España, líder en el ránking de exceso de mortalidad de los países industrializados durante la primera ola de la pandemia
- Se ha registrado un exceso de 206.000 fallecimientos entre los 21 territorios analizados, un 18 % más de lo estimado
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España lidera un listado de 21 países industrializados donde se han registrado más muertes adicionales por cualquier causa entre mediados de febrero y mayo de 2020. La investigación, publicada en Nature Medicine y encabezada por el experto Majid Ezzati, revela que el país tuvo de media 98 decesos por cada 100.000 habitantes, un 38 % más de lo esperado antes del estallido de la COVID-19, seguido de cerca por Inglaterra y Gales, con un 37 %.
Para la realización de este estudio se tomaron como referencia naciones con más de cuatro millones de habitantes y que facilitaran datos semanales sobre excesos de mortalidad entre 2010 y 2020. Junto a Australia y Nueva Zelanda, completan la lista 19 países europeos: Austria, Bélgica, Bulgaria, la República Checa, Dinamarca, Inglaterra y Gales, Finlandia, Francia, Hungría, Italia, Países Bajos, Noruega, Polonia, Portugal, Escocia -con competencias al margen del Reino Unido-, Eslovaquia, España, Suecia y Suiza.
En total, se registraron 206.000 fallecimientos, un 18 % más de lo estimado, con mayor incidencia entre hombres que entre mujeres -cerca de 105.800 y 100.000 respectivamente-. Los varones italianos fueron el primer grupo poblacional en experimentar un aumento en la mortalidad durante la primera semana de marzo. Poco después le siguieron las mujeres en ese mismo país y los hombres en España durante los siete días siguientes.
Confinamientos tardíos y rastreo de contagios ineficaz en algunos países
Mientras que España, Inglaterra y Gales, Bélgica, Italia y Escocia concentran una mayor tasa de mortalidad, otros como Bulgaria, Nueva Zelanda, República Checa o Finlandia "experimentaron cambios en mortalidad que fueron desde pequeños retrocesos a incrementos de un 5 % o menos", según la investigación. En países cercanos como Portugal o Francia los niveles son "bajo" y "medio", respectivamente.
No obstante, si bien la pandemia se ha cobrado ya más de un millón de muertes en todo el mundo, su efecto en cada país debe medirse también según la cifra adicional de decesos por otras causas. En sus conclusiones, el texto revela que "no estamos en una posición en la que podamos dar una explicación uniforme en cuanto a las diferencias observadas entre los distintos países". Es por ello que Ezzati, presidente de Salud medioambiental global de la Escuela de Salud Pública del Imperial College London, revelaba en declaraciones a Efe que el impacto del virus en la mortalidad "es compleja", y pueden incidir una serie de factores.
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Por ejemplo, las diferencias en cuanto a la población, la respuesta a la expansión de la enfermedad y la preparación del sistema sanitario -mayor número de profesionales en Atención Primaria, rastreadores, etc.- son elementos que han influido a la hora de registrar una mortalidad más severa o más reducida, tal y como han denunciado en España numerosos sectores médicos. En ese sentido, un grupo de científicos exige desde agosto una "investigación independiente" para evaluar la gestión de la pandemia.
Según Majid Ezzati, los países más preparados "pudieron permitirse un confinamiento más corto o menos severo". Sin embargo, otros como Italia, España, los Países Bajos, Francia y el Reino Unido "introdujeron medidas de confinamiento solo cuando el número de casos y muertes había alcanzado tales niveles que la epidemia continuó durante semanas", ha destacado el experto.
Además, el comportamiento de los territorios a la hora de realizar pruebas para rastrear los contagios, seguir los brotes y aislar los positivos también ha sido clave. Austria, Dinamarca o Noruega contaban desde el inicio de la crisis epidemiológica con efectivos sistemas de control, pero otros como el Reino Unido, España o Francia "continúan sin tener un mecanismo capaz de responder a la naturaleza dinámica, geográfica y social de la epidemia". Los países del primer grupo han contado con laboratorios e infraestructuras públicas que les han permitido escalar el número de test realizados en función de la evolución de la enfermedad.
La larga esperanza de vida en España puede estar detrás de la alta mortalidad
En el caso de España, Ezzati ha reconocido que es "excepcional" porque, por una parte, sufre duros efectos de la pandemia, pero por otra, tiene una población con larga expectativa de vida. La razón de su alto número de muertes adicionales puede deberse a "una combinación de comportamientos generales de salud y su sistema sanitario y de atención social". Además, la edad longeva de las personas en España "es un factor que puede incrementar la mortalidad".
Para paliar en la medida de lo posible que en los próximos meses el país continúe liderando el ránking, el experto recomienda construir "canales de atención integrados" que permitan atender también a los ciudadanos con enfermedades crónicas y otras patologías, unos pacientes que han tenido que ver sus operaciones reprogramadas ante la expansión de la enfermedad. Ello podría requerir "redistribuir o aumentar la inversión en los servicios de sanidad y atención social", especialmente si ha habido una financiación previa insuficiente.