La jefa de prensa de la Casa Blanca da positivo por COVID-19
- El anuncio llega cuatro días después de confirmarse el contagio en el presidente de Estados Unidos, Donald Trump
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La jefa de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, ha anunciado este lunes que ha dado positivo por COVID-19, cuatro días después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, y la primera dama, Melania Trump, confirmaran que se habían contagiado.
"Tras dar negativo constantemente en los tests, incluido cada día desde el jueves, este lunes he dado positivo por COVID-19, aunque no experimento ningún síntoma", ha escrito la portavoz McEnany en un comunicado publicado en su cuenta de Twitter.
En su manifiesto en Twitter, la portavoz defendió que continuó trabajando pese al positivo de Donald Trump porque es una "trabajadora esencial". Horas después varios medios estadounidenses se han hecho eco del posible contagio de otros dos miembros del staff de prensa presidencial: Chad Gilmartin y Karoline Leavitt.
La jefa de prensa ha hecho este anuncio después de que el pasado domingo diera una rueda de prensa en la Casa Blanca con la asistencia de algunos periodistas sin mascarilla. Por el momento, la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca -WHCA, por sus siglas en inglés-, que ha deseado la pronta recuperación de McEnany, ha confirmado el positivo de tres reporteros en los últimos días, aunque no se descarta que se notifiquen más en las próximas horas.
Hasta 12 personas han confirmado haber contraído la enfermedad
McEnany es uno de los nuevos contagios entre las distintas personalidades de la política estadounidense que se han ido conociendo en las últimas horas. Así, muchos apuntan a que el 26 de septiembre fue una fecha que marcó un antes y un después: la ceremonia para la proposición de Amy Coney Barrett como jueza dentro del Tribunal Supremo.
Según han confirmado distintos medios de comunicación se hicieron test serológicos a la entrada del evento, pero se desconoce con exactitud cuántas personas han dado positivo. Hasta un total de 12 -incluido personal de la Casa Blanca y del partido republicano- conocidos del presidente Trump han confirmado tener la enfermedad. Entre ellos destacan su mujer, Melania Trump, Hope Hicks -una de las asesoras más cercanas al presidente, con la que viajó en el Air Force One recientemente-, o Nicholas Luna -uno de sus guardaespaldas-.
Este evento se ha convertido en una muestra en directo de cómo se rastrea un brote de COVID-19. Por otro lado, se ha evidenciado que los test no son siempre una prueba válida y que son necesarios criterios comunes para los mandatarios, ya que no muchos han decidido ponerse en cuarentena para frenar la cadena de contagios. De hecho, un demócrata que asistió a la proposición Barrett asegura que se animaba a los asistentes a desprenderse de las mascarillas.
Un nuevo contratiempo en medio de una campaña electoral decisiva
Este acontecimiento, apenas a un mes de la celebración de las elecciones presidenciales, ha estado lleno de contradicciones informativas sobre el estado de salud del presidente norteamericano. Su equipo ha tratado de despejar las dudas sobre el mismo y el último acto tuvo lugar hace apenas unas horas, cuando el mandatario abandonó el hospital al que tuvo que ser desplazado para mostrar su agradecimiento a las cientos de personas que acamparon cerca de la instalación para mostrar su apoyo.