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Bielorrusia

Los ministros de Exteriores de la UE acuerdan no reconocer a Lukashenko pero no logran aprobar sanciones

  • Consideran "falsificadas" las pasadas elecciones y condenan la represión a las protestas
  • Chipre se opone a penalizar a Bielorrusia, si no se hace lo mismo con Turquía

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El alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, en una rueda de prensa al término de un Consejo centrado principalmente en la crisis bielorrusa
El alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, en una rueda de prensa al término de un Consejo centrado principalmente en la crisis bielorrusa

Los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) han acordado no reconocer la legitimidad democrática del presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, tras unas "elecciones falsificadas". No obstante, no han logrado adoptar sanciones contra su régimen debido al veto de Chipre.

"Los ministros enviaron una fuerte señal: no reconocemos la legitimidad de Lukashenko (...) Consideramos estas elecciones falsificadas", ha aseverado el alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, en una rueda de prensa al término de un Consejo centrado principalmente en la crisis bielorrusa.

Borrell: "Consideramos estas elecciones falsificadas"

Antes del Consejo, los ministros recibieron a la líder de la oposición bielorrusa en el exilio, Svetlana Tijanóvskaya, y han expresado su apoyo a las aspiraciones democráticas de la ciudadanía bielorrusa, para que puedan participar en unas elecciones libres y justas.

Lukashenko ganó el pasado 9 de agosto las elecciones presidenciales con un 80,1 % de los votos y asumió un sexto mandato, en unos comicios no reconocidos por fraudulentos por la oposición y buena parte de la comunidad internacional.

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Según Borrell, el Consejo Europeo ha quedado impresionado por la represión observada en el país contra manifestantes, "algo que no hemos visto en años". Sin embargo, ha afirmado que la UE no tiene "una agenda oculta" ni busca "interferir en los asuntos internos del país", sino apoyar a los ciudadanos y el inicio de un "diálogo que ayude a resolver la crisis".

Por ello, ha pedido a los socios de Bielorrusia que no interfieran en asuntos internos. "Corresponde a su pueblo decidir", ha afirmado.

Chipre pide sancionar también a Turquía

El veto de Chipre ha impedido la aprobación de sanciones al régimen de Lukashenko. El país considera que "al mismo tiempo, hay que sancionar a Turquía" por las prospecciones de hidrocarburos que lleva a cabo en aguas de su zona económica exclusiva, según ha informado Josep Borrell.

El jefe de la diplomacia comunitaria ha recordado que en una reunión informal en Berlín a finales de agosto, los ministros dijeron que considerarían sanciones contra Ankara si no cambiaba su comportamiento, pero ha explicado que, al mismo tiempo, hay negociaciones diplomáticas en curso y "muchos países consideran que hay que esperar al Consejo Europeo para abordarlo", en referencia a la cumbre del jueves y viernes en Bruselas.

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La situación de Lukashenko es "muy parecida" a la de Maduro

En su comparecencia, Borrell ha señalado que la situación de Lukashenko es "muy parecida" a la del presidente venezolano, Nicolás Maduro, ya que la UE no reconoce la "legitimidad democrática" de ninguno de los dos.

"No consideramos que las elecciones hayan sido válidas", ha apuntado el alto representante y ha añadido: "No quiere decir que no reconozcamos la realidad".

Borrell: "No consideramos que las elecciones hayan sido válidas"

"La realidad es que el señor Lukashenko en Bielorrusia y el señor Maduro en Venezuela tienen el control del Gobierno, la Administración y el territorio", ha afirmado, por lo que considera importante seguir trabajando con ellos y no retirar las embajadas, aunque las relaciones se vean "degradadas".

Borrell ha confiado en que en el próximo Consejo de Exteriores se pueda lograr la unanimidad necesaria para aprobar las sanciones contra Bielorrusia, algo que ha asegurado que "se está convirtiendo en un compromiso personal" porque, en su opinión, la credibilidad de la Política Exterior de la UE "está en juego".