncian positivos en una PCR y que afectan a equipos enteros de una película que cancelan su presencia”. Organizar un festival internacional en la nueva normalidad es casi un acto de fe, pero el de San Sebastián ya es un hecho: el viernes 17 comienza su edición número 68 nada menos con el estreno mundial de Rifkin’s festival, la nueva película de Woody Allen.
Su director, José Luis Rebordinos, trabajador y optimista nato, siempre creyó que su certamen podría celebrarse sin mover sus fechas. La celebración hace unas semanas de un hermano menor, el Festival de Málaga, y otro mayor, el Festival de Venecia, confirmaron su teoría: las salas son seguras. “Las salas son lugares tan seguros como los más seguros”, explica a RTVE.es. “Puede haber un infectado, como en cualquier lugar, pero está claro que no se han transmitido ni se han producido focos”.
En un presente paralelo libre de covid-19 Woody Allen estaría ya en Donostia, pero la leyenda neoyorquina atenderá a la prensa por videoconferencia, circunstancia que se va a repetir a lo largo de los diez días del festival dadas las precauciones de los invitados, las recomendaciones de no viajar a España de algunos países, o las cuarentenas obligadas de otros como Reino Unido.
“El tema más complejo no son las medidas de seguridad. Puedes tener los aforos, las entradas y salidas organizadas, o las salas higienizadas, pero hay que conseguir que la gente cumpla las normas”, dice Rebordinos. “Es el tema que más me preocupa: la mayoría de la gente las respeta, pero si hay un grupo que no lo hace tienes un lío”.
El festival ha reducido el aforo en las salas entre un 30 y un 60%, y ha programado 159 pases y 64 películas menos que la edición anterior, además de suprimir la sede de Velódromo. Con todo, queda mucho cine y no poca presencia, aunque sea mayoritariamente española. En las últimas horas, Johnny Depp (como productor de Crock of Gold: A Few Rounds with Shane MacGowan) y Matt Dillon se suman a las visitas a Donostia
Gina Gherson y Elena Anaya sí presentaran Rifkin’s Festival, de producción española y ambientada íntegramente en el propio festival. Rebordinos reconoce que la cancelación del Festival de Cannes por la pandemia, “una noticia terrible para el cine”, ha permitido contar con películas que hubieran estado en el festival francés, entre ellas las dirigidas por François Ozon, Viggo Mortensen, Thomas Vinterberg, Naomi Kawase o Fernando Trueba, con su esperada El olvido que seremos.
Pero los meses de parón del sector audiovisual sí han afectado a la presencia de dos de las marcas de San Sebastián: hay menos cine español en sección oficial y menos cine latinoamericano. “Nos ha perjudicado porque ha detenido muchos rodajes y muchas películas que esperábamos no se han terminado”. Akelarre, de Pablo Agüero, y Courtoom 3H (Sala del Juzgado 3H), de Antonio Méndez Esparza, serán las dos películas de producción española en competirción por la Concha de Oro.
Series y películas, enésimo capítulo
Otra constante de los últimos años, la progresiva introducción de series en la programación, parece ganar peso. “No son tantas: hay tres series completas y la presentación de otras cuatro. En el caso de Antidisturbios (el policíaco de Rodrigo Sorogoyen) y We are who we are (de Luca Guadagnino) son series que se disfrutan más en cine”, añade Rebordinos.
Capítulo aparte para Patria, la serie basada en la premiada novela de Fernando Aramburu sobre las víctimas de ETA, que también sucede en San Sebastián y que viene precedida de la pequeña polémica de quienes han visto “equidistancia” entre atentados y torturas (entre ellos el propio Arambruru) en el cartel de la plataforma HBO.
“Es una polémica absurda. Entiendo que pueda gustar más o menos, pero lo que no tiene sentido es pedir la eliminación, el boicot o la censura porque no gusta”, opina. “Además estoy convencido de que las víctimas, y me consta porque algunas ya la han visto, van a salir reconfortadas”.
Las entradas puestas a la venta este fin de semana prácticamente están agotadas, lo que demuestra que San Sebastián sigue viviendo su festival. "Reivindicamos que el cine vaya en salas y que las películas que pasen por aquí se estrenen con éxito. Hay que apoyar entre todos a las salas de exhibición que ahora es la parte del sector cinematográfico más débil", opina. "El primer objetivo y el más importante de este año es que el festival sucediera. Ahora se trata de que las películas se proyecten en condiciones y que sea seguro. Con eso, consideraríamos un éxito el festival".