Un estudio de la desescalada en nueve países subraya los problemas de España: el rastreo y la apertura de fronteras
- El análisis, publicado en la revista The Lancet, apunta también a la falta de estrategia clara y decisiones transparentes
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Un estudio que repasa las diferentes estrategias para relajar los confinamientos contra el coronavirus subraya las dificultades que ha tenido España para implantar un adecuado sistema de rastreo, así como la temprana apertura de las fronteras sin la exigencia de cuarentena y la falta de criterios claros en las decisiones sanitarias, entre los aspectos que han vuelto a debilitar la situación frente a la epidemia del país, que encabeza las cifras de contagios de la segunda oleada en Europa.
“España, Alemania y el Reino Unido ofrecen un recordatorio de la enorme capacidad [del virus] para resurgir si no se adoptan amplias precauciones“
"Como muestra la experiencia de Nueva Zelanda, el levantamiento de las restricciones debe manejarse con gran cuidado y continua vigilancia, mientras que, en este momento, España, Alemania y el Reino Unido ofrecen un recordatorio de la enorme capacidad [del virus] para resurgir si no se adoptan amplias precauciones", señalan los autores en las conclusiones del trabajo, publicado en la revista científica The Lancet.
El estudio examina la desescalada a partir de cinco aspectos -seguimiento de la situación epidemiológica, implicación de la sociedad, capacidad del sistema salud pública, capacidad del sistema sanitario y control de fronteras- en nueve países, cinco de la región Asia-Pacifico (Nueva Zelanda, Japón, Corea del Sur, Singapur y la región autónoma china de Hong Kong) y cuatro europeos (Alemania, Reino Unido, Noruega y España), con el fin de abarcar una amplia variedad de situaciones previas y de respuestas a la COVID-19.
A la luz de ese análisis, los autores recomiendan trazar un plan "claro y transparente" para levantar las restricciones, esperar hasta disponer de "sistemas robustos" para vigilar la situación epidemiológica, mantener el uso de mascarillas y otras medidas de distancia social y, sobre todo, establecer "un sistema efectivo" de rastreo, realización de pruebas y aislamiento de infectados.
El único país que no ha impuesto una cuarentena
España sale bien parada en el apartado de implicación de la sociedad, por la amplia implantación de medidas como la distancia social y, sobre todo, el uso de mascarillas: "Durante los últimos cinco meses, Alemania y España han obligado a cubrirse la cara donde la distancia social no era posible, como en el transporte público o en los comercios". Sin embargo, muestra debilidades en el resto de aspectos analizados.
El más evidente es el de el rastreo y control de los contagios, que los autores consideran esencial para avanzar en la desescalada sin correr riesgos: "Un país no debería abrirse hasta que tenga establecido un sistema de vigilancia de elevada calidad y confirme que la infecciones se eliminan. Desafortunadamente, como se ve en varios países, este principio se ha obviado a menudo".
Casos diariosMuertes diarias
Así, las capacidades de rastreo han sido muy variables: "Algunos territorios de Asia, como Corea del Sur y Hong Kong, tuvieron sistemas que funcionaron bien al principio de la pandemia y países como Alemania fueron capaces de desplegar recursos, mientras otros, como Reino Unido y España, han tenido problemas", señala el estudio.
Sin ser tan explícito, el estudio también apunta a la temprana apertura de fronteras como uno de los factores que ha influido en el repunte de la epidemia: España, un país en el que el turismo es uno de los pilares de la economía, reabrió sus fronteras al resto de países de la Unión Europea el 1 de julio y es el único de los nueve analizados que no exige ningún tipo de cuarentena a quienes lleguen desde el extranjero.
Ausencia de una estrategia clara
En cuanto a la capacidad del sistema sanitario, el estudio señala la ventaja de los países que invirtieron en sanidad antes de la epidemia, como Alemania, que disponía de 34 camas equipadas para cuidados intensivos por cada 100.000 habitantes, por las 9,7 de España o las 5,2 de Japón. Una situación de partida que, en otros países, ha lastrado la lucha contra el coronavirus.
En España, "la capacidad de las unidades de cuidados intensivos estuvieron sobrepasadas en muchos hospitales a finales de marzo y abril", recuerda el informe, que también señala que más del 10 % de los profesionales sanitarios han resultado infectados, en buena parte por la falta de equipos de protección: "La plantilla de sanitarios se ha reducido por las altas tasas de infección".
“Los políticos, basándose en el asesoramiento de expertos, deciden cuándo y qué restricciones relajar, pero sin criterios explícitos y públicos“
Por último, el estudio también recoge la falta de claridad en la estrategia de la desescalada: "España publicó un panel de indicadores, que incluía parámetros epidemiológicos, sociales, económicos y de movilidad, aunque sin ningún peso explícito en el proceso de decisión", aseguran los autores, que señalan que es un problema compartido por varios países: "En Singapur, Noruega, España y Reino Unido, los políticos, basándose en el asesoramiento de expertos, deciden cuándo y qué restricciones relajar, pero sin criterio explícitos y públicos".
En cualquier caso, los autores señalan que aún no es tarde para mejorar: "Nuestra revisión de las experiencias internacionales identifica lecciones que los gobiernos pueden aprender a partir de los éxitos y los fracasos de otros", señala, según recoge Efe, la directora del estudio y experta en salud pública Helena Legido-Quigley, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, que estaba entre los firmantes de la carta, también publicada en The Lancet, en la que se reclamaba al Goberno de España una evalución de la gestión de la epidemia. "No estamos aconsejando que los países repliquen exactamente las mismas medidas que otros, pero todavía no es demasiado tarde para que los gobiernos tomen en consideración soluciones novedosas que han desarrollado otros países".