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Dimite el primer ministro designado de Líbano tras fracasar sus intentos para la formación de un nuevo gobierno

  • El bloqueo de los grupos chiíes, leales a Irán, imposibilitan un nuevo gobierno con tecnócratas y especialistas
  • No prospera la propuesta del presidente Michel Aoun de eliminar las cuotas de poder entre las 18 comunidades religiosas

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El primer ministro designado del Líbano, Mustafá Adib, comunica su renuncia
El primer ministro designado del Líbano, Mustafá Adib, comunica su renuncia

El primer ministro designado del Líbano, Mustafá Adib, ha renunciado este sábado al cargo y, con ello, a la misión que le había sido encomendada: formar un nuevo Gobierno de coalición en medio de una grave crisis, marcada por la explosión en el puerto de Beirut que el pasado 4 de agosto causó cerca de 200 muertos.

La oficina de la Presidencia libanesa informó a través de la red social Twitter de que Adib trasladó al presidente Michel Aoun su decisión de renunciar a continuar en la misión de conformar el Gobierno, menos de un mes después de haber sido propuesto.

Desde que fue designado el pasado 31 de agosto con el apoyo de prácticamente todos los bloques parlamentarios del Líbano, Adib ha tratado de formar un Gobierno con el que encarar la peor crisis del país en sus cien años de historia, y el que la pobreza afecta a más del 45 % de la población.

Causas anunciadas de un fracaso

El pasado 21 de septiembre, Adib advertía de que el retraso en la formación de Gobierno agudizaba la crisis del país y señalaba el bloqueo de los grupos chiíes a facilitar un gabinete sin cuotas tradicionales de poder. Adib indicaba en una amplia exposición, en la red social Twitter, que "cualquier retraso adicional agrava la crisis y la profundiza, y lleva a la gente a más pobreza y al Estado a más incompetencia".

"La colaboración de todas las partes para facilitar la formación de un gobierno con un programa específico, que anteriormente las partes prometieron apoyar, formado por especialistas capaces de iniciar el trabajo para sacar al país de las crisis y hacer que el ciudadano recupere la confianza en su patria e instituciones", añadía el nuevo primer ministro.

Adib pretendía que los ministerios en el nuevo gabinete rotasen ,en lugar de mantener el reparto por cuotas con el que se maneja el sistema sectario del país. Esto abría el camino a que el puesto de ministro de Finanzas, clave en la grave crisis económica libanesa, fuese ocupado por un miembro de otro partido diferente al grupo chií Amal, principal aliado de Hizbulá.

El escollo de un sistema político basado en privilegios sectarios

Pese a no haber un acuerdo escrito en este sentido, el ministro de Finanzas viene siendo designado por el grupo chií Amall desde el final de la guerra civil libanesa, en 1990, cuando se acordó que los asientos en el Parlamento serían repartidos por cuotas sectarias que deben corresponder a las 18 comunidades religiosas reconocidas en el Líbano.

La demanda para elegir al ministro de Finanzas ha estado en el centro del enfrentamiento para la formación del nuevo gobierno sin que el grupo chií se negase a ceder. El mismo 21 de septiembre, el presidente libanés, Michel Aoun, proponía eliminar las cuotas sectarias para los ministerios y acusaba directamente a los grupos chiíes Amal y Hizbulá de obstaculizar la constitución del Gobierno.

Sin embargo, tanto Amal como Hizbulá aceptaron la iniciativa del presidente francés, Emmanuel Macron que, el pasado 1 de septiembre, anunció en Beirut que los partidos libaneses se habían comprometido a formar un gabinete "en no menos de quince días", un plazo que expiró sin conseguirlo.

Nueva prórroga a la crisis libanesa

A pesar de la presión francesa, en especial sobre los líderes chiítas del Líbano, Amal y Hezbollah, proiraníes fuertemente armados, para que se unan y así hacer frente a la peor crisis desde la guerra civil de 1975-1990, la situación sigue en punto muerto con un único progreso: un nuevo agravamiento de la situación del Líbano.

Adib, musulmán sunita, mantuvo varias reuniones con los líderes chiítas pero no logró llegar a un acuerdo por el temor de estos a ser marginados mientras el primer ministro buscaba reorganizar los nombramientos en los ministerios, algunos de los cuales han sido controlado por la misma facción durante años.

Tampoco ayudaron las propuestas del presidente libanés, el cristiano Michel Aoun, a favor de un cambio radical: "Abolir la distribución sectaria para los Ministerios (...) y no asignarlos a ninguna comunidad (religiosa) específica para que sea abierta a todos y no a las sectas". Una vía tan audaz como desesperada que anunció contundente en rueda de prensa, advirtiendo que "si el Gobierno no se forma, iremos al infierno".

La fragilidad política y económica de Líbano

También Mustafá Adib, anteriormente embajador en Berlín, pretendía superar el férreo reparto de poder entre musulmanes y cristianos para formar un gobierno de técnicos y especialistas que tome las riendas de un Líbano aplastado por una montaña de deudas, los bancos paralizados y la moneda en caída libre, con una pérdida de más de 200% de su valor.

Líbano sufre graves carencias en materia tanto de alimentación como de producción de electricidad o tratamiento de basuras. Su fragilidad política y económica se ha visto desbordada por la guerra en la vecina Siria. Además de la explosión de agosto y de varios atentados tanto en Beirut, la capital, como en otras regiones del país, ha tenido que acoger a más de millón y medio de refugiados sirios.

La crisis se ha amplificado con las medidas para contener la propagación de la epidemia, con el parón de la economía y el cierre de comercios y lugares de ocio. Las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre un paquete de rescate para el país están estancadas. Reiniciar esas negociaciones era la primera tarea del nuevo gabinete que sigue sin ver la luz.