Las Comendadoras de Santiago en Toledo lanzan un S.O.S.
- El convento apenas sobrevive con nueve niños en su guardería y vendiendo muy pocos dulces por la pandemia
La orden de las Comendadoras de Santiago tiene más de 800 años de vida. En Toledo su convento data de mediados del siglo XIV. Aunque por su dilatada historia conoce unas cuantas pandemias, esta del coronavirus del tercer milenio se ha mezclado con el capitalismo avanzado para poner en peligro su supervivencia como comunidad.
La guardería y la venta de dulces artesanos son sus dos fuentes financiación. Las monjas llegaron a tener hace una década más de 80 niños a su cargo. El hecho de que los colegios religiosos del casco histórico de Toledo ampliaran sus servicios al de Escuela Infantil hizo reducir el número de alumnos de las Comendadoras a una treintena el curso pasado. Ahora la crisis sanitaria los ha dejado en nueve y no les salen los números.
El convento tiene que pagar cerca de cuatro mil euros a la Seguridad Social por sus monjas cuidadoras y apenas ingresan mil. Gracias a unos ahorros han podido hacer frente a su deuda con la administración, pero ya vuelven a estar en números rojos.
En el convento son 22 monjas, con mayoría absoluta de la India
El de las Comendadoras de Santiago es de los pocos conventos de Toledo que mantiene toda su ocupación de monjas. "Gracias a Dios –nos dice Sor Lucía, su madre superiora- no nos faltan las vocaciones”. Una llamada que se ha escuchado con especial nitidez en la India, ya que, de las veintidós hermanas del convento, dieciséis son de allí, tres de la República Dominicana y otra tres españolas.
Para mantenerse, la comunidad se dedica tradicionalmente también a la venta de dulces artesanos. Tartas de Santiago, en honor a su santo patrón, magdalenas o galletas de mantequilla son algunos de los dulces que ofrecen estas hermanas a precios que oscilan entre los cinco y dieciséis euros.
El coronavirus amargó la venta de dulces artesanos
El confinamiento impidió cualquier venta al exterior de los dulces por razones obvias. Además, al tratarse de productos perecederos, dejaron de producirlos pensando en tiempos mejores.
Fue entonces cuando un señor de Toledo (cuya identidad no han querido desvelar las monjas, ni el propio protagonista) se dedicó en una segunda fase a distribuirlos y creó una página de Facebook para pedir ayuda ciudadana ante las dificultades económicas del convento. Pero el "ángel de la guarda" de las Comendadoras de Toledo encontró un trabajo y ahora recuperan los hábitos de la vieja normalidad en esta nueva de la COVID. Vuelven a vender los dulces en la propia sede del convento, en el número 6 del cobertizo de Santo Domingo el Real, y por mensajería en el resto de España, para pedidos vía web.
S.O.S. de las Comendadoras de Santiago en Toledo por la red
Además, de la citada página de Facebook creada ad hoc, las Comendadoras de Santiago de Toledo se encomiendan a la ayuda de la gente a través de su propia página web: comendadorastoledo.org.
Dicen que no es limosna, que quieren vivir de su trabajo. De hecho, afirman que no han pedido ayuda alguna a la Catedral Primada de Toledo. Tampoco el Arzobispado se la ha ofrecido. Prefieren ganarse el pan reconquistando el cielo del paladar de los consumidores. Un pan endurecido por la pandemia.