Johnny Depp: "Me río con Trump, es una comedia aterradora"
- El actor produce un documental sobre Shane MacGowan, el rebelde, alchólico y poeta líder de The Pogues
Gafas de sol, gorra, la eterna media melena, pequeña sonrisa y algo de desaliño. El carisma de Johnny Depp ha iluminado San Sebastián animando un festival ávido de presencias, aunque las medidas anticovid no permitan a los donostiarras acercarse al Hotel María Cristina o al Kursaal en busca de fotos.
Depp, una estrella que se niega a sí misma: “Lo más importante es que si te consideras una estrella de Hollywood estás muerto, es grotesco”, opina. ¿Un artista? Tampoco. “Cuando la gente me dice qué pienso como artista sobre algo es como si estuviera muerto en el agua. No puedo considerarme un artista en absoluto. Puedes tener un acercamiento artístico: hay que centrare en el viaje y no en el resultado”, resume como filosofía.
El actor produce el documental Crock of Gold: A Few Rounds with Shane MacGowan (dirigido por Julian Temple), que recorre los años de gloria y muchos, pero muchos excesos de Shane MacGowan (Pembury, 1957), líder de la mítica banda The Pogues.
MacGowan encaja en un patrón en la vida de Depp: artista maldito admirado por el actor que se convierte en su amigo. “Siempre me ha atraído lo que no es normal, pero, ¿qué es ser normal? ¿Marlon Brando, que fue mi hermano, padre y mentor estaba loco? ¿Keith Richards? ¿Hunter S. Thompson? Quizá sea verdad, puede que sea mejor así, puede que signifique ser libre”, se pregunta.
Depp: "MacGowan es uno de los grandes poetas de cualquier tiempo”
MacGowan, con 62 castigados años ahora, se bebió literalmente la vida. Era un adolescente irlandés nacionalista fanático del IRA en el enérgico Londres de finales de los 70, la capital del punk. En 1982 fundó The Pogues, la banda que unificó la rebeldía ciega del punk con el folk irlandés y que durante ocho años fue el gran símbolo de la música popular irlandesa en el mundo.
“Recuerdo la primera vez que oí The Pogues y la voz de Shane: con esa ira del punk y rock, pero con esas maravillosas melodías e instrumentos tradicionales”, rememora. “Esa mezcla de furia y melancolía es asombrosa”.
Depp, que también ha atravesado sus infiernos y excesos, afirma que MacGowan es uno de “los grandes poetas de cualquier tiempo” y que quería que el mundo “viera su legado”. “Es un tipo especial, verdaderamente único y original”.
En la rueda de prensa llega la inevitable pregunta sobre Trump. “Creo que estamos en un tiempo extraño, no es fácil formarse una opinión sobre la covid”, opina. “Disfruto la comedia como cualquiera: veo a Trump y me río, es buena comedia, una comedia aterradora. La gente está dividida en los EE.UU. Que le jodan a la política. Supongo que es capaz de ir al baño solo (Trump), tiene un sentido el humor alucinante”, hila como pequeño discurso.
¿Cómo conoció MacGowan a Depp? “Estaba en Dublín y mi desayuno, comida y cena eran una Guiness y café irlandés. Estaba con Gerry Conlon (uno de los ‘cuatro de Guilford’, encarcelados bajo falsa acusación de pertenencia al IRA) y me dijo que me iba a llevar al estudio a ver a MacGowan”, recuerda. “Estaba de pie, en una mano tenía una botella de whisky y el otra una guitarra acústica, como si tratase de elegir por qué lado caer al suelo, cosa que acabó sucediendo”.
Aunque es una celebración del talento de MacGowan y retrato de las consecuencias de todo tipo de sustancias, en realidad el documental no deja de ser viejos amigos que recuerdan entre risas juergas tremebundas. Depp se despide del Kursaal pidiendo ayuda: “¿Cómo se pronuncia? ¿Txa-co-lí? Estoy obsesionado con el txacolí”.