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Festival de San Sebastián

El Drogas: "Mi compromiso va a más, soy más punki que en los 80"

  • Un documental recorre 40 años de rock comprometido del exlíder de Barricada

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'El Drogas' lleva el rock a San Sebastián con un documental sobre su vida

A Enrique Villarreal -‘El Drogas’ de Barricada para varias generaciones- la pandemia le ha dejado herido: su madre falleció en una residencia, no de covid-19, pero lejos de su familia debido a los dolorosos protocolos. Pero no ha perdido un ápice de su espíritu rockero contestatario y reivindicativo, como el mensaje impreso en su camiseta que luce en San Sebastián : “2 lesbianas + 3 gais + 1 transexual + 4 bisexuales + 15 heterosexuales = Mi clase”.

El músico acompaña el estreno de El Drogas, documental dirigido por Natxo Leuza sobre la indivisible vida y obra de una figura fundamental del rock español de los últimos 40 años. “Esto del cine es nuevo para mí, estoy ilusionado como un crío con zapatos nuevos, pero me gusta este follón”, dice horas antes de entrar a la sala de proyección.

Considera que vivir de la música es un lujo de pocos como él y se muestra preocupado por un sector con horizonte oscuro en pandemia. “Se está viviendo un auténtico desastre y personalmente no veo una solución rápida, por lo menos la temporada que viene”, lamenta.

Sigue siendo el ‘joven’ airado de la Txantrea, su barrio de Pamplona, donde en los años 70 se levantaban barricadas entre la policía y trabajadores que reivindicaban convenios laborales dignos. ¿Evoluciona el compromiso con la edad? “Sí, el compromiso evoluciona y va a más. Tengo la cresta más encrespada que en el los 80”, dice tajante. “Y no tengo ningún interés en edulcorar lo que digo. Soy más punki y creo que habría que sacar la mano a pasear y liarse a tortazos con bastante gente”, dice de manera retórica.

A los 61, años, es un dandy rockero con gafas redondas tintadas, pañuelo en la cabeza y pantalones coloridos. “Llegó un momento en el que mi vida era absolutamente aburrida porque todo giraba sobre si la droga del día anterior tenía más calidad o no. Me apartaba de otros objetivos que me parecían más interesantes”.

El festival pivota estos días sobre las adicciones tras el documental sobre el excesivo Shane MacGowan y Druk la película de Thomas Vinterberg sobre un profesor alcohólico. ¿Cuál es la relación de las sustancias con la creación? “De alguna manera te altera la conciencia y tiene que ver y es una herramienta ‘positiva’ cuando lo haces de manera solitaria. Otra cosa es el exceso”.

El documental muestra la efervescencia de la escena vasca de los 80, su éxito en Madrid, su renuncia a abandonar Pamplona, cómo las giras infinitas de Barricada le hicieron pagar cierta ausencia como padre, o la patada en el culo con la que le expulsaron de su propia banda.

“Tengo el piso pagado, cosa que lamentablemente mucha gente no puede ni podrá decir nunca”, resume sin poder evitar una nueva denuncia: “Muchos medios de comunicación ponen el foco en los okupas preparando lo que va a pasar con los desahucios”.

Temas como “Okupación”, pero también “La tierra está sorda” (sobre la memoria histórica) u “Obsesión” (sobre la violencia machista) parecen de plena actualidad, aunque considera que no quiere repetir, artísticamente, el camino andado.

Lamenta, eso sí, que el rock sea cada vez más romo. “Parece que funciona cada vez más la autoncensura, que es la peor forma de censura. Y contra eso me rebelo: echo en falta en el mundillo del rock esa postura firme contra lo que se quiere imponer”.